· ─ ❨ 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆𝗯𝗼𝗱𝘆 𝘄𝗮𝗻𝘁𝘀 𝘁𝗼 𝗿𝘂𝗹𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝘄𝗼𝗿𝗹𝗱 ❩
ayúdame a disfrutar al máxi
mo de la libertad y del placer
Kenjiro era alguien fuerte, inteligente y perspicaz, pero sobre todo, tenía bondad en su corazón. S...
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Yamagawa Kenjiro había dormido en casa de Mitsuya Takashi, y no podía negar que se seguía sintiendo extraño por ello. No estaba seguro de qué sentía por él, porque si bien, se ponía nervioso con su presencia, parecía que algo en su estómago revoloteaba al verlo sonreír y quería pasar tiempo a su lado, algo en su interior le decía que no lo hiciera. Pero claro, no es fácil dominar los sentimientos y por más que quisiera no sentir nada por Takashi, sentía que se delataba a sí mismo con sus actitudes. Tal vez nadie las había notado y solo estaba siendo paranoia, era solo que no podía evitarlo.
Al despertar no había visto a Takashi en su cama, pero al girarse podía oír como Luna y Mana seguían haciéndolo. Era domingo y por ende nadie iba a la escuela, así que seguro dormirían un rato más. Para Kenjiro no era fácil tener que controlar lo que sentía estando a pocos metros de él, y sobre todo, en un lugar íntimo. Pensó varios minutos si levantarse o no, porque seguía sintiéndose nervioso, pero finalmente lo hizo.
—¿Takashi? —preguntó con vergüenza al asomarse por la puerta de la habitación, aunque no recibió respuesta rápido, lo que hizo que se preocupara un poco. Pero no pasó mucho entonces para que recibiera respuesta.
—¿Ken? ¿Eres tú?
Al dirigirse de donde la voz fue que lo encontró, mientras elaboraba un almuerzo y por ende sintió vergüenza. No se acostumbraba a que alguien cercano le hiciera de comer, porque en su casa lo hacían personas contratadas por sus padres y no lo trataban bien.
—Sí... ¿quieres que te ayude con el almuerzo? —preguntó con una sonrisa tímida, intentando acercarse a él. No podía evitar mirarlo y notar que se veía muy lindo con sus pijamas y su cabello revuelto.
—¿Seguro? Puedo hacerlo solo —le respondió, sonriéndole y girándose para seguir cocinando—. No me molesta, estoy acostumbrado. Además, eres mi invitado y me gustaría hacerlo.
—Pero... Me invité solo, eso no debería valer —objetó riéndose con vergüenza, recordando entonces que no había verificado su celular para ver si tenía llamadas de sus padres. De hecho lo había apagado para evitarlos.
—Vale porque pensabas venir hoy, solo viniste con antelación.
Kenjiro se rio, rendido, y se sentó en en una silla que había en la cocina, viéndolo mientras preparaba el desayuno; recargó su cara en su mano y no podía evitar sonreír al verlo. Además, sentía una paz increíble con su presencia, eso nunca le había sucedido antes y le hacía sentirse feliz. Takashi era como un ángel, y se preguntaba qué había hecho para estar así, pero no había respuesta; simplemente había sido él mismo. Era alguien increíble y estaba feliz de tenerlo en su vida, y aunque sabía que lo quería como algo más... no lo soportaría.
