Epílogo

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Kayla y yo decidimos guardarnos el secreto de nuestra princesa por un par de semanas, solo para hacer sufrir a nuestras familias y amigos que de a poco se habían ido uniendo al debate con pinta de guerra que habían comenzado mi hermano y mi cuñada.

Mi vena bromista se lo estaba pasando en grande con las "pistas falsas" y con las "falsas pistas falsas". ¿La doble negación es confusa? Lo sé, yo también me enredo cuando lo pienso.

Por otra parte, una cosa que aún me tenía algo intranquilo eran los periodistas amarillistas que, desde que Marc se había casado, estaban cada vez más encima de mí. Aunque debo admitir, me sorprendía que aún no nos hubiesen descubierto.

— ¿Estás segura? – mi mano acaricia el cabello rubio de mi chica. Ella asiente suspirando con fuerza. Sé que no le hace ni pizca de gracia y a mí tampoco.

— Podemos seguir guardándolo para nosotros, pero Thai tiene razón, ustedes son demasiado conocidos como para seguir cantando victoria por mucho tiempo más.

— Bueno... yo soy menos conocido que Marc – tanteo terreno obteniendo una mueca de fastidio de su parte.

— No vengas con tonterías, puede que sea cierto que buscan más a tu hermano que a ti, pero estamos en España... que no se te olviden aquellos de allí – señala los cuadros con fotos de los festejos de mis dos mundiales. Muerdo mi labio con una sonrisa, la aprieto suavemente contra mi cuerpo antes de besar su coronilla.

— Estás con un doble campeón del mundo, brujita... - mi voz es ronca, pero lo hago a posta para molestarla. No necesito mirarla a la cara para saber que me está rodando los ojos.

— Eres un idiota, Márquez.

— Pero un idiota que te hace muy feliz.

— Si, si, lo que tú digas, campeón – hace un gesto como restándole importancia, acción que respondo con cosquillas en su vientre, al menos hasta sentir la patada ninja de nuestra pequeña, arrancándole un quejido.

— La llevaremos a karate... o judo quizás... – mi mente divaga.

— Tranquilo, papá, una cosa a la vez... - sus dedos encuentran los míos sobre su barriga – estábamos discutiendo algo aquí y nos hemos desviado un poco. ¿Estás de acuerdo entonces?

— La verdadera pregunta es si tú lo estás... ya yo sé cómo lidiar con ellos, aunque claramente nuestra situación actual cambia completamente el panorama – acomodo un mechón tras su oreja cuando me mira. Sonrío embobado con sus ojos.

El sonido de la cámara de un teléfono nos hace desviar la mirada hacia la puerta de mi habitación.

— ¿Desde cuándo hay paparazzi en casa? – me cruzo de brazos mientras mi cuñada se pone de todos colores.

— Es que se veían tan liiiindos...– juega con el teléfono en sus manos, la miro con la ceja enarcada.

— Espera un momento, ¿ese es el de Marc?

— El mío se ha descargado y tenía que alimentar a los animalitos de mi granja – se encoge de hombros – además, se suponía que mi idiota esposo tenía desactivado el sonido de la cámara – Kayla frunce el ceño antes de hablar.

— ¿Qué tiene que ver eso con tu juego? – se endereza y el rojo en la piel de Sofi aumenta - ¿De verdad venías solo jugando..? – a la rizada le empieza a entrar la risa tonta, creo recordar a mi hermano mencionando que le salía cuando era descubierta haciendo alguna travesura.

— Está bien – levanta la punta de su pañoleta blanca – quería ver si los pillaba hablando de mi sobrina, porque todos aquí sabemos el poder del girl power ¿verdad? – nos observa pero no obtiene nada – público dificil... bueno, la cosa es que quería grabarlo para mostrarle a Marc que es un "loser" – hace una L con sus dedos haciéndonos reír, lo que aumenta cuando se va refunfuñando debido a que no consiguió nada.

Déjame quererte - Álex MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora