Capítulo 34

148 20 0
                                    

Dylan

¿Alguna vez los ateos han intentado rezar en algún intento de grito de auxilio?

Yo no creo en Dios.

Pero comencé a rezarle en cuanto la roja mirada de Eiden se postró ante Lia y a mí. Audrey había intentado cerrar las puertas pero por supuesto, él es bastante veloz cuando tiene un alarma de alerta en la mente. Creí que se nos aventaría encima, o más bien a mí en un intento por matarme pero no lo hizo. Agachó la cabeza resistiéndose y una mano que sostenía la puerta se volvió en puño y la golpeó haciendo sonar en toda la habitación.

—Vístanse.

Después solo se fue hacia la sala con Audrey siguiéndolo por detrás, también nerviosa, pero no tanto como nosotros. En cuanto las puertas se cerraron Lia se apresuró a vestirse al igual que yo, mientras lo hacía la escuchaba sollozar y fue cuando me di cuenta de cuanto miedo tenía.

—Le va a decir a Teresa —soltó con rapidez.— Ella va a enloquecer, se irá en contra tuya. ¿Qué pensará Eiden?

—Lia, respira —me acerqué a ella y la abracé— Tarde o temprano él se iba a enterar, al igual que lo hará la demás familia.

—Si pero no quería que fuera de esta manera. No así.

—Al menos una persona ya lo sabe.

—Dos, ahora.

Terminamos de vestirnos y salimos de la habitación, en cuanto pusimos un pie en la sala la voz seria de mi hermanastro volvió a sonar.

—Quiero hablar a solas.

Audrey no dudó en ningún momento irse a la habitación por lo mientras pero Eiden la detuvo.

—Solo con Dylan.

Siempre me he mantenido serio ante varios momentos de mis días, y esta no iba a ser la excepción aunque por dentro me sentía como si fuera hablar con el padre biológico de Lia. Eiden siempre ha tratado de proteger a Lia y a Nathan, y quien veía más por él era Stela pero desde su matrimonio él prácticamente tomó el papel del hermano mayor de todos.

Cuando nos dejaron a solas en la sala de estar, pude notar la dificultad de él para verme, así que opté por hablar primero.

—Eiden, yo...

—¿Cuándo me lo ibas a decir?

—Dentro de poco, Eiden enserio que —fui interrumpido.

—No. Antes que nada, mi enojo no es porque Lia y tú tengan lo que sea que tengan, sino porque lo hacen en mí cama, en mí penthouse —rezongó apuntando hacia su habitación.— ¡¿De todos los lugares del mundo tuvieron que elegir este?!

Sentí como gran parte de la presión que tenía se esfumaba en un instante, había afirmado no tener nada en contra de mi relación con Lia.

—Ok, admito que aquí no era la mejor opción pero te prometo que no vuelve a suceder —respondí en un intento por calmarlo.

—Aparte ¿Han hablado sobre qué tan serio es esto? No lo digo por la familia, si no por nuestros padres. Más que nada, Teresa.

—William ya está al tanto, recientemente se lo hicimos saber —decirlo en voz alta lo hacía sonar más verdadero de lo que ya era.— Y sí, esto es serio, de años. Si Lia y yo no tomáramos esto con seriedad y no estuviéramos tan decididos con lo que queremos no estaríamos teniendo esta discusión ahora Eiden.

—Esto no es reciente. ¿Verdad? —asentí.— ¿Cómo lo tomó William?

—Lo sigue asimilando.

Otra situación que aún traía por la cabeza. Hace apenas dos días que Lia y yo fuimos a visitar a mi padre en su hospital, aún tengo presente cada detalle que ocurrió en su oficina.

Alba: Una Luz de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora