en el trabajo

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Michelle Neynet

¿Se puede saber cuánto le atraes a alguien? Eso me pregunto cada vez que mi mente está en una nebulosa de distracción constante, no puedo hilar pensamientos y seguir algo lineal. Pero por alguna razón, pensar en Sirius no se siente así.

Mis ojos van hacia todos lados y no me enfoco en nada en especial, porque las luces me ciegan, rojo, azul, blanco, las odio. No hay mucha gente comprando bebidas, la mayoría están en la pista bailando, por lo que no hay mucho que hacer por ahora.

—¿Cuánto falta para que termine? —grito tratando de que mi compañera, Andrea, me escuche.

—Creo que tres horas.

Asiento y vuelvo a mirar al grupo de jóvenes que entro hace menos de una hora, parecían muy alegres, de los siete que eran, todos hombres, tres miraban hacia la barra constantemente, era como si estuvieran analizando algo y reían.

Un hombre de barba salió del baño captando mi atención, se sacudió las manos y sujetó su cinturón mientras miraba el alrededor del lugar. Su cabello estaba mal cortado, y tenía un aspecto similar a Sirius, pero no es para nada lo mismo.

La música hace que mi corazón baile al mismo ritmo, aunque mi cuerpo no se siente bien como para bailar. Estar del otro lado de la diversión es aburrido, ver como disfrutan y ríen, bailan, me hace sentir que estoy perdiendo tiempo.

—¿No crees que miran demasiado? —la voz de Andrea es aguda sobre mi oreja.

Mis ojos vuelven al grupo de tres que siguen dando miradas cortas hacia aquí.

—Si... ¿Qué querrán?

—Nunca se sabe viniendo de un hombre. —observo que se sujeta el pelo en una cola, dejando dos mechones sueltos que medio cubren su frente. Andrea es muy linda, tiene una piel muy blanca, casi albina diría, pero su cabello rojo intenso me confunde, claro está ese no es su color natural. También es muy buena, cada vez que necesito que me cubran sé que se lo puedo pedir a ella.

Antes de entrar hablé con la jefa y me pedí la semana siguiente, ese fue el tiempo que me dijo Ginny que estaríamos fuera. La dueña es estricta con respecto a la asistencia, pero pude convencerla, creo que hay una parte de ella que es muy maternal conmigo.

Ginny también me explicó como sería todo. Primero nos encontraríamos en la estación de tren, me dijo que ya nos había comprado nuestros boletos, el viaje duraría al menos doce horas, luego bajaríamos en no recuerdo que ciudad y de ahí, creo que vamos a alquilar un auto o pagar un taxi para que nos lleve al hotel. Cuando dijo que iríamos a un hotel me emocioné mucho, por alguna razón nos imaginé acampando, pero no fue así por las condiciones particulares de Ginny. Espero que estar en un hotel se sienta tan bien como suena.

Algo que también estaría bien seria compartir habitación con Sirius. Ginny no me dijo como va a ser eso, y no pude sonsacarle nada por cartas, es más difícil debido al medio.

—Se están acercando —Andrea me sujeta del brazo arrancándome de mis pensamientos.

Levanto la mirada y veo al grupo completo acercarse, caminan como si fueran dueños del lugar, eso se ve realmente mal si quieren conquistar a alguien.

—Buenas noches —uno de ellos habla, grita, mejor dicho— Una botella de vodka, nena.

Me detengo a observar la reacción de Andrea, que es a quien se lo pidió, pero ella solo se inclina hacia abajo para sacar una de las botellas. Eso me confunde, es asqueroso cuando se acerca un cliente y te trata de esa manera confianzuda— Debemos dártela porque de esto vivimos, pero no es para que uses esa manera de hablar con nosotras —me acerco para que me escuche a la perfección, acentuando cada palabra.

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora