sacudon de celos

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Michelle Neynet

Cuando abordamos el tren son las nueve de la mañana y estoy despierta desde las siete, por lo que me siento exhausta, odio despertar temprano. Cuando llegamos al vagón me desplomo en uno de los asientos, me quedo dormida en segundos. Antes de eso dejé la maleta, que encontré en una de las habitaciones de la casa de Sirius, en el estante de arriba.

—Mich —chista Ginny despertándome, y me remuevo en el lugar.

—¿Ya llegamos? —pregunto abriendo mis ojos, la luz me molesta por un rato y parpadeo varias veces.

—No. Necesito que me acompañes al baño, por fa —sus ojos me lanzan una mirada.

—Ya te dije que puedo ayudarte yo —la voz de su esposo es insistente.

—Esta bien —contesto suave y algo adormilada.

Salgo detrás de Ginny, caminamos por el pasillo en dirección al bar del tren que está en el centro. El lugar es cálido y hay un aroma de almizcle que lo inunda.

—Cuéntame lo que pasó —exige la pelirroja antes que tome asiento frente a ella.

Suspiro. Mis hombros caen recordando el fracaso que me acompaña desde la noche de ayer. Luego fijo mis ojos en ella, frunzo los labios al igual que mi ceño.

—Ya quiero asesinarlo —confiesa en un susurro.

No rio, no me hace sentir bien pensar en lo que pasó ayer con Sirius. Después de todo eso, es como si me hubiera dejado un nudo en la garganta, pero al estar sentada aquí con Ginny y a punto de desahogarme, me hace sentir un poco mejor.

—Ayer, después de que me buscara del trabajo nos besamos, fue mejor de lo que podía imaginar... Tan perfecto y nuestro —inconscientemente muerdo el interior de mi mejilla para tratar de no sonreír. Luego se desvanece cuando sigo hablando— Pero, cuando nos separamos, dijo que no debía volver a repetirse ¿Puedes imaginar lo que fue para mí, en ese momento ensordecedor, escuchar sus palabras?

—Eso es un cliché —comenta.

—Lo sé. —pensar en todo lo que pude haber contestado me hace enojar conmigo. — Pero realmente me dolió. No pude decirle nada... Solo que arruinó mi primer beso.

Escucho un jadeo, miro a Ginny y tiene los ojos muy abiertos, me observa como si no pudiera creer lo que le digo. — Oh mierda. No sabía que era tan así... —habla en voz baja.

—Si bueno, son las consecuencias de haber tenido a gente sobreprotegiéndome... Y haberme atado a Sirius... —me encojo de hombros. Qué más da a este punto. En este preciso momento pienso que la analogía de sentirse en un limbo me viene justa, porque no tengo la más mínima idea de como llevar esta situación. Ojalá pudiera tener un ataque de impulsividad, así, al menos haría algo.

Ginny me levanta una ceja posando sus ojos fijos en mi— Él no tiene que saber eso.

Sospecho que se le acaba de ocurrir una idea, porque empieza a sonreír de una manera rara, macabra diría. — ¿Qué?

—Bueno... Tu misión estas vacaciones es disfrutar, por lo tanto, va a ser a lo grande. —acentúas sus palabras— Demuéstrale que si no es con él... Puede ser con otro —frunzo el ceño, pero me distrae cuando la veo fijarse en algo detrás de mi hombro. Por lo que sigo su mirada, y encuentro a Sirius rodeado de dos mujeres que parecen tener alrededor de su misma edad, con escotes enormes. Una rubia y la otra castaña.

Al principio me impacto por verlos, no me fijo en que él parece incómodo, no puedo apartar la mirada de la rubia que parece intentar que Sirius mire el inicio de sus tetas como si esos fueran sus ojos. Luego siento mi estómago revolverse cuando la castaña pone su mano en él, me dan muchas ganas de vomitar presenciar esto, algo dentro de mí se empieza a quebrar.

—Que repugnante —susurra Ginny sobre mi hombro.

Asiento sin poder decir nada aún.

Siento que las lágrimas están a punto de caer, entonces giro la cabeza deteniéndome en Ginny que los observa con repugnancia y desvaloración. Trago grueso mientras reprimo este sentimiento de vacío.

—Mira —sus ojos se conectan con los míos y se inclina hacia adelante para susurrar. — Vas a tener a una variedad enorme a quien elegir. Te sugiero que sea alguien similar a él para que se compare, y que sea como su crucigrama del verano. Veamos a ver si cae en la conclusión que espero...

—¿Y cuál es?

—Queremos que te valore, entonces vamos a tener que darle un empujoncito —sus dedos encima de la mesa del bar hacen el movimiento de una patada.

—Es una buena idea, pero ni siquiera tengo fuerzas para hacer eso —dejo caer mis hombros.

Mierda, me siento inútil.

—Yo creo que las vas a encontrar —afirma asintiendo hacia atrás, donde Sirius sigue con las dos mujeres.

—Es un hijo de puta —suelto, con la sangre hirviéndome en el cuerpo. Por alguna razón volver a mirar me hace arder, trago saliva observándolos, Sirius no hace lo más mínimo para alejarse de ellas, no lo entiendo ¿Quiere algo con una de esas señoras?

En ese momento sus ojos se encuentran con los míos, mi pecho se agita, hacía largo rato no sentía su mirada penetrando en mí, provoca escalofríos por todo mi cuerpo. Quiero apartar la mirada, pero algo me lo impide. Odio ver como otras mujeres le coquetean como si yo no existiera, como si lo que siento no valiera nada.

—Totalmente —concuerda Ginny.

Me levanto. Decidida a hacer que esas señoras se alejen de él. Camino con tranquilidad, simulando que casualmente paso por ahí. ¿Buscaba un impulso? Ya lo encontré.

—¿Te vas a quedar mucho? —escucho que la mujer de escote en corte "V" y rubia, le pregunta.

Me detengo ante los tres, sonrió como si esto no me afectara, como si no sintiera que me estoy asfixiando, como si mi cuerpo no tuviera temblores de miedo— Solo unos días, el señor tiene que volver a cuidar a sus siete hijos.

Las mujeres se alejan un poco, conmocionadas mirando a Sirius.

—Que irresponsable, de viaje y dejando a sus hijos —murmura la señora de cabello castaño, ella tira del brazo de la otra mujer para alejarse por donde vine.

—No hacía falta mentir, ya me estaba deshaciendo de ellas. —la voz de Sirius es fría, como si le molestara darme explicaciones.

Pues que no se gaste en hacerlo.

—¿Qué ibas a decirles? Disculpen, estoy siendo un idiota con la chica a la que realmente le intereso, por ahora no. —intenté fingir una voz más grave. No sabía si lo que decía tenía alguna coherencia, pero necesitaba expulsarlo en su cara. — Aunque quizás no debas deshacerte de ellas, tienen tu edad, parece ¿Eso no era lo que querías? —dejo que la pregunta vuele entre ambos, realmente decir eso me hizo arder la garganta, pero debía soltarlo.

—Puede que creas que lo hago por solo nuestra diferencia de edad, o porque no me gustas, o porque soy un idiota, pero lo hago por ti más que nada, me preocupa lo que sientas —sus ojos se mueven inquietos en mí.

Inspiro hondo tratando de calmarme, no quiero empezar a gritar aquí. — Si te preocupara lo que siento, si realmente lo hiciera, no estaríamos teniendo esta conversación, solo iríamos a un lugar solos y no hablaríamos...

—Michelle. —me giro y veo a Ginny agitada y con el ceño fruncido sosteniéndose de la pared.

—Oh, perdón.

Me acerco hasta ella y hago que nuestros brazos se entrelacen, ella controla el paso al que regresamos a nuestro vagón, dejando a Sirius mudo en su lugar.

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora