XLVI

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Marcus Walker

Cada mes que pasaba venia con una aventura nueva.

Mi esposa cada día estaba más cerca de tener a los bebes cada cosa le molestaba.

-Amor ¿tenemos pepinillos?- la mire con asco mientras salía del baño colocándome mi ropa para ir a trabajar

-No tenemos eso- ella hizo un puchero y sabia por lo que venia

-Tenemos antojo de pepinillo con chocolate- la mire con más cara de asco

-Amor no- la tome de sus mejillas mientras ella asentía

-Solo quiero unos pepinillos- me reí negando

-Báñate y arréglate, iré por ellos- ella aplaudió emocionada

Así eran todos los meses por no decir días.

Cada mes era un antojo nuevo, pero en ocasiones eran demasiado extraños.

Busque las llaves de mi auto después de saludar a Beto para salir a un supermercado cerca.

Con mi esposa había aprendido lo que s visitar un supermercado que recién esta abriendo.

-Buenos días- salude a los empleados

Camine hasta el pasillo en donde tenían los pepinillos para tomar los que a mi esposa le encantan que sean los pequeños.

Luego camine hasta el área en donde estaba la Nutella.

Era el único en la tienda por lo que pagar fue fácil.

De regreso a la casa mi esposa estaba sentada desayunando mientras Beto dormía en sus pies.

-¿Llego mi esposo hermoso?- ella giro para mirarme

-Traje lo que pediste- levante la bolsa

-Es que es inevitable no amarte- sonrió

-¿Puedo irme a trabajar?- la bese mientras le dejaba la compra frente a ella

-Si- la volví a besar

-Me avisas cualquier cosa- ella asintió

Sali de la casa para ir a trabajar.

Mi esposa a medida que su parto se acercaba iba muy poco a su empresa.

Trabajar teniendo en mente que mi esposa a este punto podía tener contracciones era lo que hacía que tuviera una ansiedad todo el día.

-Buenos días mariposa- mire raro a Andrew

-¿Qué haces aquí?- lo señale

-Bueno como tu esposa esta a punto de parir el equipo y yo nos hemos reunido para tener un plan de emergencia- levante una ceja

-Bueno sabes que este semestre tengo menso días como profesor por lo que quedamos en que cubriría lo más que yo pueda aquí. Los otros días los veterinarios que tienes contratados asumirán la responsabilidad de todo- asentí

-Te lo agradezco porque no tuve cabeza a pensar en eso- sonreí

-Lo se- sonrió mientras entraba conmigo a mi oficina

-No sabes como ya deseo que ella tenga a nuestros bebes-

-¡Carajos! No nos dirás que son- se quejo

-Amigo ni nosotros sabemos, mi esposa quiso que fuera sorpresa-

-Fatal- me reí negando

-Pero tenemos dos así que lo que dios quiera- sonreí

Relación "Arreglada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora