Capítulo 28

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Audrey

Siempre he admirado las estrellas, eso ya no es algo desconocido en mí.

Lo hago porque entre todas dan luz a la oscuridad, alejan los miedos, alumbran las inquietudes y nos acompañan de camino a casa por las noches recordándonos que no estamos solos.

Pero mientras veía el gran cielo azul con nubes por la ventana del avión, era un panorama igual de bello que las estrellas. La mayoría de aviones comerciales vuelan aproximadamente 860km/h, demasiado rápido a comparación de un coche, pero mientras estás sobre el cielo pareciera que solo estas flotando lentamente. Lo cual te deja disfrutar pacíficamente la tranquilidad de las nubes.

Eiden y yo ya estábamos en camino a las Islas Lofoten en Noruega, aproximadamente 7 horas de vuelo, diría que sería muy agotador pero el hecho de estar en clase ejecutiva lo hizo muy acogedor en realidad. Para cualquiera menos para mí.

Todo estaría bien si no fuera por el raro comportamiento de Eiden, lo noto un poco ansioso y apenas y me puede dirigir bien la palabra, como si no supiera cómo hablarme. Ya me he cuestionado si fue por lo que ocurrió en el planetario, estábamos a milímetros de unir nuestros labios, pero al tener los ojos cerrados varios recuerdos se me venían a la mente y el miedo empezó a invadirme, por eso me detuve y me alejé.

No es que no haya tenido el deseo de hacerlo, en verdad sentía ese impulso y las ganas de sentir sus suaves labios de nuevo. Este hombre me ha hecho un revoltijo en todo mi ser, sintiendo cosas y cuestionándome si es correcto sentirlas. Durante este vuelo me han venido las ganas de encararlo y preguntarle si estaba molesto conmigo, pero al verlo concentrado leyendo los documentos que preparó para la negociación se me iba la inspiración.

Livette se quedó a cargo de Stela y Dylan, a pesar de que Stela podía acoger a Liv durante todos estos días Dylan se negó a la idea de apartar la vista de ella. ¿Qué si le tengo la suficiente confianza para aceptar su ayuda? Sí. En todo este tiempo hemos creado un buen vínculo, al punto de tener esta intuición de que cuidaría a Livette como si se tratara de Lily, su sobrina.

Pasaron las horas y al fin habíamos llegado a Noruega, una gran camioneta negra nos estaba esperando en el aeropuerto para llevarnos al Solheim Palace, que era un tipo club/hotel, perteneciente a la familia Solheim, familia de Asger. Lia se encargó de explicarme todo sobre lo que ocurrirían estos días aquí, como era de conocimiento público, toda esta semana se celebraría el ascenso de Asger a la presidencia de Silos. Varios empresarios, millonarios, socios y colegas de todo el mundo vendrían también por una semana para unirse al festejo. Cada uno, incluyéndonos a Eiden y a mí, nos hospedarían en el Solheim Palace, a pesar de que sonaran como unas increíbles vacaciones, la verdad es que no se sentía así por la presión de llegar a un acuerdo con Asger.

Al llegar al Solheim Palace no pude evitar quedar deslumbrada por todo el lugar, por afuera se veían como las instalaciones de un gran hotel con parecido a una gran cabaña de larga extensión con unos 3 o 4 pisos, pero su interior rústico le dio el giro a todo el diseño. Como toda Noruega estaba repleta de nieve se sentía un inmenso frio que te obligaba a llevar abrigos grandes para cubrirte toda, pero al tratarse de personas de esta clase, les importaba más la moda y llevar abrigos más ligeros aunque tuvieran que aguantar al mismísimo Jack Frost. La ventaja era que adentro del Solheim Palace la temperatura estaba mucho mejor que afuera.

En la entrada recibieron nuestros abrigos, yo de todos modos llevaba una blusa blanca de cuello calientita y botas, tenía el cabello amarrado como siempre costumbre mía. Eiden no llevaba puesto uno de sus típicos trajes negros, también iba con una playera de cuello negra y una gabardina también negra, similar a los que usa William. Mientras subían nuestro equipaje Eiden fue por las llaves de nuestras habitaciones, una para él y otra para la mía.

Alba: Una Luz de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora