❅ Capítulo V: Añoranza ❅

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~ AÑORANZA ~

Arianna

Pasada la media noche, tomé una ducha y me acosté en mi cama. Tras cerrar los ojos buscando darle a mi cuerpo algo de descanso y relajación, volvieron a mí las imágenes de aquellos momentos que deseaba poder borrar de mi memoria, tanto  como deseaba no haberlos vivido. 

Meses atrás...

La zona de exilio no refleja para nada lo que sucede tras sus paredes. Somos Creciente, la manada más poderosa en la actualidad y sé, que en este lugar se tortura a quienes lideran ciertos ataques, a traicioneros, a homicidas; todo con el fin de llegar a la verdad, hacer justicia y evitar problemas a largo plazo que pudiesen amenazar la estabilidad y seguridad de nuestra manada. 

Por tercera vez, luego del nacimiento de los trillizos, tomé la decisión de visitar a mi madre, con la esperanza de poder hacer algo que la haga entrar en razón cuando no son sus demonios quienes hablan conmigo, esos que suelen agitarse y manifestarse en los cuerpos cuando un ser lleno de la presencia de Lo divino se les acerca. 

Ser hija del segundo al mando en la manada permite que Ian me deje pasar sin siquiera preguntar. Solo él y cuatro guardias más custodian el lugar debido al reciente ataque, cosa que no es preocupación, pues no hay tantos prisioneros como para que se requiera más de la seguridad que la zona en sí misma ofrece.

—¿Cómo estás? —Pregunta con cautela, siguiéndome en cuanto empiezo adentrarme al lugar.

—Podría estar mejor —respondo en un susurro.

Lo único que se escucha son nuestros pasos al caminar entre celdas prácticamente desoladas. 

—No tienes que seguirme, solo veré a mi madre.

—Lo sé, mantendré las distancias. Es por si el escuálido de tu novio se atreve a digirte la palabra.

—No es mi novio —murmuro.

—Por suerte. No te merece —me imita.

Lo observo por encima de mi hombro deteniendo mi andar.

Él toma mi hombro y me vuelve hacia el camino.

—Anda. Solo estoy aquí por precaución.

No replico, solo suelto un suspiro y avanzo, restándole importancia.

Cierto tipo de lobos suelen cuidar mucho a las mujeres, pertenezcan o no a su familia, si es miembro de nuestra manada es protegida como una piedra preciosa. En ocasiones esto suele cambiar cuando la mujer es malvada o profesa jactancia, o cuando nos hartamos de la sobreprotección. Pero para ellos es un instinto primario e Ian no es uno de esos pocos lobos que forman parte de la excepción.

Al llegar a nuestro destino, él se queda unos pasos lejos, observándome, mientras yo concentro toda mi atención en la mujer de figura delgada, ropas sucias y desaliñadas que se encuentra abrazando sus rodillas en una esquina de su celda. 

Mi corazón salta, conmocionado por ver a la mujer que se hizo a sí misma mi madre, aún cuando no estuve en su vientre, aún cuando no llevo su sangre... Ella y mi padre son lo único mío en esta tierra y me duele en el alma verlos a ambos destrozados por una nimiedad que se convirtió en un ataque contra nuestros líderes. Ni aunque quisiera podría odiar a Alek y Alexa, al contrario, me perdería a mí misma en el proceso pues, por mi don, es más que esencial el que cumpla las leyes. Pero, ¿Cómo los odiare si fue ella quien tomó la decisión de atentar contra el embarazo de su propia sobrina por celos?

Insomnio © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora