voy a besarte

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Sirius Black

Mientras tiro de su brazo, trato de no ser tan brusco, pero el que haya besado la comisura de mis labios, su aliento rozando mi piel debilitó cada musculo de mi cuerpo, y el roce del final endureció mi miembro. Estaba caminando con una jodida erección entre las piernas, apreté los dientes mientras la fricción lograba que el calor subiera hasta mi cuello.

—Deja de caminar tan rápido —sacude su mano, pero entrelaza sus dedos con los míos intentando hacerme parar.

—Voy a una velocidad regulada.

—Para ti. Me estas llevando corriendo.

Reduzco la velocidad, porque quizás si estoy caminando muy rápido para ella. Giro la cabeza y escaneo su rostro. En la calle hay algunas farolas iluminando, me deja ver cada detalle de ella a la perfección.

Mirar sus ojos dilatados remueve algo en mi interior, una parte que se siente incontenta con respecto a que no la empujé contra la pared del bar y la jodí ahí mismo. También pienso en que hay una posibilidad de que Michelle no se hubiera negado, eso me hierve por dentro, es la lujuria calentándose lento.

—¿Por qué hiciste lo del bar? —la pregunta se escapa de mis labios.

—¿Hablas de que te saludé con un beso? Es amabilidad... —se posiciona a mi lado, mirando al frente, aun con nuestras manos unidas.

—No me refiero a eso —niego. No puedo apartar mis ojos de ella, me siento encadenado, sin poder apartar esta conexión.

—¿Entonces a qué? —se encoje de hombros y me devuelve la mirada.

Por un rato nos quedamos en silencio. No se que contestarle, ¿Y si fueron ilusiones mías? A este punto de mi vida, creo que ya no se que es real y que imagino.

La escucho suspirar— ¿Dices cuándo rocé tus labios con los míos? ¿O antes, cuándo besé la comisura de tu labio? —miro su boca, se ven de un color rosa más intenso, y que este mordiendo su labio me desconcentra.

—Pareces...

Parece una chica mimada y malcriada a la qué le están negando algo que quiere.

—¿Qué parezco?

—¿Por qué te comportas así? —pregunto, no quería decir lo que acababa de venir a mi cabeza.

—¿Así cómo? Necesito que seas más claro —acentúa sus palabras que tienen una doble intención.

—Así... Vengo a buscarte, te hago el desayuno, te ayudo con la ropa cuando no estas, te acompaño si me lo pides... ¿Y quieres más?

Nos detenemos en la acera. Se pará frente a mi con postura firme antes de soltar mi mano, perder el contacto se siente frío. — Si. Quiero más. Te quiero a ti. —su voz susurrando esas palabras llenas de necesidad me están opacando los pensamientos decentes.

Se ve preciosa bajo la luz.

—No. —contesto por fin, encontrando mi voz— Solo te gusto por la imagen que has creado en tu cabeza de mi.

Veo que su expresión se rompe, decepcionada, quizás. Solo niega con la cabeza.

—No soy buena imaginando. No creo que como me haces sentir esté en mi cabeza. Se que es real, tanto que haces acelerar mi corazón. Haces que cada parte de mi cuerpo este caliente y ni siquiera entiendo por qué.

Parpadeo una y otra vez, como si eso sirviera para aclarar mi mente. Ella acaba de decirlo, dijo que le atraigo, con palabras más bonitas y refinadas, pero lo dijo. Solo me gustaría poder expresarme de esa manera, decirle cuan especial es para mi.

Aun qué la última parte de lo que dijo retumba en mi cabeza más que las otras, me confunde ¿Ella no entiende lo que está sintiendo?

Debería decir algo.

—Me pones jodidamente duro —mi voz sale grave.

Sus ojos se ensanchan, y creo que acabo de arruinar el momento por completo. Hasta que su mano se alza, me sujeta del cabello y empuja mi cabeza hasta quedar su rostro y el mío a centímetros.

Por segunda vez en la noche siento mi corazón bombear con fuerza e inspiro su aroma.

—Voy a besarte —me explica.

Asiento, embobado sin poder apartar los ojos de los suyos.

Mi cuerpo está demasiado relajado comparado con mi cerebro, en el cual todo se siente nublado y agitado.

En el momento en que sus labios se chocan con los míos, estiro mis manos atrapándola, mi nariz roza por momentos su mejilla suave. Su mano aprieta mi cabeza, me empuja hacia abajo contra sus labios, intenta fusionarnos. Está desesperada y me gusta, porque me siento igual.

Gimo sobre sus labios cuando pega su pecho al mío, aprieto mis brazos a su alrededor, acercándola lo mejor posible.

No nos separamos, ni abrimos la boca, solo disfrutamos de este sentimiento.

Estoy besando a Michelle.

Y no se siente nada mal, es todo lo contrario, me hace olvidar que existe algo más en el mundo, solo somos nosotros dos.

Un viento fuerte pasa detrás de mi, es como brisa rápida que me hace caminar hacia adelante.

En ese momento ella se separa de mi, arrancándome de un sueño gratificante.

—¡No estorben en la vía pública!

Observo a Michelle girar la cabeza conmocionada, pero no puedo apartar los ojos de ella, sus labios están hinchados y de un color más intenso, toma respiraciones profundas, intentando recuperar el aire.

:🦆
apa la papa, na, muy bonitas las palabras de Mich👏

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora