· ─ ❨ 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆𝗯𝗼𝗱𝘆 𝘄𝗮𝗻𝘁𝘀 𝘁𝗼 𝗿𝘂𝗹𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝘄𝗼𝗿𝗹𝗱 ❩
ayúdame a disfrutar al máxi
mo de la libertad y del placer
Kenjiro era alguien fuerte, inteligente y perspicaz, pero sobre todo, tenía bondad en su corazón. S...
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capitulo doce
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Yamagawa Kenjiro se encontraba confundido. Uno, por saber que su ex novio psicópata ya no volvería a buscarlo, y segundo, el recordar que había confesado amar a Mitsuya Takashi en su interior. Sabía que su vida siempre era complicada, pero no se esperaba tener que llegar a ese punto de ya no saber qué hacer.
Era el mismo sábado de la fiesta decembrina que planeaba su familia frente a sus importantes invitados. Kenjiro desearía poder faltar, pero sabía que le era imposible. La «condición» (aunque no escrita) de sus padres para hacer y deshacer su vida dentro de lo posible era que no faltará a ese tipo de eventos familiares. Y eso comenzaba a cansarle.
Esa mañana había salido a comprarse algo para desayunar y se había enterado de palabras de su hermano que ese día llevaría a su prometida, para que no lo hiciera quedar en vergüenza. Kenjiro había puesto los ojos en blanco en respuesta. Pensaba, además, que esa muchacha en realidad solo lo quería por su dinero, pero allá él sí era tan idiota como para creerle a la mujer; sobre todo porque llevaban un mes siendo novios. Entonces, cuando estuvo pensando sobre la cena, pensó en que tal vez no sería mala idea si invitaba a Mitsuya... aunque sí sus padres lo veían llegar con un hombre explotarían, pero a la vez recordaba que nadie más sabía de sus preferencias (hablando de las familias millonarias que irían), por lo que podía pasar desapercibido.
Esbozó una sonrisa al imaginarse a Mitsuya en un traje elegante a su lado, ruborizándose de paso. Él era tan guapo que en cualquier ropa se vería excelentemente bien, incluso en un costal de papas.
Por acto reflejo y sin percatarse aún, llamó a Mitsuya a su teléfono, y no fue hasta él contestó que se dio cuenta de lo que había hecho. Sus mejillas se encendieron y balbuceo un poco antes de pensar en que responderle... Kenjiro era tan idiota y ahora sabía que no podía mentirle, todo por estar pensando en él.
—Takashi... —murmuró, pocos segundos después que pudo formular una palabra coherente. Sus ojos y van hacia todos lados en su habitación para intentar salvarse a sí mismo, aunque en vano—. Hola...
—¿Ken? ¿Todo bien? —la voz de Mitsuya se escuchaba ronca, como si recién se hubiera levantado. Intentó no sobrepensar nada, puesto que oírlo de esa forma provocó que algo en su interior se removiera.
—Es que... verás... yo quería...
—Veamos. Ken, respira tranquilo, ¿sí?
No podía decirle lo que en realidad pasaba por su mente, así que se limitó a asentir (aunque él no lo veía) e inhaló y exhaló un par de veces. Cuando se sintió un poco más tranquilo le dijo que quería invitarlo a la fiesta de su familia, argumentando que no quería estar solo y que su compañía lo haría sentir muy bien. Y, a final de cuentas, eso no era ninguna mentira.
