Capítulo 10

331 21 37
                                    

Alex se encuentra en Jerez y yo he decidido que lo mejor que puedo hacer es, por lo menos, decirle a mis padres que serán abuelos.

No quiero ni pensar en lo que dirán o en la forma que reaccionarán cuando sepan quien es el padre de la criatura, pero quiero sacar pronto la tirita para no tener que cuidar cada cosa que digo o cada uno de mis malestares, que, desde la confirmación en el hospital, son cada vez más constantes.

Thalía y yo habíamos logrado esconder el hecho de la noche que pasé ingresada, pero sabíamos que era cuestión de tiempo para que mamá y papá se enteraran, es por lo mismo que nos encontrábamos, en este preciso instante, llegando a la casa en la que crecimos.

- ¡Mis amores! ¡qué alegría verlas! - el grito de mamá al vernos ingresar a casa hace que papá se asome por la puerta de la cocina.

Ambas nos acercamos a saludar a la mujer que nos dio la vida y pronto tenemos a nuestro padre con los brazos extendidos en nuestra dirección. Me acerco a él rápidamente refugiándome en su abrazo, intentando por todos los medios no ponerme a llorar como una niña pequeña. Diablos.

- Princesa, ¿por qué lloras? ¿ha pasado algo? - genial, si estaba intentando no lloriquear como una nena, ya había fracasado en menos de un minuto.

La presencia de mamá mirándome con preocupación y el rostro borroso de Thai mirándome con una mueca y golpeando su frente me hacen ver el desastre que he formado nada más entrar a casa. Respiro hondo intentando calmarme y me alejo de los brazos de papá.

- Creo que necesitamos sentarnos - asiento en respuesta a mi hermana y todos nos acomodamos en los sofás de la sala. Miro a la pelirosa como buscando apoyo y esta solo aprieta mi mano.

- ¿Qué pasa niñas? ¿Algo anda mal? Saben que pueden decirlo - la voz de nuestra madre es la que escuchamos, pero el rostro de papá muestra el mismo grado de preocupación.

- Papá... mamá... yo...

No sé cómo explicar el embrollo en el que estoy metida, y miro el reloj en la pared intentando buscar una señal, mientras las manecillas solo me indican que me estoy demorando.

- ¿Te ha ocurrido algo? - la voz de mi padre es de pura preocupación - ¿estás enferma? No estás sola pequeña.

Niego buscando las palabras para decirles la noticia. Todos los planes que tenía para decirlo lo más sutilmente posible se fueron al carajo, porque solo puedo pensar en la forma más adecuada de soltar aquellas dos palabras.

- Serán abuelos.

Es mi primer pensamiento, pero escucho como sale un chillido de los labios de mamá, mi padre comienza a toser descontroladamente y miro a Thalía buscando una señal de algo. Mierda, mierda, mierda. ¿Acaso lo dije y no lo pensé? Mi hermana intenta esconder una sonrisa culpable y siento que se me cierra la garganta. Maldita sea, fui tan sutil como una jodida bomba.

- Esto... yo... ¿mamá? ¿papá?

Miro a mis progenitores y veo como los ojos de ambos se comienzan a llenar de lágrimas. A la mierda todo, aquí va mi llanto de nuevo. Somos un puto desastre.

- Serás madre - la mujer que me dio a luz comienza a hacer pucheros y pronto la tengo rodeándome con sus brazos mientras llora - Pedro, tu hija nos hará abuelos - mi papá aún me mira estupefacto, sin apenas pestañear - reacciona joder.

Papá se une por fin a nuestro abrazo mientras lloriqueamos sin decir nada y solo nos separamos cuando comenzamos a escuchar la risita de mi hermana de fondo.

Pronto dicha risita se transforma en carcajadas y lo que sigue es tener a Thalía con un nada sutil ataque de risa, llegando al punto de ni si quiera poder respirar.

Déjame quererte - Álex MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora