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Aman

—era hora de que volvieras a venir. Llevo cuatro días sin verte.—estaba usando mi celular y levanto la cabeza cuando escucho a Agustín hablar mientras se sienta a mi lado.

—¿qué? ¿desde cuándo querés verme vos?.

Me sonrie con la boca cerrada.—yo soy la persona que Soule te dijo que quería verte.

—¿desde cuándo?.—estaba un poco confundida.

—no sé, hace...unos días.—levanta los hombros sin importancia y toma un poco de agua.

—que raro sos.—arrugué las cejas y me paré para ir con papá, pero agarra mi muñeca.

—para, no te vayas. ¿Tanto me odias que te alejas de mi?.

—no, pero enserio ¿qué te pasa? estas raro.—me solté de su agarré y se para.

—te juro que nada, solo intento empezar de nuevo con vos para llevarnos bien.—da un paso hacia mi y me obliga a dar uno yo.

—ajá.—asentí repetidas veces mientras me alejaba pero seguía mis pasos.—pero ahora tengo que irme.

—esta bien, ¿mañana volves?.

—no sé.—me fui rápidamente hasta donde estaba papá. Qué fue eso, qué mierda le picó a Agustín. Capaz que luego le pregunte a Mati.

—Aman ¿vamos a casa?.

—si, vamos.—le asentí mientras lo seguía, ya que empezó a caminar.

—¡Aman!.—la voz de Colo me hizo detener y me giré a verlo. Venia camino a mi.

—¿qué pasa?.

—te vi recién, ¿qué fue eso?.

—¿lo de-lo de que estaba hablando con él?.

—si.

—te digo la verdad, yo tampoco tengo idea de qué le picó.—sonrío hacia abajo.

—¿pero qué te dijo?.

—boludeces ¿qué mas puede decir?.

—pero fue raris...—la voz de papá lo interrumpe.

—Aman, dale. Me voy sino.

—ya voy pa, bancame cinco.—volví a girarme para ver a colo.

—bueno, mejor te dejo porqu...—y ahora es Agustín quien lo interrumpe.

—¿de qué hablan?.—se pone a mi lado de brazos cruzados.

—pero la puta madre, dejenme terminar de decir por lo una fra...—y ahora es Mati.

Largué una pequeña risa, pobre Colo.

—¿hay chisme por acá?.

—¡no! quiero que me dejen terminar de decir una puta frase.

—a ver dale, ¿qué ibas a decir?.—lo apuro porque papá me esta apurando a mi.

—na, ya no la puedo decir ahora.

—bue..decidite.—de reojo podía ver como Agustín me miraba y me ponia más nerviosa.—tengo que irme, papá me está esperando.—los saludé con la mano mientras me iba.

Me subí al auto y suspiré.—¿qué te pasa?.—papá arranca el auto.

—nada, solo quiero dormir, me faltó la siesta hoy.

—pensé que te habia pasado algo más grave, nena.—papá larga una risita.

—para mi mala suerte estoy bien.

ɢɪʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ - ᴀɢᴜꜱᴛÍɴ ɢɪᴀʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora