6.𝐶𝑜𝑛𝑓𝑢𝑠𝑖𝑜́𝑛

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Una semana, una semana paso desde que me reuní con mi novio y hablamos sobre tener un tiempo, actualmente me encuentro apacible como una isla que pasó por un temporal devastador. Mi mente está repleta de trabajos para la universidad, me ha venido bien francamente.

Sólo que desearía que el clima no sea tan incómodo. Sobrevivir a las semanas de verano con mezcla de otoño suena a un verdadero infierno, agosto en Seúl no está siendo para nada agradable. Todavía me cuesta acostumbrarme, Busan vive caliente la mayoría del año, y aquí hay que cuidarse mucho por las alergias del cambio climático.

Hablé por tercera vez con mis padres sobre mi genial idea de conseguir un trabajo para pagar mis alimentos, productos de higiene y elementos que me ayuden con la carrera de dirección de arte. Sin embargo, dijeron lo mismo de siempre, que ellos me enviarán dinero todos los meses porque prefieren que mi atención sea centrada en el estudio. Ellos no desean verme agotada por un trabajo de medio tiempo.
No entendía su opinión al respecto. Ellos no vienen a visitarme así que nunca saben lo que hago.

Rebelle*.

Mi reflexión me llevó a comenzar un fugaz emprendimiento vendiendo pasteles y postres preparados por mi misma, de hecho, amo prepararlos desde pequeña y se me da muy bien. En un solo día hice que los estudiantes y profesores reserven con anticipación, son una minoría de personas que por el momento no hicieron un pedido y entre ellos estaba Jiseo, mí amigo el pequeño ciervo.

—Buenos días profesor Min, aquí tiene su bizcocho de chocolate —coloco el paquete en la mesa del profesor y realizo una reverencia de rutina.

Él me sonríe acercando la bolsa de madera a su cuerpo.

—Buenos días Bella, muchas gracias. Estuve esperando que sea lunes para poder desayunar con este bizcocho —ríe animado, hago otra reverencia y procedo a buscar mi asiento.

Es muy satisfactorio oír el cumplido del profesor Min, lo que me tiene frustrada es una chica que no retiró su pedido. No es un problema para mi no recibir el dinero pactado, el hecho de haberme esmerado en que el postre de mousse de banana y nutella quede delicioso me enfada.

Tiro mi bolso contra la mesa llamando la atención de algunos alumnos.

No me gusta tirar un postre que preparé con tanto entusiasmo. ¿Lo podría comer? Si, por supuesto. Lastima que ya desayuné, comí las sobras de los postres que quedaron, ahora no puedo hacerlo porque terminaría en el hospital intoxicada o en los peores casos llenando la cañería del baño femenino...

Ulalá, la señorita francesa.

—Hola Bella —me doy vuelta observando al pelinegro sentarse a mi lado.

—Buenos días Jiseo. ¿Qué tal todo? —le sonrío y él deja la mochila en el suelo.

Suspira y coloca los brazos en la mesa. Los veo a hurtadillas, muerdo mis labios notando las venas marcadas en ellos resaltando por su hermosa tez blanquecina.

Fuera pensamientos de ovulación.

—Bien... solo que no desayuné porque me desperté tarde y vine corriendo.
Bueno creo que ya encontré a la persona indicada que puede degustar el postre.

—Tienes suerte de hablar conmigo. Una chica me canceló el pedido y aquí llevo su postre —saco el mousse del bolso donde traje los pedidos y se lo entrego.

Comienza a sonrojarse y niega con la cabeza moviendo sus rizos negros con el movimiento, empujando el postre hacia mi. Oh no, la vergüenza no va conmigo.

—N-no puedo aceptarlo noona*, digo Bella. No tengo dinero —volteo los ojos y se lo doy nuevamente.

—No tienes que pagarme tonto, es un regalo, tal vez otro día me compres uno. —asiente feliz y me da un apretón en el brazo que me eriza completamente, sin esperar un segundo más quita la tapa y devora el postre gimiendo por lo delicioso del mismo— ¡Despacio! Te ahogaras...

𝑇𝑟𝑖𝑝𝑙𝑒 𝑂 | 𝚁𝙴𝚃𝚁𝙾𝚄𝚅𝙰𝙸𝙻𝙻𝙴𝚂 𝙸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora