Capítulo 17

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Por todo lo bien que iban las cosas el último tiempo, las aguas calmas no iban a durar mucho, menos si consideramos que hablábamos de Alex y de mí. Esta vez ocurrió al día siguiente de su llegada de Alemania, y dos días antes de partir rumbo a Assen para el último gran premio antes del parón de verano.

El martes Alex tenía algunas cosas que hacer en la ciudad, asique nos habíamos venido juntos desde Cervera por la mañana, aprovechando que anoche fue a verme a casa y pasamos la noche juntos. Y si se lo preguntan, si, efectivamente cumplió con su promesa del segundo round... seguido de un tercero. No me quejo en lo absoluto.

Antes de bajar del auto hemos quedado en que me pasaría a buscar a mi salida a las 14:00 hrs, para que no tuviera que volver sola a casa, y como yo no era ni tonta ni perezosa, acepté de buena gana sin queja alguna.

La mañana pasó rápida y si bien tenía mis clases del máster, para las 13:00 hrs ya me encontraba desocupada, por lo que aproveché mi buena racha de tiempo y me fui a mi cafetería favorita en el campus.

Un chocolate caliente y unas galletitas de vainilla después, me encontraba sentada cómodamente en una de las tantas mesas del lugar. Tomé mi computadora para revisar unos informes que debía actualizar cuando el ruido de la puerta me hizo levantar la mirada. Veo al rubio dirigirse a la barra saludando a la mujer en la caja, quien acostumbraba nuestra presencia, por lo que no tardó en señalarme sonriente, haciendo que el inglés desviase la mirada en mi dirección. Le sonrío en respuesta pero su sonrisa no parece llegar a sus ojos, luce contrariado y eso me preocupa, me remuevo incómoda en mi lugar mientras él espera que le traigan su pedido.

-Hola sweetie - el acento marcado de Adam me saca de mis pensamientos cuando se sienta frente a mi - ¿cómo van?

-Hola rubio, estamos bien - llevo mi mano a mi vientre y el inglés sonríe. Esta vez sí que se nota sincero por lo que no sé si preguntar o no - ¿Tú? ¿Todo en orden?

-En realidad no - pasa una mano por su pelo rubio desordenándolo en el proceso. Frunzo el ceño porque parece realmente agotado. Mi mano se dirige a la suya sobre la mesa.

-¿Quieres hablar de ello? - no soy la mejor dando consejos, pero sé que a veces solo necesitamos ser escuchados.

-Mi padre tiene cáncer - su mano deja la mía para pasarla de nuevo por su rostro, como intentando quitarse la desazón que le provoca comunicar la noticia. Ahogo un respiro impactada por lo delicado de la situación - estoy... - se aclara la garganta intentando volver su voz a la normalidad - aún estoy procesándolo.

-Joder - trato de ordenar mis ideas antes de soltar alguna estupidez. No sé cómo consolar a la gente en este tipo de situaciones y se siente como la mierda - ¿Quieres... quieres hablar de ello? ¿o prefieres ignorarlo?

Toma un sorbo a su vaso y vuelve a pasarse la mano por el rostro. ¿Es la tercera vez? Quizás la cuarta. Parece ser un acto reflejo del que no es realmente consciente.

-Creo que necesito hablarlo, principalmente por las consecuencias que trae para mí - la postura de su cuerpo no refleja lo mucho que le afecta. No, eso solo se ve en sus ojos.

-¿De qué consecuencias hablas? - hago a un lado el plato de galletas porque de pronto se me ha quitado el apetito. El tic de la mano por el rostro y cabello aparece de nuevo, van cinco.

-Verás, la confirmación del diagnóstico me confirma otra cosa - toma una galleta entre sus manos y juguetea con ella distraído - debo volver indefinidamente a casa.

La noticia me toma por sorpresa, no me lo esperaba en lo absoluto, pero luego de pensarlo unos segundos tiene mucho sentido. Mi mente divaga un momento y recuerdo su viaje reciente a York.

Déjame quererte - Álex MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora