Preparación

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Hay gente en la que puedes confiar tu vida y la de quienes amas. Isabela es de esas personas. Sé que no le gusta Max para mí, pero sabe que es importante y no va a dejarle morir ha estado demasiado envuelta en la política para saber qué hacer con el caso de Max. Le di los datos de Jackson Lim, el detective del equipo de Drake y los datos de Leoniza Paul porque es la mejor negociadora de secuestros del país.

Regularmente, si eres rico tu vida también tiene un valor y por eso me aseguré de que mis hermanos estuviesen todos seguros, lo más seguro posible para los niños, con todos los guardas, policía y sistemas de seguridad activos.

Mi mejor amiga entró a mi habitación y preguntó cómo usan las contracciones mientras Olivia, Ada y Niza se quedaban viendo la máquina.

—Ahora, ahora— gritó Ada emocionada. Niza que ha hecho de matrona en el hospital les explicó que ese era el pico de dolor e Isabela me vio molesta y me dio un golpe en la frente.

—Siempre te he amado, pero no te engordaste y ahora no sientes dolor de parto. —Me vio a los ojos y dijo:— Yo siento dolor todos los meses por menstruar.

—Dios me quiere por eso los bebés y yo saldremos vivos y felices de esto.

—Seguro que sí—Dijo Isabela. —¿Estamos listas?—preguntó mi amiga a mis mamás y madrastra verificaban las contracciones.

Respiré hondo porque no quiero que nadie salga de ahí.

—Claro.

—Voy muy rápido con la información porque necesito que vuelvas al estado hippie sin contracciones ni preocupaciones: La familia de Max quieren que te retires del caso o les cedas poder. Los he mandado directo a la mierda y he advertido que esto no es un juego. Este es un secuestro por dinero. El gobierno no va a pagar porque es un lujo que vean que pagan por estas cosas, van a intentar detenerlos y en ese caso puede que materna. Alguno o todos los secuestrados. Hay cinco secuestradores conocidos por la policía, pero Max aparentemente ha sido secuestrado por una banda llamada el camaleón. Ellos son muy discretos, hacen todo lo posible porque salga una persona viva en exclusivo y los otros dos se matan.

—Como que liberan al que más dinero dio, se dejan todo el dinero y ponen a los otros dos a matarse, les dan una pistola y se matan el uno al otro, los dejan en un campo minado; el que se mueve mata a todos. Los dejan en una colina si uno se mueve se caen los dos. Es horrible y lo mandan a toda la familia, sus amigos cercanos y a la policía. La gente sabe que existen; lo que hacen y nadie nunca dice nada porque a quienes se lo envían, pueden ser los siguientes.

—¿Entonces? ¿Cuál es el plan?

—Tú eres mamá de tres niños. Ellos deben saber que estás en el hospital, pero mi plan es pagar.

—Isabela, si pagas nos afecta a todos. Cualquiera de nuestros hijos, sobrinos, primos y amigos podrí ser el siguiente —recalco Ada.

—El que paga más dinero es el que sale vivo, pienso que hay una cifra con la que el seguro del gobierno validó la vida de Max en casos como estos, el seguro de su familia para él y los seguros que él paga para sí mismo. Así que con esa cifra voy a jugar, sumarlas y triplicarlas.

—Es demasiado dinero, Isabela—intervino Olivia. —Hay demasiada familia en juego. La próxima vez puedes ser tú y tus papás ¿pueden pagar esa cifra?

—No es tanto porque el gobierno le da un valor muy bajo al seguro de sus empleados.

—¿Cuánto es muy bajo para ti?—preguntó mi mamá.

—¿Saben que tenemos un precio? Hay gente que se dedica a ello en casos de catástrofes, además de secuestradores—Me recordó mi amiga. —Sé que están asustadas. Esta gente siempre mata a los seguratas y a testigos, pero nunca habían matado a alguien que puede pagar de arranque. Castro tiene el mejor seguro de los cinco y está muerto. Si quieres a Max vivo lo mejor es pagar.

Mi mamá y Ada salieron con Isabela hacia la sal a de reuniones. Yo solo recalqué fundamental, que Max regrese vivo. Nada de muertes, accidentes o mierdas. Isabela confirmó que su familia estaba en el hospital y que ella iba a hacer todo lo posible por traerle vivo.

Mi mamá se acostó conmigo en la cama y me dio un beso en la frente mientras me acariciaba el pelo.

—Que no entren tus hermanos.

—Esos son los niños más dulces de la vida, siempre quieren abrazarse con uno y son los únicos de mis hermanos que no son celosos.

—Soy una mamá bendecida y tú vas a serlo también.

—Tengo mucho miedo, qué tal si sí hay que sacarla.

—Mi amor, estás teniendo contracciones muy seguidas. Si no la sacan salen los tres.

Leopoldo entró en la habitación con una caja en las manos, le dio un beso y un abrazo a Niza y me miró a los ojos con una de sus sonrisas malévolas. Los dos reímos, yo sin saber realmente la magnitud de su maldad y él sin abrir la caja que sostenía con cierto misterio.

—Milena, no voy a dejar nunca que ten vean mal —Dijo mi amigo.

—Estoy desmaquillada.

—¿Hace cuánto no te rasuras ahí?—preguntó.

—Sabes que no me gusta rasurarme si estoy 100 % segura de que no voy a hacer nada y con tres bebés ahí como que no me apetece.

—Voy a depilarte y hablé con la enfermera de afuera y me sugirió que tienes que hacer caca.

—¿Y le vas a ver la caca también?—preguntó mi mamá y las dos reímos como locas.

—No tengo ganas de liberarme, Leopoldo, no he comido.

—Vamos a esquilarte—dijo y mi mamá no pudo evitar reírse hasta casi ahogarse.

Los médicos ingresaron a mi habitación con noticias y aparentemente mi mamá tiene razón, es ella o yo, hay que hacer una cesárea de emergencia, sacar a la bebé y dejarla en incubación mientras sus hermanos terminan su desarrollarse de manera normal en el útero. Tomé mi celular para llamar a Drake, quería que lo supiera y si soy suficientemente afortunada me sostuviera la mano.

—Mily, lo mejor es hacerlo ahora que no has roto fuente, la enfermera va a venir a rasurarte.—Leopoldo me guiñó un ojo. — ¿Tienes nombre para los bebés?—preguntó Mía.

El bebé del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora