Capítulo 37

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Eiden

De todas las sorpresas que me podía dar el destino, que últimamente eran varias, esta lo rebasó todo. Despues de que Dylan me llevara ante aquel hombre que seguía a Audrey, aparecieron más preguntas que respuestas. El hombre no nos respondió mucho, lo cual le resultaron varios golpes y métodos de tortura por parte de mi hermanastro y nuestros hombres. Rindió resultados, se ofreció a contactar a su jefe, el presunto padrino de Gael. Aseguraba que estaría más que feliz de tener una charla con el futuro presidente de Índigo.

Y así fue, lo que resultó que ahora nos estuviéramos dirigiendo a las afueras de la ciudad, rumbo a unas instalaciones parecidas a los clubes de la socialité alta. Grandes campos para jugar golf, jardines gigantes llenos de arbustos de figuras y el enorme establecimiento que en conjunto con lo anterior, conforman lo que es Etérea.

Era de noche y no veníamos solos, habían guardaespaldas acompañándonos en camionetas negras tanto enfrente como atrás del nuestro. Seguidos en fila llegamos a la entrada principal donde los miembros podían descender de sus automóviles para entrar al lugar. Al bajar noté un hombre quien nos recibió con una reverencia.

—Buenas noches jóvenes Windsor y Harrison. Bienvenidos a Etérea, el jefe mayor los espera —nos dio señal para seguirlo y entramos.

Todo el lugar estaba iluminado por candelabros, alfombras rojas y decoraciones elegantes. De camino a encontrarnos con el culpable de tanto seguimiento que se le está dando a mi familia, pasamos por un casino lleno de música y personas apostando, después por un pasillo con varias puertas de ambos lados con letreros en ellas:

"Sala de yoga", "Spa", "Sauna", "Sastrería", "Estética", "Óptica", etc.

Después pasamos por una gran sala que guiaba a diferentes restaurantes de diferentes tipos: mariscos, carnes, comida vegetariana, etc.

—Esto parece un club —susurró Dylan pero nuestro guía lo escuchó.

—Etérea cuenta con varias experiencias que garantizan a nuestra gente una pasantía cómoda, aparte de los servicios ofrecidos aquí adentro, contamos con albercas deportivas, canchas de tenis, volibol, básquet, golf, futbol, beisbol, bádminton y más. Podrán encontrar nuestros carritos de golf en las salidas traseras para poder transportarse a cualquiera de nuestros espacios.

Nos adentramos en un pasillo donde al final se veían dos hombres protegiendo dos puertas, al llegar a ellos nos permitieron entrar. Noté que las grandes manijas de ambas puertas eran del mismo símbolo de Etérea, una flor de loto roja.

La habitación era grande con decoraciones rústicas y antigüedades en diferentes zonas. De frente teníamos un escritorio con una grande silla de piel negra y botones dorados cocidos en diagonales. Por los lados habían estanterías de libros y por último, cortinas largas recogidas para dejar ver la noche por la ventana atrás del escritorio.

El hombre quien estaba sentado en aquella silla nos daba la espalda mientras contemplaba la luna llena. Una vez que sonaron las puertas cerrarse él giró para darnos la cara con alegría.

—¡Al fin! Tenemos el placer de volver a tener un Windsor por aquí y no es nada más y menos que el heredero a la presidencia de Índigo —exclamó con los brazos abiertos.

Reconocí de inmediato aquel hombre, inversionista de Índigo, tan grande e incluso más obeso desde la última vez que lo vi en aquella reunión de emergencia en la empresa. Quien contrató a Gael en Índigo y a quien tuvimos que adquirirle una nueva silla.

—Frederick Thompson —solté con suspicaz—. Vaya sorpresa.

—Les pido disculpas por traerlos aquí cuando pudimos hablar en Índigo, pero verán, no sería muy posible que me creyeran hasta al menos verlo por sus propios ojos.

Alba: Una Luz de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora