"Soy ganado, la única razón por la que nací fue para morir"
De nuevo tenía ese sueño, una voz suave, tranquila, casi sensual le decía:
"Es es tu destino, vivir y morir por otros.
Anda, ve, disfrútalo...
No hay ninguna decisión que puedas tomar, aunque así parezca todas te llevan a tu destino: morir por otros.
Pero tu tortura apenas comienza, para morir por otros, necesitas vivir para ellos primero.
Cada gota de tu sangre alimentará la tierra, cada centímetro de tu piel será arrancado, golpeado y quemado para que el mundo sobreviva.
Anda, sonríe, esa es tu misión: ser el mártir de la corona"
Víctima de ese sueño tan ominoso pudo despertar al fin en la habitación especial que le habían preparado en el castillo, no le gustaba, prefería su casa, tranquila, alejada de todo, sin vecinos. Pero ahí estaba, viviendo de la única forma que sabía: al servicio de otros.
Escuchó que tocaban suavemente la puerta
-Maestre Link, ¿está usted visible?-
-Dame un minuto- respondió caminando hacia el baño para buscar un poco de liberación y lavarse la cara. Se vistió con su uniforme de entrenamiento de la guardia real y abrió la puerta
-Dime- soltó Link en medio de un bostezo
-Buenos días capitán, la reina lo solicita en su recámara- dijo el soldado con sumo respeto y admiración, lo odiaba un poco, claro, es fácil admirar al elegido sin tomar en cuenta que en toda su vida no tenía sentido sin la lucha
El joven guardián solamente asintió en silencio y ocultó la confusión para que no se mostrara en su rostro, ¿para qué lo quería en su habitación? El nunca la había visitado y menos con ella adentro. Caminó rápido por los pasillos empuñando su espada cuando su corazón se estrujó, algo malo estaba pasando, algo muy malo.
Le abrieron las puertas de la habitación de la reina y anunciaron su llegada
-Link, Link, acércate...-susurró Zelda, ahora reina de un Hyrule destruido y a media restauración -Él ha regresado, puedo sentirlo.
Esta vez el guardia personal de la reina no pudo ocultar su sorpresa, tuvo que retroceder mientras su boca se abría tratando de decir algo que invalidara la situación, pero todo se puso peor una vez que vió a la reina en su cama. Se veía muy mal, su piel parecía gris, las venas cercanas a sus ojos lograban verse a través de lo transparente y débil de su rostro. Ella estiró su mano
- Déjenos solos... por favor
Los sirvientes y doctores obedecieron en silencio y salieron de la habitación real. Link corrió a los pies de su cama y se arrodilló a su lado, quizá si hablaba bajito no se cansaría tanto.
-Link, no tengo mucho tiempo- la joven reina se destapó cuidadosamente y abrió su camisón casi mostrando su seno. El guerrero desvió la mirada de inmediato por respeto pero la reina habló de nuevo. -Link, mírame, no es nada malo- con cuidado el joven miró hacia el esternón de Zelda.
Tuvo que cubrir su boca, era asqueroso, un triangulo invertido putrefacto parecía estarse alimentando del cuerpo de Zelda, la monarca se cubrió de inmediato y comenzó a relatar.
-Debes jurarme ahora que lo que te voy a decir nadie va a saberlo- El caballero puso su puño en su corazón de inmediato y bajó la cabeza en señal de obediencia- bien, estaba orando en el manantial secreto cuando una figura oscura se formó frente a la diosa, era como un diamante y se disparó en mi interior. Pensé que era una prueba hasta que oí su voz en mi cabeza.
Zelda tomó un respiro y continuó
- "¿Dónde está tu guerrero Zelda? No debiste salir sola"- repitió las palabras que había escuchado en el manantial- es él, Ganon ha vuelto, no entiendo cómo, pero ha vuelto y- gimió cansada- me está robando la vida, ayúdame...- la rubia pareció quedarse dormida y Link asustado salió corriendo a llamar a los doctores, quienes de inmediato la revisaron.
Comprobaron que solamente estaba dormida y sacaron al guerrero de la habitación y continuaron su trabajo. El gran Héroe de Hyrule estaba muy confundido, ¿qué debía hacer? No había ningún reporte de actividad inusual en el reino, por ahora solo podía pensar en ir a investigar ese manantial. Necesitaría a alguien muy inteligente y fuerte. La respuesta fue obvia. Salió del palacio a todo galope a su nueva misión: ir por su gran amigo Sidón.
La voz en su cabeza habló sin permiso.
"Eres ganado, solo vivirás hasta que tengas que morir por ellos, mi pequeño chivo expiatorio"
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Infección
FanfictionLink comienza a soñar con una voz narrando su destino: ser sacrificado por el bien de todos. ¿Está dispuesto a dar su vida por última vez? Quizá por primera vez no quiere ser el elegido.