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Aman

El sonido de que intentaban abrir la puerta me despierta, pero igual así adormilada me levanté para abrir, mientras me refregaba los ojos. Era papá.

—¿qué?.

Me sonríe con la boca cerrada.—alguien te vino a buscar de nuevo para que vayas al entrenamiento.

Se asoma por las escaleras el idiota de Agustín y rodé los ojos.—no quiero ir, papá.

—vamos Aman, ponele onda a la tarde. Quiero que vayas a verme.—Agustín se para a su lado y me sonríe de lado.

Ahí me acordé de lo que me dijo en el auto, encima tuvo la cara para quedarse en el almuerzo, y mis ojos se aguaron. No puedo creer que esté llorando por culpa de él.

—¿hija, estas bien?.—eso fue el colmo para que algunas lágrimas salgan.

No me salía ni una palabra, mi único instinto fue cerrar la puerta y volverle a poner seguro. Empiezo a escuchar golpes y la voz de papá, pero no quiero abrirle, no puedo controlar mis lágrimas. Apoyé la espalda en la puerta y me deslicé por ésta hasta quedar sentada. Podía escuchar la conversación entre ellos.

—¿qué le hiciste a mi hija? ¿por qué se puso así cuando te vió?.

—yo-yo...nada Masche, te lo juro.

—¿y entonces porqué mierda esta llorando?.

—no-no sé, te juro que yo no le hice nada.—es un idiota.

—más te vale. Ahora quiero que te vayas, te veo en el entrenamiento.

No volví a escuchar más nada porque me levanté y me acosté de nuevo. Mi única opción ahora es dormir hasta que se me pase. Mañana seguramente voy a estar como nueva, mañana nada pasó. Voy a volver al entrenamiento y lo voy a ignorar como se debe. Si lo pienso bien, él no hizo nada malo porque no tenia ni idea de lo que pasé, fue sin querer. Solo que yo reaccioné mal porque todavía me quedó la marca de ese trauma. Asique podría ir ahora, porque no quiero que me vean como una tonta sensible, asique me volví a parar, me sequé las lágrimas y abrí la puerta.

—¡papá!.—veo que sale rápidamente de su cuarto y se acerca.

—¿qué sucede, mi vida?.

—al final si voy, ¿me preparo?.

Sonríe de lado.—claro que si, pero después quiero que me cuentes...—lo interrumpí.

—si papá, te lo voy a contar. Pero te puedo asegurar que Agustín no hizo nada malo.

—bien. Ahora apurate que solo me quedan veinte minutos.—aplaude varias veces como apurandome.

Asentí y volví a entrar para cambiarme, deportiva porque es más cómodo, me puse los lentes y volví a salir. Bajé las escaleras y me encuentro a papá buscando algo en el mueble del living.

—ya estoy.

Se da vuelta.—vamos entonces.—se encamina a la puerta y yo lo sigo.

Me subí al auto junto a él y nos dirigimos al estadio. Estaba nerviosa de que papá me pregunte porqué estaba así.

—Aman..

—¿qué?.—lo miré.

—¿me vas a contar?.—aún así de costado se puede ver como levanta las cejas, o puede ser que me haya dado cuenta porque se le arrugó la pelada.

suspiré y miré hacia adelante.—Agustín no tuvo la culpa de nada. Solo-solo me llamó nerd jodiendo y a mi me dolió porque...—me interrumpe.

—ya sé, no voy a dejar que lo digas porque sé cuánto te afectó.

ɢɪʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ - ᴀɢᴜꜱᴛÍɴ ɢɪᴀʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora