𝘾𝙖𝙩𝙤𝙧𝙘𝙚
Soñaba con la estrella que lo salvase, una que sí hubiera escuchado cada noche que le suplicaba al viento, al silencio, en que fuera su fuerza fuera mayor a sus deseos de obtenerla. Parecía que todo mal había caído con él y su desesperadas ganas de que la tierra se lo tragase. Le rogaba a todo ente que estuviese presente que lo estuviera viendo para ayudarlo a salir de esa situación.
Pero nunca se cumplió.
De todas formas nada salía a pedir de boca, sino la vida sería muy complicada, ¿no crees? Además de que alguien allá arriba estaría muy aburrido observando todo.
-¡Oh vamos! ¿de verdad creíste que lo había matado?
Tragó en seco mientras que sus manos tiritaban como si de hipotermia padeciera. Era una simple cervatillo a la merced de un lobo hambriento, con dientes capaces de desgarrar hasta la más áspera y dura carne. Empezaba a sentir pena de sí mismo, condenado a sentirse aprisionado, devastado. Ya había experientado muchas veces esa sensación en su vida, pero nunca pensó en volverla a presenciar y menos en aquellos pasillos de aquel lugar.
Cualquiera que lo viera, se reiría de su estado, o un mismo ente, que tanto pidió que lo sacara de aquella arena movedisa que lo había condenado pisando aquellos sitios. Parecía que el corazón se le saldría por la boca. Sus ojos se dilataban, estaba realmente mal, tal vez presa de lo que llamaban un ataque de pánico. Nunca se había sentido igual, una sensación en su pecho, un fuerte impulso de salir corriendo, tal vez por alguna ventana o algo que le sirviera de escapatoria. Abruptamente giró su cabeza buscando alguna salida, las ventanas se encontraban selladas por telarañas plateadas y escombros de piedra. Tal y como había predicho la edad de ese lugar, testigo del desmoronamiento y de pequeños acciedentes como la caída de alguna bombilla colgada en el techo, sin nigún herido. Solo la herida de un viejo edificio.
Se estremeció al escucharlo reír. Sus pies empezaban a fallar, pensando en su aislado pensamiento que tal vez, ese sería el último día que vería el sol. Otra vez se volvió a imaginar lo peor.
Mientras que por otro lado, Ezequiel se sentía halagado. Nunca había notado en una persona tal reacción a su persona. Había logrado bastante, sabía que el chico apenas sabía de su existencia. Cualquera con terceros ojos vería que se encontraban en la misma situación que de un gato y ratón, donde la presa era más que conciente de que estaba en sus peores momentos para escapar o siemplemente interferir en su ciclo de vida la cual era un reloj de arena, donde cada grano de este era sus más preciadas ganas de vivir enjauladas en una prisión de plata. El gato se sentía vacilante, donde la presa estaba a merced de su mano, tal vez dispueta a hacer cualquier cosa por el deprededador siempre cuando no lo matara, al menos no por ahora.
El de ojos jade tuvo un plan el cual lo hizo sonreir como un maníaco a vistas del de anteojos.
-Ven aquí. -le ordenó.
Sus pasos fueron llenos de pavor, notando como ese diabólico joven tenía el poder de hacer obedecer hasta al más intrépido guerrero en su reino del horror. Se acercó lo suficiente, siempre respetando su espacio personal -para no decir que en lo absoluto no quería acercarse a él-. Observó al varón incosciente.
Sin previo aviso, el de ojos jade, con su brazo enrolló su brazo en el cuello del diablillo a su merced, obligándolo a ver a su otro compañero mientras este dormía inconsciente, lleno de desagradables heridas que había provocado el de piel pálida solo por puro placer de verlas en su piel. Cortaduras de más de dos dígitos de centímetro, notaba la profundidad de estas con terror, pavor, todo miedo que había habitado en la tierra hasta esos instantes.
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𝑬𝒅𝒆́𝒏 ━━━━ Aʟᴀsᴛᴏʀ
Fanfiction🌌⊰.┊ ❝...𝐍𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐦𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨. 𝐋𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐨𝐬 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐮𝐭𝐚𝐧 𝐛𝐚𝐢𝐥𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐝𝐢𝐚𝐛𝐥𝐨...❞ ✎ᝰ┆Inicio: 14.04.22 ✎ᝰ┆Finalización: ¿00.00.00? ━❪Hazbin Hotel Fanfiction❫ ━❪todos los...