Maximiliano, siete años antes

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Tenía casi quince años cuando conocí por primera vez a Maximus, él tenía veinticinco y era una promesa de la abogacía comercial. El primer en su familia en no dedicarse a la producción y venta de petróleo, estaba en casa de mi mejor amigo, porque tener mejores amigas mayores hacen que te pongas creativa y para ser honesto, el espíritu feliz, dulce y libre de Kent nos atrajo el uno al otro como imanes, probablemente nada de lo que está pasando hubiese sucedido si tan solo él no hubiese decidido pasar de mí para salir con mi primo. En fin, habíamos estado comiendo unos confites, así que me disculpé para ir al baño del pasillo. Estaba tan concentrada en lavarme las manos que no me di cuenta de que había alguien más hasta que entré. El joven se estaba sacudiendo el miembro luego de orinar y me miró divertido como si fuese parte de su ritual de orina, sacudírsela, y que alguien entrase, dejó que los pantalones se le cayeran y se inclinó a recogerlos, su falo comenzaba a elevarse y endurecerse y yo seguía en la puerta.

—Maximiliano Waitly.

—Mily Pieth Caine Smith.

—¿Eres hija de un príncipe?

—Mi papá es un príncipe de la medicina y todos mis papás tienen antepasados retratados en las denominaciones de los billetes. ¿Eso me hace una princesa o reina?

—Sí tu nombre dice fundadora, fundadora, fundadora—Asentí y Max acomodó su miembro dentro del pantalón y cerró el zíper así como el botón, no dejó de mirarme y sonreír. Yo hice lo mismo, sonreí. Me acomodé el cabello y me acerqué a lavarme las manos, él se posó detrás y se puso un poco de jabón no sin antes pegar su cuerpo contra el mío, le miré a través del espejo y aproveché para disfrutar de sus pómulos marcados, del cabello despeinado, de su altura y la sensualidad que expedían todos sus movimientos. Besó mi mejilla y luego mi cuello.

—Eres muy guapa Mily fundadora fundadora fundadora.

—Gracias, tú igual—respondí y él sonrió, la puerta sonó y escuché a Kent preguntar por mí. —todo bien, dame unos minutos.

—Iré a buscar a mi hermano, así te lo presento.

Le empujé y corrí hacia la puerta antes de ir rápidamente a la habitación de mi amigo y tomar asiento, Alice su madre ingresó a saludarme y por el pasillo observé rápidamente a Luke el cual estaba ansioso por ir a jugar con Sergio mi hermano, sonreí y su madre igual antes de despedirse. Me quedé en la silla y escuché a Kent conversar un par de minutos con el que me pareció era Max.

Esa tarde acosé a mi amigo con preguntas sobre su predecesor y él las respondió todas antes de afirmar que algo había pasado en el baño, le conté lo que vi y aseguró que Maximus era más guarro de lo que creía.

—Le van las cosas guapísimas... es un raro.

—Dilo.

—Le gusta que lo vean en pleno acto. Está enfermo.

—Entonces todos los hijos de tu mamá están enfermos, Luke muy inquieto, tú muy gay, tu otro hermano muy hetero y Damien, el mayor muy...

—Muy calienta pollas; le encanta jugar de irresistible—Los dos reímos y bebimos un poco de café antes de que mi tía llegase por mí.

En lugar de ello me encontré con mi tío Sebas el cual me miró orgulloso cuando le conté sobre mi trabajo con Kent. Le pregunté por su trabajo y me dijo que había nuevas inversiones en el mercado, asentí porque a diferencia de Sergio realmente lo único que me importaba a los diecisiete eran los bolsos, el modelaje, los diseños y Mily.

Llegamos a casa y me encontré con los gemelos los cuales estaban aprendiendo a hablar, Sergio los confundía hablándoles en otros idiomas, les di un beso a los tres antes de ir en busca de mi tía, la cual estaba diseñando un pastel para una boda exclusiva.

El bebé del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora