pedir perdón

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Sirius Black

Pensar en que Harry sepa sobre lo que siento por Michelle está matándome.

Al terminar la cena dije que iría a acostarme en cinco minutos, pero bajé al bar hace como dos horas y no tengo intenciones de volver a esa habitación. Al menos no hasta que mi mente se agote por completo. Pedí un wiski muggle, pero es agua comparado con el de fuego. Observo la bebida desde mi asiento morado. Me aleje un poco de la barra para no tener que interactuar con personas.

Siento una tormenta, con remolinos en mi interior. No creo que Harry me tome en serio si le confieso mis sentimientos por Mich, y no creo que sea así porque nunca fui sincero con él, creo que desconfía de cada palabra que le digo y eso me hace enojar conmigo mismo por todo lo que hice mal con él. Por mi comportamiento de amigo en vez de adulto responsable con Harry. Es la única familia que me queda... No puedo seguir arruinándolo.

A mi mente vienen flashbacks de la guerra, mucha muerte, mucho llanto, me torturan. Me duelen las piernas y siento la piel del rostro a fuego vivo. Respiro con irregularidad mientras mis ojos siguen en el vaso de wiski. Tengo que volver justo a Mich. Urgente.

La necesidad es cruda, la siento en mis brazos. Quiero volver a verla y saber que sigo aquí, que no soy inexistente, que puedo sentir con ella, sentirme vivo. Me levanto lento, me asusta desmayarme o sufrir una crisis ahora, necesito volver a mi lugar seguro.

Camino conteniendo las ganas de correr, con la cabeza inclinada hacia abajo, en dirección a las escaleras porque no soporto el maldito y lento ascensor. Por cada escalón que subo susurro su nombre. —Mich... Mich... Mich...

Está oscuro, y me molesta encontrar tanta luz cuando por fin llego al pasillo donde está nuestra habitación. Aunque respiro con regularidad y ya no me siento tan enfermo, sigo caminando con decisión, una mujer que pasa junto a mí se me queda viendo, pero no le presto mucha atención. Abro la puerta de nuestra habitación y el cosquilleo se me expande por todo el cuerpo. — ¿Por qué está la puerta abierta? —pregunto en voz estridente, el sentimiento que me sofocaba se dispersa un poco.

Michelle se deja ver, me vuelvo a distraer al ver lo que lleva puesto. — ¿Esa remera es mía? —apunto con un dedo su cuerpo. Ese pedazo de tela vieja y desgastado le queda jodidamente bien, me pone nervioso que la tenga puesta como si fuera mi mujer, como si Michelle me perteneciera.

—Si, espero que no te importe, olvidé mi pijama. —sus manos alisan la prenda, la punta de sus pezones son más visibles cuando hace eso. Estoy muriendo por dentro pensando en que esa remera que me pongo para dormir y ha tocado mi pecho, está tocando su piel descubierta. — Además, nunca me dijiste que te gusta Pink Floyd.

—¿Que me gusta qué? —quito mi atención de su cuerpo para centrarme en su rostro.

Michelle señala el logo que la remera tiene estampado. — ¿Tienes una remera de una banda musical sin saber cuál es?

—¿Eso es una banda musical?

—Sirius, cuando volvamos vamos a tener una charla muy larga sobre cantantes y bandas musicales. —me mira directo a los ojos, como queriendo amenazarme.

—Volviendo a lo que decía... —negué con la cabeza para intentar despejar las ideas. — ¿Por qué la puerta no tiene llave? Acabo de entrar sin hacer el mínimo esfuerzo...

—Olvidé cerrar... qué más da. —se gira y se aleja de mí, volviendo al cuarto.

Busco la llave y la encuentro sobre la mesa del comedor, cierro la puerta y luego dejo el llavero donde lo encontré. Camino en dirección a Mich, está acostada en la cama, sus piernas están extendidas sin dejarme ver más.

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora