Yizhuo's Night

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— Lo siento, es del trabajo. Espérame un segundo. Cuando vuelva te saco a bailar.— Dijo tapando la bocina del celular y le guiñó un ojo.

Quien la había llamado era un colega que solicitaba su asesoría sobre un caso problemático. Un defecto de Ning era lo fácil que se dejaba absorber por su trabajo. Hasta que el reloj dió las doce, no se percató de que había hecho esperar a su acompañante más de media hora.

— Oh carajo, es muy tarde. Tengo que cortar, lo siento.

— No, discúlpame tú. Estas en tu día libre y yo molestando. Te recompensará con una docena de croissants.

— De acuerdo, te tomo la palabra.

No le sorprendió que al llegar a la barra la rubia ya no estuviese. ¿Qué esperabas? ¡La hiciste esperar por siglos! se regañó a si misma. Lo que si la tomó por sopresa, fue una nota escrita en una servilleta debajo de un vaso.

"Yo me quedé con la chica. Una victoria más a mi nombre.

Con cariño, Jimin :P"

— Maldita Yoo, volvió al ruedo — Expresó con una media sonrisa de admiración.

Ning y Jimin tenían algo asi como una rivalidad clásica. Posiblemente esto se debía a que eran más parecidas de lo que creían. Terminaban encarnizandose hasta con la cosa más ridícula para demostrar quien era la "mejor". Toda su historia data desde el primer fin de año en la academia de policías. Cada año el mejor de los aprendices recibía una medalla de honor. Para sorpresa de nadie "La Princesa" fue quien recibió la distinción. Sin embargo, cuando subió al estrado a dar su discurso de agredicimiento, fue interrumpida. Uno de sus superiores se acercó a explicar con tono de disculpa que hubo un error. Porque por primera vez en la academia dos personas habían alcanzado el promedio perfecto: Ning Yizhuo y Yoo Jimin.

La clase se segmentó en dos bandos, quienes le eran fieles a La Princesa y los que respaldaban a "La Survivor". Apodo que se le había dado a Jimin, ya que se rumoreaba que su familia murió durante la pandemia y que ella, a pesar de haberse contagiado, vivió. Esto hizo que los años de práctica resultarán muy interesantes y dinámicos para todos. Los cadetes, esperaban con ansías ver quién ganaría el próximo desafío. Ver como las mujeres daban todo de sí mismas incluso para una tarea rutinaria, llenaba de espiritú al grupo. Y lo mejor de todo es que ambas se respetaban muchísimo, eran un perfecto ejemplo de camaradería.

Yizhuo recuerda con nostalgía el día su graduación cuando la teniente Kang las citó para despedirlas en privado:

Soy muy consciente de lo que hicieron por estos jóvenes. Se han ganado mi respeto — Saco dos estuches de terciopelo negro — No hay nadie que se merezca estas insignias más que ustedes.

La de pelo rojo recibió el objeto haciendo una reverencia. Al ver el contenido del estuche su pecho se hinchó. La insignia levaba los colores de la bandera de Kwangya, en el centro estaba la silueta de un soldado dirigiendo a una tropa. Estas medallas eran solamente entregadas a aquellos que sirvieron en el entrenamiento de un pelotón. Su maestra, la persona que les habia enseñado todo, las estaba reconociendo como iguales.

Ninguna de las dos podía formular palabras de agredicimiento, la emoción las había dominado. Su mentora lo notó, y antes de que abrieran la boca se adelantó.

— Oírlas conjugar nuestro honorable saludo será suficiente agradecimiento. — Llevó la mano izquierda a su pecho, encima de sí corazón. — ¡En posición soldados!

𝙷𝙴𝙰𝚃𝙷𝙴𝙽𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora