Capítulo 19

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La app mostraba una granada, miro mi vientre un momento y vuelvo la mirada a la pantalla.

— Creo que me gustas más como manzanita que como granada.

Tengo una aplicación en el teléfono que me da consejos y me permite monitorear mis síntomas durante el embarazo. Lo que más me encanta es que semana a semana va asociando el tamaño del bebé a una fruta o verdura, y si bien "la manzana" pasó hace un par de semanas, me gustaba como sonaba "manzanita". Llámenme loca pero probablemente me quedaría con ese apodo hasta que el fruto de comparación me gustara.

— Granadita... granada... granadilla – divago en cómo podría sonar lindo mientras frunzo el ceño – nop, lo detesto – llevo la mano a mi abultado abdomen donde doy palmaditas suaves – seguimos quedándonos con manzanita, corazón.

— ¿Otra semana más? – me sobresalto al escuchar la voz de Max que no sé en qué momento ha entrado, suelta una carcajada – perdón, pensé que había hecho suficiente ruido al subir la escalera, ten – me ofrece un cuenco con crema catalana, el cual recibo gustosa. Quien me viera... normalmente yo detestaba la crema catalana, y ahora no podía dejar de comerlo. Démosle las gracias por eso a granadita... no, suena horrible.

— Gracias – comienzo a zamparme el contenido del cuenco y mi amigo eleva las cejas - ¿Qué? – puede que suene más desagradable de lo que quisiera.

— ¿Ya pensaste en la invitación a la boda? – no me mira, pero sé que está atento a mi respuesta, suelto un resoplido.

— No quiero pensarlo.

— Es este viernes Kay, es decir, pasado mañana – detesto cuando Max tiene razón – si aceptas, debes ir buscando qué ponerte.

— Es porque ahora estoy como una vaca ¿verdad? – mis ojos se llenan de lágrimas. Malditas hormonas. Comienzo a hacer pucheros porque realmente siento mucha tristeza. Lo veo pasarse las manos por el rostro abatido.

— Joder, Kay... No dije eso...

— Ya.

— Mierda, yo no... - veo la frustración en su expresión y me pone más triste estar tan sensible. ¿Eso si quiera tiene sentido? Diablos, aquí vienen las lágrimas – Kay, no quise decir eso.

Mis lágrimas ya han caído porque no he podido evitarlo. Max me mira con culpa y no puedo frenar el sentirme culpable yo también, por sacar todo de sus dimensiones. Busco una caja de pañuelos intentando calmar el llanto y respiro hondo antes de continuar.

— Está bien Max, lo sé – aun sigo con los ojos húmedos, haciendo un puchero – estoy más sensible de lo habitual. No lo tomes personal – mi amigo suspira sonoramente, no puedo evitar rodar los ojos.

— Bien, no tocaré el tema de nuevo.

Se queda en silencio y toma su teléfono prestándole toda su atención. Mi mente baraja las posibilidades, no sé si aceptar la invitación de Sofi, pero al mismo tiempo quiero hacerlo a ver si Alex aún persiste en su afán de solucionar las cosas.

No niego que el bichito de no querer verle ni en pintura sigue reinando en mi interior, pero la conversación con su cuñada y con mi hermana me han hecho dudar un poco. Quiero creer que si insisten en que debemos hablar es por algo.

Estoy segura de que no quiero ceder de inmediato, pero estoy cansada de las peleas, de los malentendidos, de toda esta relación de mierda que nos traemos.

La sensación de aleteo en mi vientre es apenas perceptible, pero lo percibo como una respuesta de su parte. No le he dicho a nadie que he comenzado a sentir a mi bebé, siento que es algo muy mío todavía, sin embargo, es la señal que necesito en este momento asique me pongo de pie de un salto asustando a Max.

Déjame quererte - Álex MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora