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Aman - lunes 20 de junio.

Mi vida se derrumba una vez que Lucas salga por la puerta de mi casa porque sé que no lo voy a ver más. En menos de media hora viene a comer, como se lo prometí, y estoy esperando que venga porque ibamos a cocinar juntos. Necesito tener un buen recuerdo con él antes de que se vaya.
Sé que para cualquier otra persona no es la gran cosa, pero para mi si. Es mi persona favorita porque fue el único y primero que se acercó a mi cuando me cambié de colegio en la secundaria e hice que conozca a las personas que hoy en día son mis amigas.
Hubo un momento en que estaba por volverme loca porque no socializaba con nadie, y ahí estuvo él, trataba de animarme de alguna forma llevandome de fiesta, con sus amigos, y de verdad que todo eso lo aprecio porque me ayudó a mantenerme bien en mi vida diaria.

—mamá ¿compraste lo que te pedí?.—ella estaba en su cuarto cambiandose para la cena.

Mis papás también van a estar, y eso me pone más feliz.

—claro cariño, pero ¿estas segura de cocinar una comida tan compleja?.

—si mamá, de última te pido ayuda.—le guiño el ojo y larga una risa.

Estuve pensando en la idea de comer pastel de papa, pero yo soy malísima para hacer eso porque sé que se hace con papas, pero no sé como hacen para que quede la forma.

—podrías ir empezando ahora, así Lucas no tiene que ayudarte mucho.

—¿y con qué empiezo?.

—pelando las papas, es lo más fácil.—viene hacia mi entonces retrocedo unos pasos para que pase.

—no mami, la última vez casi me corto el dedo, yo no uso más ese pela papa.—me indicó que bajemos a la cocina y eso hice.

—bueno entonces dejame a mi, no van a cocinar ustedes.

La pensé por varios segundos, pero era la mejor opción antes de que nosotros quememos la comida, y la cocina también.

—esta bien, solo te ayu...—el sonido del timbre retumbando por toda la casa me interrumpe.—yo abro.

Me acerqué a la puerta y abrí, encontrandome con un Lucas vestido super elegante. Nunca antes lo vi así, siempre anda vestido con un jogging y una remera deportiva suelta.

—hola.—sonríe con la boca cerrada para luego darme un beso en el cachete.

—hola.—cerré la puerta y me di vuelta.—¿desde cuándo te vestía elegante vos?.

—hoy es una noche especial, era necesario.

—claro, una noche especial.—sonreí divertida.—no vamos a cocinar nosotros al final. Elegí una comida compleja e ibamos a quemar todo.

—Bah, pero vos también. Me imagino qué elegiste.—camina en dirección al comedor.

—pastel de papa.—yo iba detrás de él.

—es una pavada cocinar eso, nena.—se tapa la cara como frustrado.

—para mi no. La última vez que quise pelar una papa me corté el dedo.

Se queda serio por unos segundos hasta que se le escapa una carcajada.—dedicate a cocinar cosas más fáciles, que en eso te va bien.

—que chistoso. Vos ni siquiera sabes prender la hornalla.—lo miré mal, en joda obviamente.

—obvio que sé, ¿sino quién cocina cuando mis papás no estan? yo, claro.

—si vos lo decís.—levanté los hombros sin importancia y justo aparece papá.

ɢɪʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ - ᴀɢᴜꜱᴛÍɴ ɢɪᴀʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora