ONE-SHOTS KATSUDEKU

¡Fóllame, cobarde!

OS Dekukatsudeku

Todo inició desde que se conocieron en preescolar, cuando sus madres les soltaron las manitas para que corrieran hacia la que sería su primera escuela.

Bueno, desde que Katsuki arrastró al niño peliverde y llorón que no quería soltar a su madre, para que entraran juntos hasta su salón de clases.

Desde ese entonces, Izuku nunca vio a nadie más, solo a Katsuki; el rubio de ojos rubí que se convirtió en su primer y mejor amigo.

El pecoso siempre estuvo enamorado del gruñón rubio que conoció desde de la infancia; incluso en secundaria cuando las hormonas les hicieron estragos y los convirtieron en dos adolescentes llenos de inseguridades y emociones difíciles de controlar.

Ambos guardan secretos vergonzosos de esa época, que incluso, después de tres años de casados aún no se confiezan; el pecoso de 27 años nunca le ha contado a su esposo de las misteriosas desapariciones de los pepinos que compraba su pobre madre, así como Katsuki, tampoco le ha contado de los miles de sueños húmedos y las visitas de manuela cada noche pensando en su pecoso trasero.

Pequeñas vivencias propias de esa etapa en la que estuvieron separados por su inmadurez.

Pero ahora están bien. Hace tantos años que se conocen, así que uno que otro secretito no les hará mal, en pro de su dignidad.

Izuku como declaró en su boda, lo ama con toda su alma, y es así como se ha dedicado completamente a hacer feliz a su esposo. Katsuki, desde ese momento y mucho antes, juró protegerlo y hacerlo inmensamente feliz. Ambos han cumplido sus promesas y finalmente se encuentran en un punto de sus vidas en que la rutina es cómoda y bienvenida.

Aún no tienen planes de adoptar, prometieron disfrutar de su etapa de "luna de miel" un tanto extendida, así que todo está bien, así como están.

Izuku es feliz siendo el muerdealmohadas de la relación, las atenciones de su esposo previas al sexo son las mejores, así como los mimos después de una o dos sesiones de actividad conyugal son su parte favorita. Dormir entre los musculosos brazos de su amado rubio, disfrutando de su calidez y la firmeza de sus pectorales hace que cualquier día duro en su trabajo de medio tiempo, valga la pena.

Juntos mantienen el hogar, comparten cuentas y sus quehaceres, así que la vida es agradable, tan cómoda y apasible como su vecindario, donde son la única pareja del mismo sexo, pero que gracias a la buena voluntad de sus vecinos no son para nada juzgados o criticados. Katsuki incluso es conocido como el mejor cocinero del lugar y él como un buen jardinero gracias al hermoso jardín frontal de su propiedad, que se ha esmerado en cuidar.

Izuku suspira feliz al llegar a su casa, donde siempre hay algo delicioso que comer y Katsuki lo recibe con besos. Cuando es el rubio quien llega tarde a casa por él trabajo, él lo espera con un cálido baño listo y un buen té para compartir, a veces incluso se aventura a hornear galletas o una tarta, pues la repostería es su mejor habilidad culinaria.

Así que la vida le parecía perfecta... hasta que ocurrió.

Fue en la noche de tercer aniversario. Todo iba bien, tenían vino y chocolates con picante y licor. Ambos disfrutaban de las luces de su terraza, abrazados en un cómodo sillón para exteriores que acondicionaron con cojines y cobijas, viendo las estrellas y repartiéndose caricias.

Cuando la temperatura del exterior bajó y la interna subió, ambos caminaron a tropezones y besos para su recámara, donde Izuku le mostraría su conjunto de lencería nuevo a su querido esposo, este lo alabaría y terminarían teniendo el mejor sexo de sus vidas... o eso pensó, hasta que Katsuki lo dijo:

-Fóllame Izuku.

-¿Qué?

-Vamos nerd, quiero regalarte una noche diferente, dejaré que me folles, así que no seas un cobarde.