Un golpe de realidad devolvió a Hao al suelo. Ahora podía ver mejor las cosas y es que Hanbin jamás tuvo interés por él. Él era así con todos, con cualquiera, en el tiempo que lo estuvo observando se dio cuenta de eso, tenía el número de de teléfono de todos los del salón y si había alguien no lo tenía, él iba a pedírselo. A todos les escribía por igual, haciendo las mismas preguntas, sin interés de por medio. Solo simple amabilidad.
Y es que esa era una virtud muy linda, algo característico de Hanbin pero que a Hao le molestaba demasiado, uno podía ser amable, no había nada de malo en eso, pero la manera en la que Hanbin lo era, era excesiva. Mucho. Demasiado. Por encima de los límites.
◇◇◇
Siempre notaba como Hanbin ayudaba a todos los que le pedían ayuda con la coreografía y él aceptaba sus peticiones a pesar que nisiquiera haya empezado a practicar algo, siempre estaba con aquella sonrisa en su rostro. Muchas veces se quedó hasta muy tarde ayudando a algunas chicas que le pedían ayuda y después de que se iban él por fin comenzaba a practicar.
Zhang Hao veía como Hanbin tenía ojeras muy notorias y se le marcaban aún más cuando mostraba su sonrisa. No tenía sentido, el pelirojo no podía entender como él se sentía bien con eso.
Una vez, en un tiempo de descanso, los profesores habían pedido comida del Kentucky, enormes porciones de pollo para todos, nuggets, papas, gaseosa, etc. Estaban premiando a sus alumnos por ser tan responsables y rápidos para entender todo.
Hao estaba junto a Kuanjui disfrutando de aquel almuerzo hasta que su atención fue desviada, como siempre, por Hanbin. Él estaba procurando que todos comieran, ofreciéndoles más comida cuando él no había tocado nada, se notaba que quería comer pero de repente comenzaba a mirar si alguien estaba terminando de comer para decirles que agarren, estos sólo le agradecían al castaño tomando más de esta.
Hao miraba eso con una mueca de disgusto, quería pararse y meterle un muslo de pollo en la boca a Hanbin para que coma, no podía ser tan amable, así no. No.
En otra ocasión, el pelirojo encontró a Hanbin preparándose un café en las máquinas expendedoras, él siempre quiso probar uno pero jamás se atrevió y hoy que por fin lo hizo encontró al ser más odioso ahí.
De pronto un chica totalmente sonriente se acerca a él, Hao reconoció su figura de inmediato, era la que escuchó hablar el otro día con sus amigas acerca de Hanbin, sin duda era ella, pelo corto, flequillo, mechas rubias chocando con su melena azabache.
—Hola, Sua —saludó el castaño
Sí, era ella.
—Hola —sonreía —oh, te preparaste un café, yo amo el café, ¿puedo probar un poco? —ella le echó una mirada a su vaso, Hao notó como Hanbin se quedó pensando un rato, seguro se estaba cuestionando en si invitarle el café o no
—Sí, está bien —aquella frase hizo erizarle los vellos a Zhang Hao, de verdad odiaba con todo su corazón que dijero eso
—Gracias —aquella chica probó un sorbo de la bebida haciéndole saber a Hanbin que le gustó mucho con una expresión suya —está muy rico, ¿me puedes dar todo?
Qué.
Hao admiraba aquella escena como si su vida dependiera de ello, aún no lo habían visto y tampoco creyó que lo hicieran. El pelirojo esperaba que Hanbin de una vez por todas le diga que no, ¿porqué le daría toda su bebida si él fue quien pagó por ella?
—S-sí, está bien —dijo dudando un poco pero de todas formas le dio su vaso. Ella lo recibió feliz y se fue desapareciendo de la vista tanto de Hanbin como de Zhang Hao
El mayor sentía enojo, notó que el castaño veía ir su vaso de café con una mueca de tristeza, y así, se devolvió a la máquina a poner monedas para prepararse otro.
Tan fácil que era decirle que no.
Por otro lado, en la sala de práctica, una de las chicas le pidió a Hanbin que le comprara un café, todo bien hasta ahí, el problema era que lo había hecho con su propio dinero y después le dijo que no se preocupe, que él invitaba. Era obvio que estaba siendo amable, excesivamente amable, pero al irse, aquellas dos chicas se miraron y comentaron entre ellas emocionadas creyendo que Hanbin gustaba de una ellas, y no era la primera vez que lograba generar esa imagen, Hao en varios pasillos escuchó a chicas gritando emocionadas porque Sung Hanbin les había pedido su número de teléfono haciendo accidentalmente que se ilusionen.
Claro que iban a pensar eso, si hasta él mismo pensó eso, por un momento llegó a creer que Hanbin gustaba de él.
Te odio Sung Hanbin.
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Kindness ▪︎ Haobin
FanfictionZhang Hao sentía una fuerte atracción por Hanbin pero había algo que le molestaba demasiado de él y era su personalidad.