CAPITULO DIECIOCHO

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CAPÍTULO DIECIOCHO
SAN VALENTÍN

CAPÍTULO DIECIOCHOSAN VALENTÍN

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FEBRERO 14, 1943

Este día fue especial para todos. Un sentimiento dulce y positivo llenaba el aire. En los labios de todos se dibujaban sonrisas alegres y sus mejillas se sonrojaban con un color rosado. Era un día lleno de amor. Era San Valentín.

Adoro San Valentín desde que era niña. Siempre soñé con que mi príncipe azul viniera a conquistarme el día de San Valentín. Soñaba que algún día tendría a alguien con quien pasar siempre San Valentín, como mi madre y mi padre se tenían el uno al otro.

Siempre recordaba a mi padre llegando pronto del trabajo para sorprender a mi madre con flores blancas de Lilly recién cortadas. Aunque en realidad era todo el dinero que tenía, daba todo lo que tenía por mi madre (y por supuesto por mis hermanos y por mí).

Fiona y yo estábamos en su jardín en este momento recogiendo flores para la señorita Peregrine. Todos sabíamos que la señorita Peregrine no era una persona a la que le gustaran los regalos grandes y brillantes, sino las pequeñas cosas. Fue idea de Fiona comprarle unas flores para demostrarle lo mucho que la queremos y nos preocupamos por ella.

—Johanna, ¿deberíamos añadir más margaritas o más lirios?—Preguntó Fiona mientras sostenía el gran ramo de flores que habíamos elegido.

Fiona tenía todos los tipos de flores en sus brazos con una amplia sonrisa en su rostro. Tenía lirios, margaritas, tulipanes, y más flores apiladas unas encima de otras. Las largas trenzas de Fiona estaban sumergidas en el ramo de flores y su ropa estaba cubierta de tierra. Si hubiera podido, le habría hecho una foto en ese momento.

Mis ojos se abrieron de par en par.—¡Dios mío, Fiona! ¿No crees que tenemos suficientes flores para poner en el jarrón?—.pregunté riéndome al ver las flores en la mano de Fiona, que parecía que se le iban a caer en cualquier momento.

Fiona sonrió tímidamente a las muchas flores en su pequeña mano.—Supongo que tienes razón. Sólo quiero que esto sea perfecto para la señorita Peregrine, quiero hacerla feliz—.

Sonreí cálidamente a Fiona, caminé hacia ella y comencé a ayudarla a sostener las flores correctamente. Una vez que Fiona sujetó todas las flores por el tallo, sus dedos y brazos empezaron a relajarse. Fiona dejó escapar un suspiro de alivio y me miró con una sonrisa de agradecimiento.

—Confía en mí, estas flores pondrán una gran sonrisa en su cara, te lo puedo prometer—dije con una sonrisa amable en los labios haciendo que Fiona se animara un poco.

—¿En serio?—Preguntó Fiona con un tono esperanzado en su voz haciéndome asentir.

—Por supuesto. La intención es lo que cuenta—le recordé a Fiona.

𝐒𝐍𝐎𝐖 𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 | ᵉⁿᵒᶜʰ ᵒ'ᶜᵒⁿⁿᵒʳ ✗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora