Lo primero que notó fue la oscuridad. Quizás aún es de madrugada, no lo sabe. No pudo dormir correctamente en toda la noche y sabía por qué. No quería mirar al calendario, nada más para recordar algo que tenía muy presente. Se había dejado llevar en el tiempo y hacía semanas que no hablaba con nadie; no se dio cuenta de la cercanía de esa fecha. Exceptuando ayer, que Sasuke apareció en su moto a su puerta diciendo que salgan, quizá negarse, pero su madre insistió diciendo que tenía muchas cosas en la cabeza y debía distraerme. No era mentira, sabía que ayer era 9 de octubre. Sabía que al día siguiente era su cumpleaños y esa fecha especial. Le dijo a Sasuke que deseaba estar solo el día siguiente y así fue. Agarró su celular para ver la hora, no le sorprendía que eran pasadas las once de la mañana. Supuso que era un día nublado, gris y pensó que combinaba en como se sentía. Agradecía que sus padres no lo despertaron para ir a la escuela, después de todo, era 10 de octubre. Se quedó un rato mirando al techo y cuando creyó que era suficiente de sentirse de esta manera, se levantó de su cama. Bajó hasta la cocina, su madre no estaba. Su papá tampoco. No quería ni suponer en donde estaban, después de todo, era un día gris para todos. Tal vez llamará a su abuela. Debería. Pero no sabe si puede reunir coraje para marcar y escucharla. Debería estar igual que él ahora mismo, sabía a donde se dirigiría la conversación y no quería soportarlo. Se podría derrumbar en medio de la llamada y todavía no quería llorar.
Sintió un escalofrío en su hombro y se dio cuenta. No sabía a quién quería engañar, ¿no querer llorar ese día? Ya lo estaba haciendo. Y se mantuvo con la cabeza gacha en la mesa lo que pudo ser segundos o meses. No deseaba sentirse más de este modo, no podía ayudarse más que intentar parar las gotas de sus ojos con sus manos. Era inútil, limpiaba una y caían cinco más detrás. Le estaba costando respirar. No evitaba hipar y sollozar. Él debería haber sido el que se fue, no su abuelo. Él deseaba solo irse lo más pronto posible, Jiraiya amaba la vida. Le gustaba reír, bromear, emborracharse, amaba a las mujeres. Amaba estar vivo. No comprendía el porqué el destino decidió llevárselo a él, aún era joven cuando pasó. Tenía quince, recién cumplidos. Le había regalado un conjunto deportivo anaranjado y una rana de peluche. Había sugerido enseñarle un par de chicas, y únicamente le quedaba reírse del recuerdo, porque ese día le hubiera dicho que sí a todo si hubiera sabido lo que pasó después. No lo hubiera callado cuando hablaba, lo habría escuchado y tomar sus consejos de viejo senil. Llevo una mano a su pecho y por eso momento no lo notó, solamente se concentró en su dolor y en intentar liberarlo todo. Apenas comenzaba el día, debía ser fuerte. Poco después de calmar su llanto lo notó. Le faltaba su collar, el que le regalo su abuela. El que tanto cuidaba. Ayer lo tenía puesto. No podría haberlo perdido, ¿o si? Tomo su celular y marcó a su contacto fijado. Estaba rezando que él lo tenga por algún motivo y no que lo haya perdido. No hoy. No hoy que lo necesita para ser fuerte.— ¿Naru?
— Sasuke, dios, dime que tienes mi collar de piedra azul, es como un cuarzo. — Se trabó en todas y cada una de sus palabras. Tenía prisa en saber el paradero de su preciado collar y el que haya estado llorando toda la mañana no ayudaba a que pueda modular correctamente.
— ¿Qué? Naru, amor, ¿puedes hablar más despacio?
— ¡Un collar, Sasuke! Dime si tienes mi collar de cuarzo azul. — Hablo más despacio, pero no significó que menos alterado. También no le importo dejar en claro lo rota que tenía la voz nasal, producto de los mocos y el llanto.
— ¿Bebé, estás-? Sí, sí lo tengo. Te lo olvidaste ayer. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
— Mierda, gracias. ¿Puedes... puedes venir y traérmelo? — Suspiro de alivio, aunque con la respiración algo entrecortada. Esto no pasó desapercibido, por el contrario.
— ¿Me dirás que es lo que te pasa? Desde ayer que estás raro.
— Si por raro te refieres a depresivo, gracias por notarlo, llevo tres años así. — Quiso ser algo chistoso, pero ninguno se rio. Lo que sí escucho fue un suspiro. No pudo distinguir si fue suyo o del chico del otro lado de la línea.
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𝗝𝗼𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗵𝗶𝗹𝗼 𝗿𝗼𝗷𝗼. ⚣︎⚤︎
RomanceNaruto tiene la capacidad de ver el hilo rojo del destino en las personas. Sabía que era una persona especial y esto no tendría nada de malo hasta que nota que su hilo está conectado a Sasuke Uchiha; el novio de su mejor amiga. Lo peor, no es gay. ...