All I know is I won't go speechless

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"Try to lock me in this cage
I won't just lay me down and die
I will take these broken wings
And watch me burn across the sky
Hear the echoes saying
I won't be silenced"

Ning Yizhuo era un Fenghuang, también conocido como el Fénix Chino. No obstante, ella prefería su nombre en la versión original y no la occidental. Las mujeres de la dinastía Yizhuo heredan generacionalmente la energía del Fenghuang. Esta otorga el derecho divino para ser la Emperatriz del Imperio Chino.

La tarea de las mujeres de la familia se basa en mantener el equilibrio de la magía que reside en sus cuerpos. El Fénix es una fuerza de la naturaleza indomable, la persona que lo lleve en su interior debe ser de fuerte espíritu para mantenerlo al margen. Por milenios la familia real lo ha utilizado con sabiduría, pero la paz es frágil. Los últimos cien años la estabilidad fue afectada por la ambición y la corrupción de la aristocracia.

La energía del Ying (Luz) estaba siendo absorbida por la del Yang (oscuridad). La siguiente en la línea de sucesión Ning Yizhuo, era consciente de las atroces consecuencias que eventualmente esto traería al Imperio. Sin embargo, sus padres y abuelos hicieron oídos sordos a sus advertencias. La joven recurrió a la asamblea de los sabios, un grupo especializado de ancianos que desde antaño habían velado por la integridad del Fenghuang.

Sus indicaciones fueron claras, si quería restablecer la armonía del Ying y Yang, debía enfrentar a toda su familia. Desde ese entonces comenzó a maquinar una estrategia. Asumiendo un rol activo en la política y la milicia de su país se hizo de aliados influyentes. Era meticulosa y sigilosa con sus acciones, la familia real no podía enterarse de nada hasta el día de su coronación.

En la ceremonia una vez que le hayan traspasado el poder, iniciaría un golpe de Estado. Tomaría el palacio Quinfeng a la fuerza, inaugurando así su nuevo régimen de benevolencia. El pueblo había sufrido demasiado en manos de su familia, ella reivindicaría a la dinastía Yizhuo.

Por desgracia Ning aún era jóven e ingenua, no había podido ver al Judas que tenía a su lado. Lo peor de la traición es que nunca viene de un enemigo. No, quien clavó el puñal fue nadie más y nadie menos que su amiga, Song Yuqi.

Finalmente día tan esperado había llegado, los jardines del palacio real se llenaron de flores y música. El pueblo se congregó en las calles, ataviado con sus mejores galas, ansiosos por celebrar este momento histórico. Anhelantes por el cambio de realidad que la princesa prometía.

El gran salón del palacio real fue decorado con suntuosidad y elegancia. Los estandartes reales ondeaban con el viento, mostrando el escudo del imperio. La sala estaba llena de dignatarios, nobles y miembros de la realeza de otros reinos, quienes habían acudido para honrar a la heredera.

En el centro del salón, sobre un pedestal de mármol blanco, se encontraba el brazalete sacro, una joya de incalculable valor que aprisionaba el poder del Fénix. Brillaba con esplendor, reflejando la luz del sol y emitiendo destellos que parecían anunciar la grandeza del próximo reinado.

Después de un hipócrita discurso de su padre en el cual profesaba amor hacia sus súbditos, Ning subió al estrado. El pueblo aplaudió y lanzó vítores de alegría mientras ella se preparaba para recibir la joya. El gran maestre, con manos temblorosas de emoción, la levantó y la colocó con suavidad en su muñeca.

Todo marchaba perfectamente, su madre se acercó y apoyó su mano sobre el brazalete. Comenzó a recitar el hechizo de transferencia en un Chino muy antiguo. Una vez que ella finalizará, el Fénix finalmente sería de la princesa.

En ese momento, cuando los ojos de todos estaban puestos en ella, un susurro ominoso recorrió la sala. La traición se cernía en el aire. Un oficial de alto rango, caminó hacia el trono, su mirada estaba llena de malicia y oscuridad. Con voz firme y controlada habló rompiendo el silencio "La heredera ha cometido traición hacía nuestra santa patria." El impacto de sus palabras resonó en el corazón de todos los presentes, y un murmullo de incredulidad se apoderó de la sala.

Alzó la mano mostrando hacia sus padres un papiro con su sello y firma, papel que detallaba su plan. Su corazón se rompió al saber que soló una persona poseía ese documento. La buscó entre la vasta multitud, la encontró en el fondo con una capucha y la mirada baja. Yuqi era incapaz de mirarla a los ojos, fue todo lo que necesitó para confirmar que era culpable. Tenía en cierto punto asimilada la probabilidad de perder su cargo, pero jamás estaría lista para perderla a ella. Sintió como si su mundo se desmoronara en un instante.

Cuando su madre salió de su estupefacción jaló con ambas manos de su brazalete, exclamando "Lady Fenghuang, Emperatriz del cielo y la tierra, vuelve a mi, a tu ama". Ning sintió como el objeto vibraba, deslizándose de su muñeca.

La muchacha suplicó "Ama de las alturas y del pueblo humilde, quédate conmigo, quédate con tu servidora."
Al instante Ning soltó un alarido, el brazalete se había fragmentado. Las joyas estaban intactas, pero la parte de oro se incrustó profundamente en su piel. Su sangre goteó, manchando las manos de su madre.

Volteó su cabeza, y su cara palideció al notar lo que había sucedido. Todo el mundo estába paralizado, perplejo. Su padre se encontraba a sus espaldas portando el sello de demonios. Lo había sellado, había sellado a la divinidad.

Su cuerpo tembló, se sentía enferma, sentía un hueco en medio de su corazón. Ni siquiera notó cuando las lágrimas empaparon su rostro. "¿Cómo pudo hacerle esto a quién por milenios ha cuidado de nuestro Imperio?. Dañaste a la criatura que fue tan maravillosa que renunció a su libertad para prestarnos su magia." Vociferó.

Las lágrimas fluían sin cesar por su rostro, mezclándose con su angustia y desesperación. Sus sollozos eran guturales, un lamento desgarrador que parecía emanar desde lo más profundo de su ser. Cada llanto era una expresión de la tristeza y la impotencia que la envolvían. Se dejó caer de rodillas en el suelo, golpeando con furia el frío mármol. Su cuerpo temblaba con una mezcla de tristeza y rabia incontrolables. Gritó con todas sus fuerzas, dejando escapar el dolor acumulado, el sufrimiento que había guardado durante tanto tiempo.

Estaba derrotada, no intentó siquiera huir cuando la guardia real se aproximó a llevársela. "Lo siento, lo siento tanto. Yo no quería lastimar a nadie". Y cuando creyó que todo estaba acabado lo sintió. Una pequeña chispita al principio, pero pronto un halo de llamas resplandeciente. Los hombres seguían intentando arrestarla, debían aprovechar que aún estába frágil.

NingNing y el Fenghuang se defendieron con sus últimas fuerzas, desprendiendo un fuego abrazador que rodeó todo su cuerpo. Y finalmente desplegó sus majestuosas alas.

El fénix ascendió en espiral, siguiendo la corriente ascendente del viento. Cada batido de sus alas era una declaración de poder y esperanza, mientras recorría el cielo con una gracia incomparable. Con un movimiento grácil, se lanzó al aire, extendiendo completamente sus alas. Las plumas brillaban como llamas danzantes, creando un espectáculo de colores que contrastaban con el cielo azul.

Su vuelo era un manifestación de dominio y belleza. Un recordatorio de que ella era la Emperatriz de toda China. Con ese acto Yizhuo juró volver, algún día tomaría lo que es suyo y liberaría a su gente. Pero por ahora debía esconderse hasta sanar.

La princesa huyó a Kwangya, el gobierno le dió asilo político. Se declaró al Imperto Chino como un gobierno ilegítimo. El Estado kwangiano protegería de ella hasta que sea capaz de asumir su cargo.

El día que escapó de su hogar fue la última vez que pudo usar la magía del Fénix completa. No había podido volar desde entonces. Sin embargo, juró con toda convicción a sus ancestros que hallaría la forma de resurgir.

El día que Ning Yizhuo vuelva a remontar los cielos sus enemigos la verían tomar sus alas rotas y cruzar el cosmos prendida en llamas. Oh, incluso el firmamento se reverenciaría ante su esplendor.

Ning estaba constantemente en la búsqueda de una criatura que le ayudará a romper su sello. Había contactado con decenas, algunos muy buenos, pero igualmente incapaces de lograrlo. Y otros que eran simplemente charlatanes. Aunque, bueno, hubo un estafador en específico muy interesante.

Quizás les suena el nombre de Shin Ryujin.

𝙷𝙴𝙰𝚃𝙷𝙴𝙽𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora