9.𝐸𝑙 𝑓𝑎𝑛𝑡𝑎𝑠𝑚𝑎

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Limpiar mi departamento con una bota en el pie no es tan fácil como lo imaginé. No quiero espantar a Jiseo por la suciedad de mi apartamento. Él es realmente perfeccionista hasta con la limpieza, siempre se gana los regaños del profesor Min por la dilación que lleva hasta tener todo impoluto.
Sólo me falta lavar algunos platos sucios, las verduras son cocinadas gracias al hervor del agua. No deseaba cenar tarde, mi límite son las ocho y treinta.

Doy un vistazo al reloj en forma de luna de la cocina, tengo tres relojes en todo el departamento; cocina, sala y uno pequeño en el mueble de mi habitación.

¡Las siete y media! Me apresuro a terminar de limpiar los platos.

-Mierda... -susurro limpiando mis manos con el trapo de la cocina.

Me doy un vistazo en el espejo que se encuentra en el estrecho pasillo que conecta la cocina con la sala. Arreglo los mechones que se escapan de mi coleta, mí flequillo está bien. Bueno no estoy para nada mal, el delantal celeste con estrellas no era tan sexy como aquellos que llevan la imagen del cuerpo de una mujer en lencería pero fue mi favorito al verlo en la tienda.

Sólo que me veo como una madre que acaba de preparar la cena para su familia.

El timbre me saca de mis pensamientos, a paso lento me acerco a la puerta. No quiero tener más problemas con mi tobillo. La aventura de bajar las escaleras el día anterior no fue buena elección, tuve que tomar dos pastillas para el dolor.

-¡Ya voy!

Abro la puerta y veo al pelinegro de hermosos rizos oscuros. Su sonrisa de labios cerrados lo hace ver como un joven tímido, a veces pienso que es una fachada, una farsa para poder conquistar...

-Traje helado espero que te guste.-Sonrió dejando el bolso en el suelo.

-¿Qué pregunta es esa? Obvio que me gusta el helado.

Cierro la puerta y hago un ademán para que me siga a la cocina. Él agarra la bolsa con el pote de helado, siguiéndome.

-Estoy preparando la cena, espero que te gusten las verduras hervidas con carne.

Asiente risueño y se posiciona a mi lado.

-Me gusta mucho la carne y consumo varias verduras porque hago una dieta saludable -da golpes en el aire con las manos-. Ya sabes... el Taekwondo -agregó.

Cierto, me asusté. No entendí lo que estaba haciendo...

-¿Alguna vez leíste que comer ligero de noche es mejor? Comer mucho afecta a nuestro cuerpo y no se puede dormir adecuadamente.

Ya comencé con mis datos innecesarios.

-¿Es verdad? -asiento-. ¿Quieres que te ayude con algo?

Me aproximo a la olla para ver la cocción de las verduras. Con mi mano le indico la el refrigerador blanco.

-Si puedes saca la carne y córtalo en pedacitos. Eso lo haré en la sartén con algunas especias.

Lo veo encorvarse para sacar la carne y de repente siento que mi estatura no es tan mala. Yo no tengo que agacharme como él lo esta haciendo en este momento.

La petite fille gagne un point.

-¿Cómo es que tienes tanta carne? Es realmente costosa aquí en Seúl y no se puede conseguir.

Deja el paquete en la mesada y prosigue a buscar la tabla de madera para comenzar a cortar. Rompe el paquete con sus manos, viro los ojos, eso no es necesario si ya tiene un cuchillo al costado.

-Mis padres son muy estrictos con nuestras costumbres y piensan que si no como carne tendré anemia. Ellos la compran todo el tiempo.

Si, mis padres, mi madre tuvo la suerte de casarse con un francés adicto a la carne. Lamento no conocer las recetas de la gastronomía coreana, son realmente exquisitas y saludables.

Aunque puedo aprenderlas.

-Tienes suerte...

-No tanto -le echo un vistazo-. Me gustan los mariscos.

Él niega divertido cortando la carne en fetas. Se ve tan hermoso con aquella camiseta negra, los aros que se mueven y esconden entre su cabello...

Todo un bad boy y yo tan cocinera de publicidad.

-No tengo problema en recibir alguna donación.

Levanta las cejas socarronamente, comienzo a reír. Yo no tendría problema en alimentarlo todos los días.


Nuestra cena y postre fue de lo más agradable, charlamos amenamente, coincidiendo que nos encanta beber vino en la cena. En realidad, mi vecino también ama hacer aquello...

De todos modos.

Queremos ver una película de terror pero primero debemos terminar con el trabajo del profesor Bae. Jiseo agarró su equipo y me siguió hasta la segunda habitación de mi departamento.

Mi hermoso estudio. El que sólo pocas personas conocen e ingresan.
Ahora es uno de ellos, su gesto atónito me causa ternura. Me encantaría tomarle una fotografía, lástima, sólo quedará grabada en mi mente.

