Parte /60/ La esposa del telegrafista

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Cuando cumplí 12 años termine la primaria,

Ya no hicimos la secundaría porque ese tiempo no había secundaría del gobierno teníamos que estudiar en el colegio pero mi mamá no tuvo dinero para pagarnos así es de que nos decía dense de santos que terminaron sexto año.

En la casa siempre hacía falta el dinero pues la familia crecía y crecía,  mi mamá se dio a la tarea de buscarnos trabajo, de lo único que podíamos trabajar era de sirvientas, los negocios en el pueblo eran familiares y los atendían los padres e hijos.

Un día llego mi mamá y me dijo

- Vente te voy a llevar a la casa del telegrafista allí ocupan una muchacha para que le ayudes a la señora.

Nunca me pregunto te gustaría ayudarle a la señora del telegrafista simple y sencillamente me ordenó y nos fuimos al centro del pueblo donde estaba la oficina y a un lado la casa.

Tocamos y salió la señora

-Mire esta es la muchacha ya sabe hacer todo

 La señora me vio de arriba abajo y nos dijo

- Pasen por favor -muy educadamente.

-Mire el trabajo no es mucho aunque vea la casa grande yo hago casi todo, yo nada más ocupo a la niña para que me lave los trastes, pues yo tengo alergia al jabón, y algunas otras cositas. Le voy a pagar treinta pesos al mes, porque es muy poco lo que va a hacer.

 -¿A qué horas quiere que venga?

 _Como a las ocho de la mañana que es cuando desayunamos, cuando termine de lavar los trastes del medio día ya se puede ir, comemos a las dos de la tarde.

-Bueno hay se la dejo y mañana a las ocho va a estar aquí.

Y se fue, la señora me paso y me dijo

-¿Ya desayunaste? 

como esa palabra no estaba en mi diccionario me quede pensando ella me dijo

- Bueno ¿ya almorzaste?

- Ah,  sí gracias.

-Mañana no almuerces aquí almorzamos juntas.

Me paso directamente a la cocina y tenía muchos trastes sucios toda la cocina estaba muy limpiecita nada más los trastes sucios.

Ahorita son muchos porque se juntaron los de la cena y el desayuno pero no salen tantos.

_Me dije a mí misma, muchos los de la maestra.

-Viene una señora a ayudarme pero tiene una hija que tuvo un niño y se fue a cuidarla

 Como en mis tiempos las parturientas se cuidaban cuarenta días, me dije a mi misma bueno voy a estar aquí más de un mes.

Empecé a lavar los trastes y la señora viendo a ver como los lavaba, le dije

- ¿Usted es la mamá de cheli verdad?

- Si, ¿la conoces?

 -Ella fue mi compañera en el colegio

- ¿ por qué ya no seguiste estudiando?

- Por que mi mamá ya no tuvo para pagar,

-Qué lastima,  yo tengo cuatro hijos dos hombres y dos mujeres.

 -Yo nada más conozco  tres, a las mujeres y al niño.

- A bueno es que tú no conoces a Agustín, el más grande,  está estudiando en el seminario

Pasajes de mi infanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora