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Aman - miércoles 11 de mayo.

Hoy mis queridos amigos juegan los cuartos. No sé si estoy más emocionada yo que ellos, pero espero que yo lo esté más, porque no sé si se acuerdan que Mati dijo que me iba a dedicar un gol.

Tengo puesta una remera de Mati, tipo, de la selección pero con su nombre y el número que él usa, porque me obligó. Chicos me obligó a usar su remera, sino no me dedicaba el gol.
Raramente Agustín también me ofreció que la usara, pero obviamente le dije que no, no iba a usar su remera, lo odio. Aunque hay que admitir que fue un gesto muy tierno de su parte, a pesar de tener una relación como el agua y el aceite.

—hija ¿ya estás?.—papá se asoma por la puerta de mi cuarto.

—si, estaba esperando que me llames.—juegan a las 8:00 pm, pero tienen que estar dos horas antes en el estadio.

—vamos entonces.

Salimos de casa y nos subimos al auto camino al estadio. Me siento nerviosa, mi corazón está un poco acelerado de la emoción.
Al llegar nos bajamos y se podía ver la cola de gente que llegaba hasta casi una cuadra. Tan emocionada estaba la gente que vino hasta dos horas antes.

—¿por dónde pasamos nosotros?.—por toda esa cola seguro que no.

—por atrás, vení.—me agarra de la muñeca y me guía hasta una puerta casi al otro lado de la entrada principal.

Luego va por un pasillo largo y me doy cuenta que estamos llegando a la parte de los vestuarios, porque esa puerta la vi unas cuantas veces cuando iba al baño, pero no sabia a dónde iba.
Al entrar, ya todos estaban ahí, abrigados, porque hace frío afuera y creo que entran en calor con eso.

—Aman.—Mati me llama y me hace señas de que vaya con él, y con Colo y Agustín también porque se sentaban al lado.

Me acerqué a ellos y los saludé a los tres con un beso en el cachete.—hola.

Colo me hizo un lugar para que me siente a su lado y eso hice.—acordate que hoy te dedico un gol ¿qué seña hago?.

—una A con las manos y un corazón después.

—tipo, ¿así decís?.—primero hace mi inicial con las manos y seguido un corazón.

—claro.—le sonreí con la boca cerrada y siento que Colo pasa su brazo por mi cintura.

Estos chicos literalmente son amantes del contacto físico y yo lo odio. Es tipo, no me toques porque me agarra un ataque de esquizofrenia.

Agustín carraspea y cambio mi vista a él.—¿puedo dedicarte uno yo también? pero solo hago el corazón.

Arrugué las cejas confundida.—¿si?.

Me sonríe dejandome ver su hermosa sonrisa perfecta. Parece que iba a hablar pero la voz de papá lo interrumpe.

—bueno, escuchenme. Se preparan las botellas como siempre, y vamos con la entrada en calor. Que uno lleve las pecheras por favor, para los suplentes.—abre la puerta principal de los vestuarios y empieza a caminar, seguido de algunos jugadores.

—¿vamos?.—Colo me estrecha la mano y se la acepto.

—pero yo no tengo que ir con ustedes.

—pero te acompaño, supongo que tenes que ir a la primera fila.

—si, creo que si. Ni le pregunté a papá.—empezamos a caminar una vez que agarró su botella de agua.

—preguntamos, y de última te buscamos un lugar.

Nos acercamos hasta casi entrar a la cancha pero mi papá nos frena.

—escuchame, vos vas a estar allá arriba, en la zona vip.—me señala la parte más alta, detrás de un gran vidrio parece.—vos Valentín, anda para allá.—le señala donde estan todos.

ɢɪʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ - ᴀɢᴜꜱᴛÍɴ ɢɪᴀʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora