Capítulo 13

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Audrey

Mientras mis ojos abrían poco a poco sentía un horrible dolor de cabeza, había rayos de luz de sol que iluminaban mi vista, hasta aclarar mi visión veo unas grandes ventanas a mi lado que juraría que abarcaban casi toda la pared.

Alcé mi cabeza, estaba acostada boca abajo en una enorme cama y tenía puesta una bata estilo camisón con la espalda descubierta. Mientras me levantaba sentía mucho dolor en la espalda, también tenía una aguja que conectaba la vena de mi muñeca al suero a mi lado.

Veía mi alrededor, esta habitación estaba enorme, casi abarcaba lo de un departamento promedio. La decoración era algo oscura, tonos grises y negros. Ignore el hecho de cómo había llegado aquí, quería ver mi espalda pero no alcanzaba verla por mí misma.

Caminé hacia el baño del dormitorio, me sentía muy débil, iba apoyándome del porta sueros en todo el camino. El baño era enorme, casi la mitad de la habitación, con una gran bañera y regadera, dos lavamanos, todo era de mármol. Las paredes estaban decoradas con mosaico negro y todo relucía.

Me giré para verme la espalda en el grande espejo, tenía grandes gasas que cubrían las zonas en donde Gael me había pegado. Reaccioné ante el dolor al intentar tocar una.

¿Cómo pude llegar hasta esto? ¿Y Livette?

Me preocupaba mucho mi sobrina, no sabía si Gael la llegó a ver o peor aún, si le hizo algo.

Escuché voces que provenían desde afuera de la habitación, me apure en ir allí con la posibilidad de que sea Liv. 

Al abrir la puerta vi una figura conocida, hombre, alto, espalda ancha y grandes brazos. No puede ser, es la última persona quien esperaba ver a lado de mi sobrina.

Eiden Windsor.

- ¿Eiden? - Estaba más confundida que nunca. ¿Qué hacía él con mi sobrina aquí?¿Qué hacía yo aquí?

- Despertaste - Nuestras miradas se fijaron mutuamente, sus ojos denotaban alivio, como si hubiera pasado por un estado de estrés las últimas horas.

-¡Tía! - Exclamó Liv mientras corría a abrazarme, después la escuché comenzar a llorar. - Traté de abrir la puerta y no pude -

- Tranquila - Comencé a llorar con ella y me agaché para verla a la cara. - ¿Estas bien?¿No estas herida?

Ella negó con la cabeza. Acaricie su cabello y la volví a abrazar, no puedo perdonarme el hecho de que por mi debilidad la pude haber dejado indefensa contra Gael.

Me iba a levantar lentamente pero me tambaleé, hubiera caído al suelo pero dos manos fuertes me sostuvieron, una en mi brazo y la otra en mi cintura.

- Debes volver a la cama - Me dijo Eiden. Me ayudó de nuevo a caminar hacia la cama del dormitorio, lo hacia con mucha delicadeza como si yo estuviera a punto de hacerme pedazos.

- ¿Dónde estoy? - Pregunté una vez sentándome en la orilla de la cama.

- Bueno querida, estás en mi penthouse, y esta es mi habitación. - Respondió mientras comenzaba a aparecer una sonrisa en su rostro.

No. . .no, no, no y no. La escritora de mi vida sí que se la está rifando con el guion.

- No entiendo. ¿Cómo es que llegué aquí?

- Liv me llamó.

Volteé a ver a Livette.

- ¿Cómo es que lo hiciste?

- Ni lo intentes - Me respondió Dylan mientras entraba a la habitación. - Ya intenté averiguarlo pero ella no cede a decirlo.

Debo acostumbrarme a tantas sorpresas en mi vida, porque de nuevo quedé boquiabierta al ver a Liv correr abrazar a alguien quien no es de su familia, mucho menos esperaba a que ese alguien fuera Dylan y que también este respondiera cargándola.

Alba: Una Luz de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora