Capítulo 41

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Eiden

—Tengan cuidado —nos indicó un bombero— hay varios restos del techo en el suelo.

El fuego ya se había apagado, tardaron toda una noche en hacerlo y a primera hora estábamos aquí listos para observar cuánto daño había causado. Dylan y Alex iban a mi lado, entramos primero desde las escaleras antes que Lia y Audrey, quien a pesar de insistirle en no hacerlo optó por acompañarme. Nadie sabía en qué pensar al ver todo nuestro piso hecho cenizas.

El negro que pasaron dejando las radiantes flamas llegaba hasta cada rincón, todos los muebles quemados, papeles desvanecidos, no quedó nada. Lia no esperó a que el bombera diera autorización y corrió hacia el estudio creativo, o lo que quedaba. Ahogó un grito y se cubrió parte del rostro en cuánto empezó a llorar.

—¡La colección! Se quemó todo, no quedó nada.

Los demás nos apresuramos hacia ella, no podía procesar lo que veía, solo quedaron los racks de metal que sostenían todas las prendas. La colección que se iba a presentar en 2 días estaba siendo llevado en cenizas por el viento que entraba por algunos cristales rotos de las ventanas.

Audrey tampoco pudo contener las lagrimas, con una mano en su pecho se lamentó y abrazó a Lia, quien se había puesto de cuclillas sin detener el llanto.

—Afortunadamente no hubo heridos —comentó el bombero.

—¡¿Cómo fue que ocurrió esto?! —No tenía tiempo de calmarme, necesitaba respuestas, porque aunque por mas que deseaba que esto fuera solo una pesadilla, no lo era.

—Un corto circuito.

—¿Un corto? —Interrogó Dylan en tono molesto—. Las instalaciones eléctricas del edificio están actualizadas, los interruptores son de la mejor calidad y ni hablar de los fusibles entre las fuentes de alimentación y los circuitos para mantener controlada la electricidad. ¡¿Cómo que un corto circuito?!

—Nada de eso importa si dejan enchufada una máquina de coser a tan alta velocidad y una botella de agua que cayó regando su contenido en el enchufe.

Nos señaló la zona donde se originó el incendio, dentro del estudio creativo

—Eso es imposible —intervino Lia apaciguando su llanto hasta convertirlo en enojo poniéndose de pie—. Aquí no se permiten bebidas ni comidas.

—Entonces alguien lo hizo a escondidas.

—Dylan —habló Alex—. Quizás en las cámaras de seguridad quede registro de quién fue.

—¿Nos puede dejar a solas? —Le pedí al bombero y este accedió.

—Ya las revisé, el sistema cortó la grabación poco antes del incendio —antes de responderle él se apresuró a aclararme la duda—. Nuestros hombres ya están interrogando al encargado de las cámaras.

—Alguien será demandado —suspiró Alex—. Prepararé los papeles y hoy mismo podrán hacerlo— salió para realizar una llamada. 

—Eiden.

La voz temblorosa de Audrey puso en alarma mis sentidos. Ella se había acercado a la zona de mi oficina, pareció que encontró algo en el piso. Mientras se ponía de pie me apresuré hacia ella para ayudarla, fue cuando vi lo que tenía en mano. Era una tarjeta de presentación completamente negra pero con la flor de loto roja, Etérea. La mano de Audrey temblaba.

—Es la misma flor —logró decir.

—¿Misma?

Giró para verme y el miedo en sus ojos era evidente. Dylan se aproximó y tomó la tarjeta para observarla.

Alba: Una Luz de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora