El bebé del millonario

Preguntas

Mainvillage se fundó con cinco o cuatro hombres que escaparon de un internado. Era básicamente un castigo, pero alguien le llamó entrenamiento. Sus padres estaban convencidos de que sus hijos iban a estar al mando de sus preciadas empresas, pero la responsabilidad y la fortaleza se ganan trabajando con fuerza y según la lógica de quienes manejaban el lugar los castigos físicos y emocionales ayudaban a ello. 

El internado en el cual no solo ponían a prueba su capacidad física, emocional y lo más importante el dinero de sus padres, cuatro hombres y un muro gigante, les dijeron que el que lograra escapar iría directo a la tierra prometida.

Ellos sabían que no era de esa manera. No era tan fácil como salir por la puerta o escalar el muro, necesitaban recursos, de eso iba la escuela, de usar todo lo que estaba a tu alrededor a favor de propia vida y felicidad. Ellos querían dejar de ser castigados, no recibir más imposiciones por parte de sus familias y poder vivir de sus propias pasiones, a su ritmo. Querían ser libres.

Formaron un equipo y poco a poco con inteligencia y perseverancia fueron adquiriendo las herramientas; uno se robó los documentos de propiedad prometida, otros robaron alimentos, agua y elementos que les mantendrían vivos y sanos. Corrieron apuestas secretas para ganar un poco de dinero en caso de que solo lograsen salir y tras varios cálculos e intentos hicieron lo que nadie, una escalera y rezar porque al caer al otro lado fuese en el punto exacto en el que tiraron sus colchones.

Al llegar a Mainvillage se distribuyeron oficios, porque decidieron que no serían la imitación pequeña de sus padres no serían los encargados de la empresa familiar, sino los presidentes y empresarios más importantes de su propia ciudad.

Cuatro hombres salieron con la idea de conseguir libertad, en su lugar crearon la tierra más machista y tradicionalista de la historia.

Eso ha sido mi último mes y medio.

Un castigo masculino, uno al que le permití ingresar a mi vida, saber todo de mí, tocar mi cuerpo y ahora simplemente es mi enemigo mortal. Mi papá llegó con el desayuno y Lu puso a mi lado en la cocina, mi hermana me vio divertida.

—Arturo hizo sus propios Pancakes, completamente—Comentó Olimpia y mi papá asintió.

—Con Nutella y fruta que picó Ada porque me gusta como le quedan los pedacitos, qué lindo verdad.

—¿Cómo amas a la tía Ada. Ehh, hasta la fruta le ves linda?

—¿Qué quieres decir que mi fruta está picada fea?

—No, está linda, pero no para que el tío sonría así —Se quejó y su papá me dio un beso.

—Mi amor, entenderás el amor cuando lo sientas —respondió y le dio un beso en la frente. —Vamos al cole.

—¿Y mis hermanos?

—Se fueron con mamá—Sebastian se acercó y me dio un abrazo.

—Te amamos muchísimo, nena.

—Lo sé, papá.

—Hoy viene toda la familia, tus amigas, tus amigos y vamos a hacerte una cena y una fiesta enorme.

—¿Por qué?

—Voy a ser abuelo tengo que tirar la casa por la ventana y recuerda Sebastian es un nombre maravilloso.

—Sebastian Arturo Emiliano Caine Pieth Smith —Comentó mi hermana, la cual al parecer estaba muy preparada con la idea en la mano

—Papá, te amo y Sebastian es un nombre precioso, pero son cinco "Sebastian" y ya es confuso; Sebastian tú, Bash el otro, Sergio Sebastian y Bass cómo vamos a llamar a este.

—Sebas.

—Sebitas —Comentó mi hermana. —Además cuando alguien digo, Sebas se cagó el pañal no estás hablando de ninguno de los anteriores.

—Cuando diga: Sebas se portó como un cabronazo no van a saber que hablo de mi hijo, voy a tener que decir, Sebastian el quinto.

—¡Me encanta! Arturo Sebastian se comportó como un cabronazo—Arturo y Ada soltaron una carcajada.

—¿Qué les parece si ponemos Caine como primer apellido? Son mi primer familia y no quiero que nunca nunca nunca, se pierda eso. Mis hijos siempre van a saber que tiene a los mejores abuelos, además quién cree que les va a enseñar a sacudírsela.

—¿De qué hablas?—preguntó mi hermana.

—Los hombres se sacuden el pipi cuando orinan, como los perros.

—Ewe, demasiada información. Vamos a la escuela. Mi papá la cargó y los dos me dieron besos llenos de manipulación. Mi papá partió un bocado enorme de Nutella con frutas y pancakes.

—Le mandé uno a doña Olimpia.

—Está tremenda.

—Es la presidente del mundo —papá imitó a Sergio y los dos reímos.

Ada y papá se quedaron todo el día a acompañarle, la primera para preparar el banquete maravilloso, con mi pescado favorito, unas papas que le quedan gloriosas, una sopa que Sebastian y Olimpia no pueden dejar de comer, todo huele prometedor, incluso vino la tía Serena a decorar un poco.

—Chicas están bien si nosotros damos un paseo.

—Vayan—Dijo serena y me dio un abrazo.

—El embarazo es agotador cariño, pero vivir peleando con alguien a quien amaste es exhaustivo.

Le abracé con fuerza y me permití sentir el amor que sus palabras declaraban, la verdad en ellas era tranquilizadora. Me despedí de ambas y fui con papá. Me llevó a su lugar favorito de la infancia, el cine de repetición a ver una película en blanco y negro.

Me hice la pregunta que se hacen todos: ¿Cómo y por qué me compliqué la vida así?

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