-Sabes... -lo miro luego de conectar la cámara a la notebook-. Ya edite las escenas para que tengan una buena transición con los personajes animados. Lo siento si te molesta.

Sonrío al verlo incómodo y apenado.

-Tranquilo, no hay problema. Deja que yo edite la estética, sonido y efectos especiales.

Él trae una silla para situarse a mi lado, con mi música en el ambiente y sus contribuciones me ocasiona una inmensa conformidad que no sentí en mucho tiempo. No es agradable estar sola en el apartamento.
Quiero mantenerme enfocada en el trabajo, sin embargo, la compañía que tengo ocasiona que piense en él. Y me distraiga viéndolo a hurtadillas.
Y también el reciente acontecimiento con Jin Ho. Creo que no debí comportarme de tal modo, es verdad, nosotros ya no poseíamos los mismos sentimientos. Si seguiría amándolo no pensaría en otros hombres como él que esta conmigo.

Demonios. ¡Y hasta tuvimos sexo en la universidad! ¿En qué estaba pensando?

No quiero sufrir otra desilusión, me negaba a ello. Si Jiseo desea tener algo conmigo será de a poco.

-Los filtros y sonido ya están listos. ¿Pensaste en un titulo?

Pasa sus largos y gruesos dedos contra su barbilla. Rascándose, pensativo.

-Aciago.

Si, se queda. Me encanta esa palabra y lo que transmite.

-Se queda.

Estira su cuerpo relajándose. Desde aquí puedo ver sus abdominales.

Cálmate Bella, mantén la calma...

-Entonces...¡Terminamos! Vamos a ver una película.

Asiento guardando el vídeo, luego le daría la copia. Él me espera en la puerta blanca del estudio, blanca al igual que la de mi habitación, me gusta que sea minimalista. Me incorporo de la silla yendo hacia él.

-Veamos la casa de cera.

Niego.

-Esa es muy vieja.

Hace un mohín.

-¿Y qué hay de la masacre en Texas?

Bueno hace mucho quería volver a ver esa película. No puedo negarme.

-Esta bien veamos todas -exclamo emocionada.

Me mira desconcertado y suspira riéndose.

-Será una larga noche...

Y si que lo sería, por fin tengo un acompañante al que le guste el cine de terror.



-¿Quieres ir a dormir? Ya es tarde...

Sacudo ligeramente al pelinegro, se quedó completamente dormido y no lo supe por estar metida en la película.

-Ah si, perdón Bella estoy muy cansado -estira los brazos al levantarse del sillón-. ¿Debo ayudarte a traer las mantas?

Oh, creo que me sudan las manos de los nervios, las entrelazo y coloco en mis piernas. Yo quiero algo que tal vez él no quiera.

-Eh... Yo pensaba que tal vez podrías dormir conmigo -visualizo su sonrisa-. Si te es incómodo no tengo problema en poner almohadas...

Me interrumpe.

-Esta bien, si para ti no es molesto puedo dormir contigo.

Le sonrío y nos levantamos del sillón, caminando hacia mi habitación. Ingreso lentamente y abro las puertas del armario, necesito sacar otra almohada que guardé porque solo uso una. Me doy vuelta con el objeto esponjoso en manos, objeto que se cae de mis manos al ver a Jiseo sin camiseta.

Dios mío.

-Perdón, me gusta dormir sin camiseta. Si quieres me la vuelvo a poner...

-¡No! No, como tu quieras...quizá eso ayude a espantar al fantasma de mi habitación.

Se recuesta en mi cama con el ceño fruncido, repito su acción sentándome en el otro extremo. De todos modos me siento un poco nerviosa.

-¿Fantasma?

Me río al ver su confusión y tez pálida.

-Si, desde hace unos meses percibo una presencia en la habitación. Cómo si algo o alguien me estuviera observando.

Pestañea aun sin comprender.

-Eso es bastante tétrico. ¿No pensaste en hablar con un chamán?

Me río, no puedo dejar de reír. Son sólo imaginaciones mías.

-¿Qué es tan gracioso?

Paro de reír y lo observo. No creo que sea real.

-Es que no lo se, no creo que sea un espíritu de verdad. No me pasará nada.

Empujo el edredón para poder cubrirnos. Nos acostamos al mismo tiempo, suspiro profundamente. Hace mucho no duermo con alguien.

-¿Puedo abrazarte? -murmura.

Jiseo no se atrevió a insinuar sobre tener sexo en toda la noche, eso me hace suponer que quiere algo más. Y sinceramente, así lo quiero.

Asiento a su pregunta y él me estrecha entre sus brazos, apoyando mi rostro en su pecho. Sus latidos son tan acompasados al igual que la respiración.
Después de tantos meses vuelvo a dormir abrazada a un hombre y se siente increíble.






𝑇𝑟𝑖𝑝𝑙𝑒 𝑂 | 𝚁𝙴𝚃𝚁𝙾𝚄𝚅𝙰𝙸𝙻𝙻𝙴𝚂 𝙸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora