el hombre que abrio los ojos

886 85 17
                                    

Sirius Black

En el momento que salgo del baño, vestido con un pantalón deportivo negro y una camisa azul oscura de mangas cortas, me siento muy descubierto. Siento los ojos de Michelle recorrerme, no me detengo a verla. Solo cuando dejo la maleta a un lado en la habitación soy capaz de poner mis ojos en ella. En los minutos que tardé, ella se había cambiado de ropa.

-Harry dijo que podríamos ir a la playa un rato -trago mientras ella habla. Mi cerebro usa cada parte para asimilar la imagen que contemplo, Michelle está recostada con las piernas flexionadas y los pies en la cama, lleva una remera gris grande que le cubre parte de los muslos, pero veo un destello de tela azul, no estoy seguro si es su ropa interior o un pantalón muy pequeño. - Yo iré -dice, sus piernas se mueven, llamando mi atención.

Mientras recorro su cuerpo con mi mirada depravada, olvido la pesadez que sentía en mi estomago cuando salí del baño. Solo soy capaz de babear por ella, como un niño que acaba de descubrir su sabor favorito, saboreo la manera en que su cabello se mueve, y me imagino el sabor que tendrá su piel.

Contemplo su piel, el como reluce, es iluminada por el sol al entrar por la ventana que está frente a mí. Noto que tiene suaves líneas en su pierna, que son casi unos tonos más claros que su piel. Mientras más tiempo paso mirándola con esa intensidad, más me sudan las manos, el sentimiento de que su mirada esta sobre mi es insistente, y mi pene no deja de crecer a cada segundo que pasa, no estoy seguro si ella nota lo último, pero meto las manos en mis bolsillos por si acaso.

Mis ojos hacen un camino minucioso hasta llegar a los suyos, deteniéndome por segundos en los montículos que forman sus pechos, por segundos viene una imagen intrusiva a mi cabeza, que me implora tirarme encima de ella y rasgar su remera para descubrir lo que esconde. Lo que esconde de mí. Me hace entrar en calor.

-¿Y qué dices? ¿Vienes? -su voz me distrae y mis ojos se fijan en como se moja los labios.

-Claro -miento después de carraspear. - Voy a bajar a por algo y vuelvo -e intento apartar con todas mis fuerzas los ojos de Michelle, cuando detecto que sus muslos se mueven y la tela gris se levanta, quito la mirada. Me quedaría, realmente quería hacerlo, al menos la parte de mí que siente una atracción insana por ella ¿pero realmente quiero privarla de una vida mejor? ¿De alguien que...?

No. Nadie podría quererla como lo hago yo. Ningún ser humano la conocerá hasta lo más profundo como planeo hacerlo yo.

-¿Qué vas a buscar? -su voz sube en cuanto más me acerco a la puerta.

-Ya vuelvo -digo, y camino rápido hasta la puerta, la cierro detrás de mí y bajo las escaleras.

Creo que podría ir... y estar un rato en la playa, soportar el sol dándome en el cuerpo y quemando mi piel, e incluso a la gente observando y siendo ruidosa. Bajo la escalera con pisadas fuertes mientras pienso. Aunque creo que sería demasiado, no me siento preparado, pero vine aquí por ella ¿puedo hacer eso por ella?

Ni siquiera lo se. Sacudo las manos intentando que el sudor se seque.

Voy acelerando el bajar de las escaleras, cuando llego a la planta baja mis ojos buscan un lugar, pero termino acercándome a la mesa del recepcionista- Chico, ¿hay un bar en el hotel o por aquí cerca?

Sus ojos se levantan de la computadora y me escanea, su mirada es altiva- Tenemos uno dentro del hotel, señor -responde amable- Esta cruzando el pasillo de la izquierda, va a ver una única puerta roja y ahí puede encontrarlo.

Consumido por la necesidad de una bebida fuerte que me queme la garganta, camino hacia donde me indicó sin detenerme a agradecer. Si realmente me planteo ir, tendré que adormecer mi cuerpo y mente, al menos un poco. Esperaba no recurrir a esto, hacía demasiado tiempo que no probaba alcohol, ya que es el claro enemigo del ejercicio, no quiero romper con la rutina, bastante bien voy. Pero me permito esto, solo hoy, solo unas cuantas copas.

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora