Capítulo 12

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La voz de Alex me saca de mi ensoñación, y es que la comodidad de su auto me trae aletargada. No debí dormirme tarde anoche, menos si sabía que hoy me tocaba control para saber cómo seguía de mis golpes tras la caída.

- Brujita, hemos llegado - abro los ojos acostumbrándome de nuevo a la luz día, y miro al castaño a mi lado, quien me observa con diversión ofreciéndome su mano - Menuda siesta guapa - la burla en su tono no pasa desapercibida, pero intento morderme la lengua antes de contestarle algo y que terminemos peleando.

Llevamos un par de días desde el inicio de nuestra tregua y milagrosamente solo nos hemos picado, mas no hemos llegado a los gritos o a los insultos como en otras ocasiones. Es todo un récord en todos los años que llevamos conociéndonos, por lo que nuestras familias y amigos cercanos, enterados de nuestra situación actual, llevan apuestas de cuánto duraremos con esta tregua. Si, así como suena, y quienes empezaron con esto fueron mi madre y Marc. Menudos dos.

Vuelvo al presente tomando la mano que me ofrece Alex para bajar, quien luego cierra la puerta tras de mí. Caminamos hacia el edificio en silencio, y es que precisamente nos ha durado la paz, porque no hablamos demasiado entre nosotros. Sino es muy probable que las banderas blancas hubiesen sido quitadas horas después de izarlas.

Nos recibe una mujer de entrada edad quien pide mis datos para revisar las citas médicas de hoy. Llegamos unos 10 minutos antes, por lo que no debemos esperar mucho para que el doctor me llame. Hemos quedado en que Alex me acompañará a la atención por si nos dicen algo del renacuajo.

- Bueno Kayla, parece que todo va en orden con tus golpes tras la caída. Los hematomas en tu cadera y en el glúteo son los únicos que de momento van quedando, pero no te preocupes que con el paso de los días irán desapareciendo - asiento en respuesta mientras me levanto de la camilla tras la revisión.

- ¿Es normal el color que tienen? - mi mueca a la pregunta de Alex causa una sonrisa en el médico frente a nosotros.

- Muchacho, tú mejor que nadie deberías saber los colores de un hematoma tras un golpe fuerte - una sonrisa se escapa de mis labios y Alex asiente serio - pero para que te quedes tranquilo, si, es normal el color que están adoptando, después de todo el golpe fue fuerte - deja de mirarle a él y esta vez me mira a mi - lo más importante es que tengas cuidado de no pasarte a llevar las zonas comprometidas.

- ¿Y la conmoción cerebral? ¿Ya no corro riesgos? - mi voz es preocupada y revisa unas anotaciones en su computadora. Niega con la cabeza.

- Para nada, has seguido todas las indicaciones sugeridas y los exámenes de hoy salieron bien, asique no tienes de qué preocuparte - suelto un suspiro pues es algo que me tenía preocupada, por más que había seguido sus instrucciones al pie de la letra.

- ¿Y del bebé? ¿Nos puede decir algo? - sé que el sujeto es un médico general, pero en preguntar no pierdo nada.

- Lo siento querida, en eso no te puedo ayudar mucho. A juzgar por nuestra conversación durante la revisión, todo va en orden con el pequeño en camino, pero deberías solicitar una hora con tu ginecólogo para que te pueda revisar como corresponde y resolver todas tus dudas. Mientras antes lo hagas, mejor.

Ambos asentimos en respuesta, aunque en principio quien habló fui yo, habíamos hablado con Alex del tema y ya tenía cita con mi ginecóloga. Pedí la hora justo para el próximo lunes, para que Alex pudiese acompañarme, a petición propia.

Nos despedimos del médico y salimos de la consulta, despidiéndonos de las enfermeras que nos cruzamos en el camino. Una vez fuera respiré tranquila, un problema menos en que pensar.

~ ~ ~ * ~ ~ ~

- Un euro por tus pensamientos...

Miro al inglés a mi lado durante un instante, pero vuelvo mi atención al tráfico en la autopista. No creo que quiera saber realmente lo que estoy pensando, por lo que improviso una respuesta.

Déjame quererte - Álex MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora