CAPÍTULO 6: ¿Puedo?

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Disculpen la tardanza!

 "¿Ya viste tu mancha pequeño cordero? Ha crecido bastante, todos la verán pronto y se darán cuenta de la bestia que siempre ha vivido en tu interior"

Con la ya habitual voz en sus sueños Link despertó de mal humor, la realidad lo atacó de golpe y se dio cuenta de que Sidón ya no estaba en la cama, se sentó y miró a todas partes

-No me puedes dejar dormir en paz ni una sola vez, ¿verdad?- pensó en voz alta.

Mientras suspiraba revisó su mano, asustado comprobó que la voz tenía razón y la mancha ya casi cubría la palma de su mano, inmediatamente saltó de la cama y buscó sus guantes, se parecía mucho a la mancha que tenía Zelda.

"¿Acaso transferí la maldición a mi cuerpo?" pensaba sacando toda su ropa para encontrar sus malditos guantes, estaba tan distraído sacando cosas que se picó el dedo con una punta de flecha que ni siquiera sabía que estaba ahí. Retiró su mano por instinto y la puerta de la habitación se abrió con tal fuerza que se azotó con la pared. Link casi saltó hasta el techo del susto, solo no gritó porque estaba acostumbrado a jalar mucho aire en lugar de hacer ruido

-¿QUÉ TE PASÓ?- gritó Sidón de nuevo con las pupilas tan dilatadas que sus hermosos ojos ahora eran aterradores.

El rubio respiraba agitado con el corazón a millón por hora.

-Que casi me orino del susto...- intentó adivinar muy desconcertado.

-Huele a sangre- al zora no parecía darle nada de risa su chiste.

-Ahhh eso... me piqué por accidente, no es nada- le mostró su dedo índice con una gotita de sangre saliendo de ahí, tranquilamente se puso el guante en su mano "maldita" que por suerte no estaba herida. Después de un momento de silencio, Link se dió cuenta que Sidón no le había quitado la mirada a su herida.

-¿Puedo chuparla?- la voz del príncipe le retumbó en cada rincón de su cerebro

-¿Qué? ¿Mi sangre? ¿Te gusta mi sangre?- Sidón asintió en silencio muchas veces- mmmm, está bien, pero no te la bebas toda.

Link tembló ligeramente

-Pero cierra la puerta primero- asombrado vió como el heredero al trono obedecía en completo silencio, salió su lado malvado entonces – y... ¿qué me vas a dejar chupar a mi?

El gran tiburón no respondió y simplemente se acercó con paso seguro, tomó la mano del hyliano con cuidado y chupó su dedo como si fuera algo muy delicado, Link vió cada movimiento en su expresión.

-Puedes morderme un poco más...- Sidón se veía absolutamente hermoso, nuevamente le obedeció y pudo sentir un pinchazo más.

Luego de unos instantes que parecieron agradablemente eternos Sidón se detuvo y lo miró avergonzado, sus mejillas estaban tan rojas como el resto de su cuerpo.

-ammm, ¿qué decías?- preguntó su alteza aclarando su garganta. Link sonrió travieso.

-¿Puedo chupar tu lengua?- puso los ojos mas lindos que podía y hasta inclinó su cabeza hacia un lado

-¿QUÉ? ¿POR QUÉ?

-Shhhh, no grites- el hyliano continuó fingiendo inocencia- cuando me besas me gusta sentir tu lengua, y me imagino que sería maravilloso tenerla en mi boca.

El rostro de Sidón ya había pasado por todos los colores del arcoiris mientras contemplaba la perversión detrás de la máscara inocente de ese diminuto y malvado hyliano.

-¿por qué me haces esto?- preguntó rendido.

-Tu chupaste mi dedo porque te gusta mi sangre, yo quiero chupar tu lengua porque me da curiosidad, ¿qué tiene de malo?- el brillo en los ojos de Link estaba cambiando, se veía perverso nuevamente.

Sidón se acomodó mejor frente a él y le dió un besito

-Link, ¿qué te está pasando? Estás diferente.

El rubio de pronto se sintió incómodo y avergonzado, la voz en su cabeza reía tan estruendosamente que juraba que la podían oír todos.

-Solo era una broma, ¿si? No seas tan exagerado, ya me tengo que ir, la reina me espera.

Empujó al principe con todas sus fuerzas y recogió como pudo su ropa para poder huir

-No Link, no te vayas, solo estoy preocupado.

-Mira, tu me puedes hacer lo que quieras pero si yo digo algo soy un enfermo, ¿es eso? Quizá si lo soy, pero al menos puedo admitir que me gustas. ¡Cierto! Soy un cochino plebeyo que no tiene nada que perder al decir sus sentimientos, no te preocupes, tu no puedes dejar tu halo de virtud, entiendo.

Cuando al fin pudo recoger la mayoría de sus cosas salió corriendo del castillo y el reino lleno de vergüenza, era solo un juego pero esa mirada de Sidón le parecía de lástima y eso le dolía en el alma. Corrió y corrió hasta que le dolió el pecho.

***

El camino al castillo le pareció tan rápido que cuando se dió cuenta ya estaba en las puertas y sus soldados lo saludaban con respeto.

-Descansen... la reina me espera.

Cruzó el largo e inútil camino de puertas donde era saludado continuamente y anunciado hasta que llegó a la biblioteca, lugar favorito de Zelda.

-Su majestad, Link, Héroe de Hyrule- fue anunciado una vez más.

-¡Link! Es un alivio verte bien- la reina se levantó de inmediato y quiso abrazarlo pero con tantos guardias solo le tocó el hombro -una vez más has salvado mi vida, ¿cómo podré agradecerte?

"Dejándome en paz" pensó y sonrió educadamente.

-Pasa por favor, siéntate, tu pago está ahí- la rubia señaló un cofre lleno de rupias- lo llevarán a donde tu indiques- le dió la llave- por qué no vas a refrescarte un poco y podremos hablar en la cena, tranquilo, no será un banquete real ni nada, pero no vengas en pijama- bromeó.

Link simplemente asintió sonriente, con ayuda de dos soldados llevó su cofre a su habitación, no podía dejar de pensar en la sarta de tonterías que le había dicho a Sidón. Se recostó en su cama a descansar y luego de un par de horas se baño para cambiarse y estar presentable

"Ya viene tu siguiente misión corderito, ¿crees que esta vez si mueras?"

La voz lo sacó de sus pensamientos al tiempo que tocaban a su puerta

-Señor, la reina lo espera en el comedor-

-En seguida voy

Había olvidado su otro guante en el reino Zora y ahora su uniforme real estaba incompleto, decidió ponerse otra cosa y esperar que no lo regañara Zelda con su hermosa sonrisa, a veces era tan amable que le molestaba. Tuvo cuidado nuevamente en usar otros guantes para ocultar la mancha, tenía que hacer algo al respecto.

La cena fue absolutamente privada ni siquiera había guardias, Zelda le confesó que su maldición no se había ido solo se había vuelto más pequeña como un lunar, tenían que encontrar a Ganon a como diera lugar

-Necesito dejar un heredero al trono Link, no puedo morir ahora... tu... tu no estás bien

EL rubio negó con la cabeza dándole la razón, se quitó los guantes y le mostró la mancha, le contó lo que había sucedido en el manantial.

-Por Hylia Link, necesitamos ayuda, no puedes con esto tu solo, debí haberlo imaginado desde antes. Haremos un ejército y buscaremos en cada rincón el origen de esta maldición, lo prometo, no dejaré que nada te pase.

La reina tomó su mano con cariño y trató de irradiarle luz pero no sucedió nada

-Me temo que aún estoy muy débil Link, por favor perdóname- se levantó y salió del comedor.

Link sentía una ira crecer en su interior desde su estómago.

"Eso es lo que quieres, que yo muera en tu lugar" pensó molesto con la reina y golpeó la mesa con fuerza antes de levantarse e irse también a su habitación.

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