Parte/42/Año nuevo

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  Para el año nuevo, recuerdo uno muy especial, mi tío Ricardo vivía en San Marcos, y ese fin de año, nos fuimos todos subido en un armón, antes no se usaban los de motor, si no que le tenían que ir empujando los señores, ya se imaginaran, el armón bien lleno de gente. Empezando por mi abuela que pesaba  como 80 kilos. Mi madrina Paula, la esposa de mi tío Cándido, su primera esposa, mi mamá, que en ese tiempo estaba delgada, mi papa, un montón de chiquillos, Esther una amiga de mi mama que era hija de la mujer de mi bisabuelo, y para completar el cuadro un fotógrafo, que no sé cómo pidió ray.

Nos fuimos,  primero iban empujando, mi abuelo, mi papá y mi tío,  como era de bajadita, bien a gusto le daban unos empujones y luego se subían, Mi mama y Esther, iban cantando, se oía bien bonito, las canciones que recuerdo eran los dos arbolitos, la feria de las flores, y algunas otras,

Pero cuando llego la subidita, pues ya no podían más, los señores de ir empujando, y resulta que el fotógrafo, ni siquiera se acomedía a empujar,  mi abuelo. Como era muy enojón, paró el armón  se subió, que agarra la cámara del fotógrafo para esto, las cámaras fotográficas, de ese entonces no eran como las de ahora, esas eran muy complicadas, eran unos palos que formaban un trípode, un cajoncito un espejito, un trapo negro,

-Le dice al señor, mire amigo como usted no se acomide a empujar a la chin... usted y sus chin...palos,  se los aventó y enseguida que lo avienta a él, y mi abuela.

- Pero Donaciano, así se llamaba mi abuelo, como lo dejas a este hombre en medio de la nada, y dijo mi abuelo.

-a chi... a su madre, y tu cállate porque si no a ti te voy a bajar a empujar.

 Nosotros nos asustamos pues estábamos chicos, pero ya después como nos reíamos cada vez que nos acordábamos, así es que el hombre se tuvo que ir caminando sabe Dios cuanto haría de camino.

Bueno, ese fin de año, recuerdo que llegamos al campamento donde vivía mi tío había muchos árboles, las señoras en cuanto llegaron empezaron a prender la lumbre en medio del campamento, y pusieron una olla grandota de barro y pusieron a cocer menudo, los señores empezaron a tocar sus guitarras y a cantar, y todo el chiquillerío empezamos a correr, pues estaba muy grande el lugar, ya que nos cansamos nos pusimos a jugar alrededor de la lumbre y le aventábamos palitos, papeles, pero luego nos regañaron y nos dijeron

-No jueguen cerca de la lumbre porque si no se van a mear (o sea a orinar.

 Sabe dios a qué hora nos dormiríamos, al día siguiente me despertó el olor a menudo y las risas y platicas de las mujeres que ya estaban haciendo las tortillas para almorzar, me sirvieron mi  plato de menudo y mi jarro con café negro de ollita y mis tortilla recién hechecitas un banquete para mí.

Pasajes de mi infanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora