❅ Capítulo XVI: Chocolate ❅

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~ CHOCOLATE ~

Arianna

«Dolcezza»

Esa palabra había sido suficiente para hacer que menguara mi enojo, para contarme la respiración. Tal vez no se trataba de la palabra en sí, más bien de aquella voz que la había pronunciado como si fuese una caricia para mis oídos.

Aún me encontraba molesta por todo lo que había pasado en las últimas horas, la cicatriz aún palpitaba en mi cuello y con cada latido que daba me hacía recordar los dichos de su dueño.

Afirmó más de una vez que estaría dispuesto a vincularse conmigo si yo así lo quisiera.

Con sus palabras y su mirada habló a mi corazón, pero yo no estaba dispuesta a errar otra vez. Si de verdad tenía la oportunidad de elegir a otra persona para pasar el resto de mi vida, debía asegurarme de escoger bien; de no involucrar mi corazón en más guerras que pudiesen llevarlo a otra muerte.

No estaba lista para sentirme desfallecer una vez más.

Conocía la razón por la cual mi padre se había negado a que volviera a nuestra manada, se trataba de su plan y hasta ese momento no sabía que iban tan en serio con el tema. La voz autoritaria de Sebastian Volk me lo había hecho saber, rara vez mi padre utilizaba ese tono conmigo.

Él podía sacarme de aquí si así lo quisiera, incluso por encima del contrato aún si eso podía mostrar indecisión al momento de aceptar un acuerdo.

Mi padre siempre procuraba hacer las cosas bien, pero en esta ocasión yo sabía que le estaba costando dejarme ir, dejarme estar lejos de él si eso podría asegurar la redención para uno de nuestros corazones malheridos por causa de las decisiones, él por las de mi madre, y yo por las de Lukas.

Yo tenía la edad suficiente como para decidir por mí misma, y lo haría.

Salí del despacho dando un portazo, para hacerle saber a su dueño lo molesta que estaba ante la situación en la que nos había puesto.

Apenas di un paso y ya me encontraba siendo enfocada por cinco pares de ojos inquisidores, entre ellos los de Delilah. Con solo mirarla sentía algo retorcerse en mi estómago, algo pesado y molesto.

La señora Sarah, me recorrió hasta el alma. Su escrutinio me hizo arder por la vergüenza de estar en evidencia ante sus ojos azules.

Zack me miraba serio pero con los labios apretados en una fina línea, cosa que evidenciaba que sus ganas de reírse eran más fuertes que sus ganas de mantener la compostura.

—Al fin —dijo con voz dramática—. Todos los aquí presentes anhelamos saber qué está sucediendo.

Carraspeé.

—¿A qué te refie...? —Me corté a mí misma. Aún llevaba mi ropa de entrenar, el pelo atado, los pies descalzos y la marca descubierta. Me solté el cabello, fingiendo que el gesto había sido algo natural.

—¿Qué hacías con mi papá, Arian? —Preguntó Ryan arrancándole una risa a todos, menos a la rubia, quien me observaba sin el mínimo atisbo de gracia.

—Hablábamos cosas de adultos —me excuse.

Él se miró la muñeca como si estuviera viendo un reloj que claramente no existía.

—Las horas que puedo pasar contigo se esfuman como el viento —su ceño estaba fruncido, evidentemente estaba en aprietos con mi estudiante—. Este es mi horario para entrenar.

—Lo sé, Ryan. Pero tenía que resolver algo antes.

—¿Nos queda menos tiempo?

—No, compensaré las horas de retraso.

Insomnio © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora