Capítulo 15

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¿Cómo se supone que debíamos interactuar ahora?

Digo, no es la primera vez que tenemos sexo, claramente no, por algo estábamos esperando un bebé... pero evidentemente sí que era la primera vez que teníamos relaciones siendo 100% conscientes de lo que estábamos haciendo.

Esta vez no podíamos echarle la culpa al alcohol porque definitivamente no estaba ni por asomo cerca de la ecuación.

El sonido de mi respiración agitada se mezclaba con el de la suya. Mi mirada fija en el techo intentando buscar las palabras correctas que no estropearan todo, mientras esperaba que él por su parte no dijera nada que arruinara lo que sea que fuese lo ocurrido recién.

—Kayla yo...

—Alex...

Ambos soltamos una risa nerviosa sin despegar la mirada del techo. Suelto un suspiro nervioso y volteo a verlo para encontrarme con sus ojos puestos en mí, con su cuerpo de costado. Copio su acción sin despegar la mirada de sus orbes que ahora parecían de un café casi verde. ¿Cómo es eso posible?

—Brujita – su voz es apenas un susurro. Acomoda su mano izquierda apoyando su cabeza y la otra parece dudar si tocarme. La tomo entre las mías, presa de los nervios – Kay... yo no...

—Por favor, Alex – cierro mis ojos porque siento que no puedo verlo mientras escucho su rechazo – no lo hagas.

—¿El qué?

—Decir que no debiste – carraspeo buscando mi voz – decir que no debimos, que fue un error...

Mis palabras salen antes de que las piense, pero decido ser parcialmente honesta, aún no estoy segura de lo que me pasa con Márquez.

Lo escucho sonreír en respuesta y su diestra se libera de mis manos para acariciarme el rostro.

—Oh, no, no me arrepiento de nada...

¿Acaso escuché bien?

Abro mis ojos con la sorpresa impresa en mi rostro.

Esperen, ¿Qué?

Los latidos de mi corazón son erráticos, tan desesperados como yo por entender qué pasa aquí.

—No juegues conmigo – él niega suspirando, pasa su pulgar por mis labios y juro que me vuelvo de gelatina.

—Admito... admito que no sé qué mierda hacer con nosotros – hago una mueca porque no es solo él quien se siente así – pero no me arrepiento de lo que acaba de pasar, porque por un momento he podido hacer caso a lo que me pide mi instinto y me siento... increíblemente más liviano.

—Quiero intentarlo.

Joder.

¿Acaso yo dije eso?

Me entra el pánico y quiero retractarme, pero la sonrisa sincera que me regala me da la confianza suficiente para creer que dije lo correcto.

—No te puedo asegurar que salga bien, pero me parece una gran idea.

Su sonrisa saca la mía a flote y asiento en silencio.

No sé cómo debería proceder ahora, pero mi instinto me lleva a robarle un beso que él corresponde con prisas.

Su lengua se abre paso por mis labios adentrándose en mi boca para encontrarse con la mía, y nuevamente son mis hormonas las que toman el control de mi cuerpo aprovechando nuestra desnudez.

Déjame quererte - Álex MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora