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Naruto volvió a su casa al rededor de las doce de la mañana. No sabía la hora que era, no tuvo la necesidad ni el tiempo para ver su celular para saberlo. No pudo descansar de los besos que le daba su... Sasuke. Sí, Sasuke. Le sorprendió ver ese lado cargoso qué tenía, jamás lo vio así con Sakura. Al final, decía la verdad. Sakura era solo para aparentar y no la quería. ¿A él sí? Empezaba a creer que era verdad.

La vuelta a casa fue tranquila, empezaba a estar fresco. Usó eso de excusa para abrazarlo fuerte en la moto. Al llegar, lo dejo en su casa, y lo acompañó hasta la puerta. No notaron qué otra vez, los dueños de la casa miraban por la ventana. Escucharon a la moto venir y las pequeñas risas de su hijo y decidieron mirar. Kushina tuvo que taparse la boca para no reír al ver el cuello pálido del chico que estuvo hoy en su casa repleto de pequeños hematomas. Se hacía una idea de lo que hicieron.

Este tomo las caderas de Naruto y lo acercó para abrazarlo y esconder su cara en el espacio entre el cuello y el hombro del moreno. Este último rio un poco por las cosquillas qué le daba el flequillo de hebras negras.

— Hoy... la pase bien. Gracias. — Sinceró el rubio.

— ¿Ah, si? — Salió de su pequeño escondite y frunció el ceño con una pequeña sonrisa. — ¿No me vas a golpear diciendo que traicionaste a Sakura y alejarte con un drama como la última vez? Tienes la mano dura. — Se quejó un poco mientras bromeaban.

— Sí, perdón por eso. ¿Te duele todavía? — Tomo el rostro blanco y sin imperfecciones del más alto y se fijo en su mejilla, no había rastros del golpe. Ya no estaba colorada la zona. Aun así acarició con cuidado.

— Nah, tuve peores. — Mantuvieron el contacto visual un largo rato en total silencio. Uno cómodo. Uno que Naruto no sentía hace tiempo. Se acercaron poco a poco y unieron una vez más sus bocas. No se cansaban del sabor del otro. Se separaron ya decididos a irse. — Te veo luego.

— Ahá, emm, cuando llegues a tu casa no te enojes, ¿sí?

— ¿Por qué me enojaría? — No entendió nada el Uchiha. Solo vio la culpa atraviesa n los ojos del contrario. Suponía que l había hecho algo, algo que no tenía idea que podría ser. — Naruto, responde.

— Nos vemos, Sasu, suerte tapando eso. — Sonrió nervioso, lo beso rápido una última vez y abrió la puerta con su llave.

— ¡Naruto, ¿Qué me hiciste!?

— ¡Adiós, dije! — Cerro la puerta detrás de sí tan rápido que sus padres no tuvieron tiempo de fingir que no veían por la ventana. El rostro de toda la familia Namikaze-Uzumaki se coloreó de todos los colores posibles. Sus padres no sabían que decirle a su hijo, que habían visto todo y Naruto no sabría que responder, no era algo que quería explicar cuando aún se estaba descubriendo a si mismo. — ¡Mamá, papá! — Se tapó el rostro intentando inútilmente bajar el calor que ahora sentía, no el de antes que sintió con Sasuke, sino uno que no le gustaba, qué lo avergonzaba y lo hacía querer escapar.

— ¡Sasuke es un chico encantador! — Dijo su madre intentando aliviar el ambiente.

— ¡Ustedes... ugh, no puede ser! — Naruto daba vueltas sobre si mismo intentando regular su respiración, la que cada vez se hacía más irregular y su corazón palpitaba más rápido que un auto de carreras. Sabía lo que venía, y trataba de calmarse como su terapeuta le recomendó. No parecía funcionar. La sensación de peligro y miedo era grande. — No me jodas... No ahora, hoy era una buena noche.

— Naru, hijo, calma, no nos molesta. Solo estamos eh, sorprendidos. Pero Sasuke se ve un buen muchacho, creo que entiendo un poco porqué peleaste con Sakura.

𝗝𝗼𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗵𝗶𝗹𝗼 𝗿𝗼𝗷𝗼. ⚣︎⚤︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora