XVI

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Verónica Spencer

-¿Cómo que te le insinuaste a mi profesor?- la mire mal

-Te recuerdo que es mi marido- le mostré mi mano

Le había contado lo de la boda y las cosas que hemos pasado.

-Es que eres una bipolar, un día no quieres el matrimonio y al otro quieres vivir como un matrimonio formal-

-Es que siempre me ha gustado y lo sabes bien- ella asintió

-Claro que lo sé, porque crees que te dije que era mi profesor sustituto- me miro mal

-Si, pero todas las veces que fui a "buscarte" él ya no testaba-

-Tía, pero si te tardabas la vida en llegar-

-Bueno, pero las cosas salieron como realmente no quería, pero a la misma vez quiero disfrutar del momento-

-¿Qué pasa si te lastima?- subí mis hombros

-No puedo evitar eso, es parte de la vida- le reste importancia

Saqué uno de los postres nuevos y se lo di a probar

-¿Dónde te gustaría hacerlo?-

-En todo su apartamento, para que cuando no estemos justos todo lo acuerde de mi- ella me tiro con una servilleta

-No hablo de eso cochina, hablo de tu cumpleaños- sentí mis mejillas arder

-No lo pienso celebrar-

-Tengo un plan- esa mirada era de pura travesura

-Cuéntame-

-¿Por qué no pedir que él sea tu regalo?- negué riendo rápidamente

-No, prefiero otra cosa-

Continuamos hablando de lo que haríamos para mi cumpleaños, pero posiblemente haga lo mismo que todos los años.

Iré a desayunar con mi madre, trabajare y luego estaré en el apartamento como si fuera un día más.

En la mañana no lo había visto y eso hacía que lo extrañara más.

-¿Si lo visito?- ella solo subió sus hombros

-No me interesa-

Lo pensé un poco para tomar varios de los postres nuevos.

Esa era mi excusa.

-Recuerda que tienes clases- ella asintió aun comiendo

-Que sea al último que me dejaras en quiebra- la señale antes de irme

El local no estaba tan lleno por lo que no haría falta.

Conduje hasta su hospital.

Mi corazón latía rápido.

-Buenos días- algunos empleados me saludaban

Fui hasta su piso en donde me encontré con su asistente.

-¿Esta mi esposo?- no sé porque ella no me daba buena espina

Ella negó sin mirarme

-¿Sabes dónde está?- ella levanto sus hombros sin decir nada

-Vale lo llamare- ella al fin me miro

-Está en una operación- respondió antes de que tomara mi celular

-Lo esperare en su oficina- ella asintió

Su oficina era totalmente él.

Su escritorio era el único que estaba lleno de documentos que no limpiaría para no tener problemas.

Relación "Arreglada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora