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- ¿Qué dices? ¡Él no me puso los cuernos! - Negó completamente. Apenas llevaba un mes tal vez con Sasuke, en tan poco tiempo no pudo haberse aburrido de ella y engañarla, al menos, eso pensaba la pelirosa avergonzada de la mirada de todos.

- Yo ví como te los ponía, Sakura. Lo ví en primera fila. - Hizo énfasis las dos veces en la palabra ví.

- Seguro era un familiar, tal vez el primo ¡Y tú solo tratas de separarnos! - Volvió a negarlo, echando toda la culpa sobre los hombros del rubio de ojos azules. Sakura no quería que le desvenden los ojos, ella no quería darse cuenta de las pocas pero claras señales en tan poco tiempo de la relación.

- Oh claro, ahora soy el primo de ese imbécil de los imbéciles. - Uzumaki jadeo al darse cuenta lo que dijo de forma sarcástica, no quería abrir la boca de más. Muy tarde.

- ¿Qué estás tratando de decir? - Sakura dejo de gritar para acercarse al mayor de altura y edad, retándolo a repetir esas palabras.

- ¿Aparte de ciega, estás sorda? Quise decir lo que escuchaste. - Esas palabras, ese par de oraciones pusieron un punto en su amistad. Aunque el rubio ya no sabía si era un punto seguido o un punto final.

Los murmullos y la audiencia aumentaron. Aunque pronto todos siguieron sus caminos al escuchar la campana, las clases ya iban a comenzar.

- ¿¡Qué mierda, Naruto!? ¿¡Te acostaste con mi novio!? - Sakura de pronto de puso roja de la ira, había explotado. No esperaba eso de Naruto, ni el mismo Naruto esperaba eso de sí mismo.

- Oh, descuida, sólo fue una chupada. - Dejando un mal sabor de boca en ambos, y a Sakura con ganas de gritarle más cosas. Esta prefirió no decir, sino darle una cachetada. Ambos con los corazones latiendo a mil por la adrenalina. Definitivamente la peor pelea que alguna vez han tenido. El rubio no dijo nada, no se quejo y con la cabeza en alto se fue por los pasillos.

Camino hasta no estar a la vista de la mujer, en cuanto estuvo lo suficientemente lejos comenzó a correr. Corrió hasta el baño más cercano de su ubicación. Ningún profesor lo vio, ni los estudiantes de su edad, todos ya estaban en clase.

En ese silencio, en ese baño limpio pero con las puertas pintadas y escritas por distintas personas, rompió a llorar.

La soledad, su vieja amiga, una vez más le haría compañía. Una vez más llorarían juntos por su desgracia. Una vez más se hundía en todos esos pensamientos negativos. Solo una vez más, necesitaba soltar lo que su alma quería gritar desde que conoció a Uchiha Sasuke; el detonante de sus problemas, el que llegó justo cuando estaba superando todo, empezando de nuevo, venía él y rompía todo lo que construía con tanto esfuerzo.

Todo fue en vano.

Perdió a su amiga.

No quería ni ver en pintura a su alma gemela.

Volvía a sentirse mal consigo mismo.

Con la persona que era.

Juró que jamás volvería a arrepentirse de sus desiciones cuando empezó terapia hace un año, pero no. Ya no podía decir que eso era cierto.

Paso todo el día en los baños hasta que fue hora de volver a su casa. No asistió a ninguna de sus clases. Sus amigos no cercanos se preguntaban dónde estaba.

{...}

Las semanas pasaron, ya era la tercer semana en la que no hablaba con Sakura. No la podía ver a los ojos, y ella tampoco giraba a verlo.

Su aspecto ya no era tan alegre y vivo como solo el podía verse. Era más bien deprimente. Unas ojeras no muy marcadas que por más que duerma ocho horas no desaparecían de su rostro. Ojos entristecidos, sintiéndose culpables, sintiéndose escoria, ocultando un dolor interno. Labios en línea recta, cabizbajo y solía estar físicamente, pero su mente se iba lejos, pensaba en todo y en nada.

𝗝𝗼𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗵𝗶𝗹𝗼 𝗿𝗼𝗷𝗼. ⚣︎⚤︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora