Las dos primeras horas no fueron diferentes a su nueva rutina, escuchar musica con sus auriculares escondidos entre su ropa y soportar los papeles que a veces le tiraban y decían mensajes tan bonitos como matate, loquito. En serio, no era un enfermo mental, y aunque lo fuera, los enfermos parecían ser los de su curso y los demás cursos. Si, admitía que era un poco popular por conocer a casi todos e intentar ser amigos de todos. Por eso en tan poco tiempo ya todos sabían sobre su "enfermedad", aún no entiende porque tuvo que decirle eso a su padre. Era natural que lo trate de alguien que alucina y no piensa con claridad.
Ahora debía tragarse su orgullo admitiendo lo ingenuo que fue, junto a otra pastilla además del antidepresivo que ya conocía hace tiempo. Creía que era una especie de calmante, y si, lo estaba tomando ya que cuando debía tomarlo su madre o su padre estaban atentos a que la trague. Por eso actuaba tranquilo la mayoría del tiempo, si nadie lo provocaba y deba romperle el tabique, claro.
De cualquier forma, le preocupaba no haber visto entrar a la pelirosa al aula. Ya estaba por empezar la segunda hora, y no la veía por ningún lado. No quería pensar mal, creía que su amiga era niña de bien. Al menos lo suficiente como para no hacer cosas indecentes en la escuela. Trato de ignorar esos pensamientos.
Revisó un par de cosas en su libreta de apuntes, la cual no tenía mucho, solo lo necesario y cosas que pidió por no prestar atención y no anotar nada. A veces había chicas que se apiadaban de él y le daban sus apuntes. Pena. Lo que más odiaba que sientan por él, era lo que le estaba salvando el semestre. No podía quejarse, ya nadie lo iba a escuchar cuando necesite hablar.
Inconcientemente miro su mano, y el delgado y delicado hilo que estaba atado a este. Dolía verlo, dolía no poder desatarlo y atarlo a otra persona, lo ataría sin dudar a su amiga para que sea feliz aunque sea con el chico que no la merece.
Le gustaría entender todo esto sobre el amor, pero la verdad no lo hacía. Lo único que sabía hacer desde hace un largo tiempo era odiar, odiar a los que los rodean y, por qué no, a él mismo. En especial a cierto chico que se volvió un grano en el trasero, sí, Uchiha Sasuke. Un enorme dolor en el trasero y que espera jamás volver a verlo ni en su escuela ni en ningún otro boliche dónde el alcohol le juegue otra mala pasada y está vez, el dolor en el trasero no sea de forma metafórica. Un escalofrío recorrió su espalda al pensar en ello, repudiaba la sola idea.
Odiaba su rostro, y esa estúpida sonrisa narcisista que le decían que pronto estaría a sus pies como todas las chicas y algunos chicos, eso lo enloquecía. Le enloquecía la seguridad en sí mismo y lo egocéntrico que podía llegar a ser cuando lo invitaba a pasar otra noche en su cama y sin su hermano. Oh, le debía la vida a su hermano, él evito que cometa el peor error de su vida, a medias, pero lo evitó. Odiaba que Sasuke le siga insistiendo y lo visitando cada que puede intentando hacer parecer que busca a Sakura, cuando en realidad quería verlo con esos tontos ojos negros que se veían cada vez más apenados cuando lo veían. No, no necesitaba su estúpida pena para sentirse mejor, sabía que se veía y se sentía mal, pero no necesitaba la pena de nadie, mucho menos la de él.
Odiaba que la única compañía que últimamente estaba teniendo era la suya. Temía estar acostumbrándose a ello.
Y la vió. Vió a Sakura entrar por la puerta antes de que el profesor de esa hora lo haga, se veía como siempre, claro, si no fuera su mejor amigo y sepa cada faceta suya. Podría mentirles a todos, pero no a él. Había estado llorando, se nota. Su maquillaje estaba corrido, lo intento arreglar lo más posible pero su delineado hecho a las rápidas y el rimel corrido aún la delataban si la veías con atención.
La siguió con la vista hasta que se sentó en su lugar y giro su rostro en busca de la mirada que sentía sobre ella. Claro que era la del rubio, quien no pudo apartarla hasta mirarse ambos a los ojos y apartar la vista como si no hubiera ocurrido nada. Pronto Haruno comenzó a hablar con unas chicas detrás suyo, ignorando lo anterior ocurrido.
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𝗝𝗼𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗵𝗶𝗹𝗼 𝗿𝗼𝗷𝗼. ⚣︎⚤︎
RomanceNaruto tiene la capacidad de ver el hilo rojo del destino en las personas. Sabía que era una persona especial y esto no tendría nada de malo hasta que nota que su hilo está conectado a Sasuke Uchiha; el novio de su mejor amiga. Lo peor, no es gay. ...