Eternidad

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En lo alto de un rascacielos en la ciudad de Tokio, el viento gélido de invierno mecía sus cabellos verdes mientras sus lágrimas caían como cristales transparentes que eran llevados al suelo por la gravedad.

Una a una las blancas plumas de sus alas comenzaban a desprenderse. Volando libres antes de prender en llamas y convertirse en cenizas.

Lo sabía, se estaba convirtiendo en un caído.

Izuku dejaría de ser un ángel y sería enviado a los bajos dominios de Lucifer. Todo en lo que había creído y por lo e había luchado por ascender en el estatus celestial se estaba quemando en ese instante.

Es que simplemente no pudo evitarlo.

Fueron sus bellos ojos rojos y su sonrisa conspiradora y seductora lo que lo hicieron sentir lo único que un ángel no debía: amor por un enemigo.

Su curiosidad innata e inexperiencia en el mundo humano lo hicieron presa fácil de sus garras.

Sin embargo, Kacchan nunca lo atacó. Mientras competían por encaminar a las almas hacia sus respectivos dominios, cielo e infierno, los días se llenaron de conversaciones y caminatas en los tejados.

Los días pasaron y se volvieron meses, luego en años... Décadas y siglos.

El tiempo te es indiferente cuando eres un ser inmortal. Pero Izuku no quiso serlo ante la posibilidad de perder la emoción que Katsuki Bakugo, demonio de primer rango, le trajo a su eternidad.

El mundo humano y las dinámicas del cielo y la tierra era más de lo que las doctrinas celestiales les había enseñado.

Ellos nunca dijeron que los ángeles y los demonios alguna vez fueron humanos, que buenos o malos, habían trascendido a otro plano existencial. Menos, que lo único que conservaban de esa vida, era el corazón.

Mismo que latía con fuerza, lleno de temor y amor.

Sus manos estaban frías, por primera vez en siglos, Izuku sentía el clima a su alrededor, señal de que sus poderes divinos lo estaban abandonando.

—Lo siento Dios... — gimió con fuerza apretando los dientes.

—Kacchan, tengo miedo...

Abrazó sus rodillas ocultando su rostro y amordazando sus gritos y sollozos; dolía.

Perder sus alas y aureola dolía demasiado.

Una mano cálida comenzó a acariciarle la espalda, evitando las zona heridas y sangrantes donde habían estado sus alas llenas de pulcras plumas blancas.

—Respira Zuzu, estoy contigo—

Katsuki sabía que era doloroso, Izuku estaba siendo castigado y abandonado por el de arriba, solo por permitirse sentir algo por él.

Pero es que simplemente no pudo evitar acercarse al bonito ángel despistado y amable que conoció en una tarde de verano.

Izuku no recordaba, pero él sí. Como parte de los demonios de mayor rango en el infierno, Lucifer los premiaba con sus memorias. Dándoles acceso a recordar su vida como humanos.

Izuku era su esposo, su alma gemela, bondadoso y amable. Él fue un tonto que sin mejores oportunidades se entregó a la vida fácil, como narcotraficante cometió muchas atrocidades, mismas que lo llevaron a ser lo que ahora es... Izuku murió defendiendo a los inocentes que él trató de lastimar, pues de enteró de su trabajo.

Un trágico final para dos amantes... Que de nuevo se han vuelto a encontrar.

No quizo hacerlo descender, buscó mil formas de subir, para reparar sus errores como humano. Sin embargo, no hubieron opciones. Nunca un demonio pudo convertirse en ángel... Pero los ángeles sí pueden caer.

Con mucha más facilidad de la que al cielo le gusta aceptar.

El único error de Izuku Midoriya, como ángel y como humano, siempre ha fue amarlo a él. Pero esta vez, aunque sea en el infierno, Katsuki Bakugo hará feliz a su amado esposo.

El crujir de sus omóplatos y columna vertebral le hicieron gritar de dolor, el demonio rubio lo abrazo y contuvo en su pecho. La peor parte es la transformación, pues su columna se alarga para dar origen a la cola delgada y larga que se extiende desde sus vertebras sacras. De la piel cercenada de su espalda salen lentamente las lustrosas alas negras y de su cráneo, rompiendo su cuero cabelludo salen los cuernos que coronan su cambio.

Izuku es un demonio ahora.

Al brillo neón de las miles de luces de esa llamativa ciudad; Izuku se ve hermoso, como demonio igual a como lo fue de ángel y humano.

Inconsciente rendido ante el cansancio y el trauma de perder su divinidad al descender: Izuku Midoriya es llevado en brazos por Katsuki, quien evitando las corrientes de aire cambiantes planea extendiendo sus enormes alas negras.

Desde lo alto, Toshinori Yagi, arcángel mano derecha de Dios, deja caer lágrimas de tristeza al ver a su discípulo ser llevado al territorio de Enji Todoroki, guardián supremo del infierno, designado por el mismo Lucifer para evitar el ingreso de los ángeles a sus dominios.

Él quiso que Izuku fuera su sucesor, pero el destino lo llevó al otro lado de la balanza. Resignado regresó al estrato superior del  cielo para informar que el ángel Izuku Midoriya se acaba de transformar en un caído.

Mientras Katsuki Bakugo, feliz lleva a su amado pecoso a su nuevo hogar; el infierno.

—Por fin estaremos juntos Zuzu, por toda la eternidad.

Fin.

ONE-SHOTS KATSUDEKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora