~ SUBSISTIR ~
Mediados de inviernoArianna
Está el curso de la vida, el destino, luego están el dolor, el arrepentimiento, el miedo a lo desconocido, la soledad, y otros sentimientos como el rechazo que podían cambiarlo todo en un segundo.
Mirarte al espejo, ver tu alma a través de tus ojos y decirte palabras motivadoras, es algo que en ocasiones ayuda mucho a mejorar el estado de ánimo, pero, justo en ese momento, como cada mañana, aunque intentaba alentarme observando mi reflejo, esto me resultaba más monótono que motivador. Notar mi mirada triste y vacía, gracias a todo lo que había descuidado por culpa del dolor, me obligaba a recordar por qué me sentía tan perdida en el lugar en el que todos conocieron una Arian llena de vida y entusiasmo.
Mi cabello permanecía corto, había tomado la decisión de dejarlo a la altura de mis hombros, ni más, ni menos. Por mí, porque me gustaba cómo se veía, cómo me veía yo. No parecía una chica mala en lo absoluto, tampoco una niña buena. Solo Arian. Y eso era lo que veía en el espejo. A pesar del dolor y la tristeza en mis ojos, me veía a mí.
No importaba lo mal que lo estuviera pasando, a fin de cuentas era yo, la misma que en su momento también había vivido momentos felices.
Solté un suspiro, adentrándome a la ducha. El agua fría me hacía estremecer. Estar allí en mi baño durante horas y horas, hasta que desaparecía el efecto del frío, era otro de mis refugios, como lo eran mis entrenamientos.
Las marcas en mi cuerpo apenas eran visibles, pero yo sabía que estaban ahí, al igual que las heridas sangrantes que habían en mi alma. El dolor me hacía sentir miserable, pero al mismo tiempo me hacía sentir viva, porque si el antídoto que estaba condenada a tomar pudiese anestesiarme totalmente no sentiría nada más. No sabía durante cuánto tiempo iba a subsistir de esa manera, sin sentir otra cosa que no fuera cariño hacia mis seres queridos y el dolor agonizante que en medio de la noche amenazaba mi existencia con el continuo pasar de los días.
Según mi padre, existía la posibilidad de que pudiera volverme inmortal, pero yo no deseaba eso, no quería dejar atrás mi naturaleza; aunque a la vez era consciente de que el dolor llegaría a un nivel en el que ni siquiera con ayuda de la anestesia podría soportarlo.
Sebastian Volk ahora me protegía más que nunca, no estaba dispuesto a perderme y por ello sabía que llegaría un punto en el que perdería la posibilidad de elegir.
Él no dudaría en ordenar que me conviertan si me encontrara al borde de la muerte, aunque eso significara pasar por encima de mi voluntad.
Había investigado, algunos libros decían que tenía de dos a cuatro años para poder soportar el dolor, tener la anestesia me daba un poco más de tiempo, aunque no sabía cuánto, exactamente.
Quería odiar a ese ser que amé tanto a pesar de todo el daño que me hizo a mí y a los míos. Quería no sentir ese dolor que me obligaba a recordarlo cuando solo quería olvidar todos los jodidos momentos que viví a su lado.
«Si hubiera podido elegir a quien amar».
¿Debía odiar a mis Líderes por el gran vacío que sentía?
Tal vez. Pero no lo hacía.
Conocía las reglas, conocía lo importante que era el respeto y la lealtad en Wachsend. También sabía que las cosas que vivimos eran las consecuencias de nuestros actos.
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Insomnio © [+18]
WilkołakiLibro #2 Serie «Wachsend». Arianna Volk, una jóven gamma que pertenecía a Wachsend, la manada más poderosa del Mundo oculto, se había visto obligada a vivir acontecimientos muy dolorosos para su vida, que la habían llevado a refugiarse entre luchas...