Parte /49/La boda

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Cuando una muchacha estaba pedida para casarse adquiere toda la responsabilidad de llevar una casa, la mamá le dejaba todas las responsabilidades, ella tenía que hacer todas las labores de la casa, que disque para que se hiciera mujer, porque si la dama salía floja el marido tenía todo el derecho de regresarla a la casa de los padres.

-Aquí le traigo a su hija de vuelta

-¿Pero por qué?

-Por huevona, ya que la enseñe a ser mujer, me la regresa (ejemplo de diálogo).

La hija tenía que arreglar la casa, hacer la comida, lavar, planchar y remendar, ya no podía ir a eventos públicos con sus amigas porque ya estaba pedida.

Después de bordar cómo mil servilletas, y su ajuar de novia llego el día de la boda de Teresa la hija de don Agapito, ese día se levantó muy temprano pues la boda fue a las ocho de la mañana.

De su casa salió como a las 7 de la mañana porque vivíamos muy lejos de la iglesia, me apunto porque que creen que me iba a quedar claro que no, yo era de las primeras que ya estaba lista a que saliera la novia para irnos atrás de ella. Salió la muchacha con su vestido blanco, de tela corrientita pero ella iba feliz iban sus papás, sus hermanos y todos los vecinos.

Bueno agarramos camino hacia la iglesia caminado obviamente la muchacha llevaba sus zapatos blancos de tacón, que cuando llegamos a la iglesia llego con los tacones bien pelados, lo bueno que con el vestido largo no se le veían, ya la estaba esperando el novio.

Empezó la misa el casamiento y ya salieron los novios casaditos les aventamos arroz y nos fuimos a la casa del novio.

Era una casa chiquita y nos pasaron al corral ya estaba bien barridito y regadito y con muchas sillas alrededor del corral, ya estábamos impacientes a ver que nos iban a dar de comer.

Nos sentamos en una silla y dos señoras pasaron una con una charola con jarros de chocolate bien espumoso yo creo que adrede para darnos poquito porque era más espuma que chocolate, la otra mujer con una canasta de pan, nos daban un jarro de chocolate y una pieza de pan.

Que creen nada más eso nos dieron, ya que nos tomamos el chocolate que fue como en dos segundos y nos comimos el pan, creyendo que nos iban a dar más, ni siquiera no lo saboreamos, salió la muchacha sin el vestido de novia traía un vestido floreado con olancitos un vestido típico de una muchacha de pueblo pobre, y luego salió el novio con su mismo atuendo y nos dijeron

-Muchas gracias por acompañarnos, ya nos vamos de luna de miel a Guadalajara.

Mi hermana Luz y yo nos vimos y dijimos

-¡Qué¡ esto fue todo híjole ni la levantada tan temprano

- Las personas mayores empezaron a aplaudir y mi mamá nos hizo la seña para que aplaudiéramos también, se fueron y ya nos fuimos a la casa con más hambre de la que llegamos pues con el chocolate nada más nos la removió y cuando íbamos a la casa la íbamos criticando por lo poquito que habían dado de comer y decíamos

-Si hubiera sabido ni me hubiera levantado tan temprano.

De repente que siento un guantadon en la espalda era mi mamá nos dijo

-Malagradecidas ellos no tenían necesidad de habernos convidados no ven que es gente pobre van a ver cómo les va a ir cuando lleguemos a la casa.

-Afortunadamente la iglesia quedaba lejos de la casa, cuando llegamos a mi mamá se le olvido que se la debíamos.

Y rápidamente que nos dio de almorzar como Dios manda o como nosotros estábamos acostumbradas a almorzar frijoles, guisados aguaditos con unos chiles verdes dorados en la manteca y unas tortillas en pedacitos fritas, también un jarrote con café y tortillas a mano recién hechecitas, y le dije a mi hermana de quedito

- Esto estuvo mejor que desayuno de la novia, y que nos dice mi mamá

ya las estoy oyendo...silencio total ja, ja, ja.


Pasajes de mi infanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora