Enmascarada.

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BARBIE. 

Ken parece aún más perdido que antes. Su actitud es determinada, sin duda, pero algo en él se siente diferente. Lo llamo varias veces, pero parece no escucharme. Empiezo a asustarme. ¿Es él la persona de la que estaban hablando Ryan y Raquelle anoche? Tal vez sea una idea extraña, pero no del todo. Hay cosas que no entiendo y, hasta que no lo haga, no me atrevo a revolver más su mente.

¿No es extraño que haya querido hablar con Ryan?  Tal vez las cosas mejoraron entre ellos despues de su practica, ya luego me lo contara.El camino al templete es pantanoso mientras las flores blancas se pegan mas entre ellas por las gotas de rocio.

—Ken —llamo.

Al parecer, el hombre que camina a mi lado ya no se identifica con ese nombre. No hay respuesta.

—Kenneth Carson —grito con mi voz más grave cerca de su oreja.

Ken chilla.

—¡Me asustas! Sonaste como mi papá —dice, cubriéndose la oreja.

—Eh... ¿gracias? Te estoy llamando hace rato, ¿en qué planeta estás? —reclamo.

—Perdón... no sé en qué estoy pensando.

Eso es prácticamente imposible, ya luego me lo contará.

—Ken, creo que la directora ha estado engañándonos —confieso.

—No es nada nuevo... —comenta con la mirada perdida.

—¿Qué? ¿Tú lo sabías? —repliego.

—¿Qué?

—Ken, ¿en serio qué pasa? Está bien si no quieres contarme, pero esto es importante. Creo que también te interesará saberlo, y eres la primera persona a la que se lo cuento —alego.

Ken asiente.

—La directora no envió mi carta —aseguro.

Ken no parece sorprendido.

—¿Lo sabías?

—No precisamente, pero sé que la directora no es honesta.

—¿Cómo lo supiste? —pregunto.

Su cara demuestra que no quiere decírmelo. No insistiré, pero quiero saberlo.

—Yo... descubrí que ella ha estado reteniendo mis cartas también, hace poco —confiesa.

—¿Cuándo?

—El día que llegaste. Llegué tarde porque estaba tratando de salir de su oficina sin que me vieran —confiesa.

Ahora tiene sentido que Ken no hubiera enviado carta esta vez.

—¿Desde cuándo crees que lo haga? —pregunto.

—No estoy seguro, podría ser desde hace mucho tiempo. No quiero pensar en eso —responde.

—Ken, creo que algo malo está sucediendo en este lugar. No creo ser la única que lo nota, ¿no lo has sentido?

—Ciertamente suceden cosas extrañas últimamente. Los días de tormenta son muy inusuales por aquí. Cuando llueve... suceden cosas malas, la actitud de la directora y...

—¡Las campanas! —decimos al unísono.

—Llevo muchos años en este instituto y jamás he visto un campanario. Supuse que era una alarma la primera vez que la escuché, pero ciertamente suena en momentos aleatorios —explica.

Estoy de acuerdo. Las campanas no parecen tener sentido. Suenan a horas aleatorias, y en su mayoría en mitad de la noche, pero no a una hora determinada, tampoco todos los días. Y algo en ellas me da escalofríos, es como una alarma en mi cabeza.

Destino EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora