¿playa?

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Sirius Black

Hoy por la mañana se me hizo un poco tarde, pensé que Michelle no iba a levantarse temprano ya que hoy trabaja, pero cuando la vi en la cocina de espaldas todo mi organismo se removió. Me recibe con un clásico abrazo, dejándome aspirar su aroma, hoy parece desprender una cantidad excesiva, incluso mi olfato se siente más sensible por eso.

—¿Qué? —miro a Michelle con la boca entreabierta, sorprendido por lo que acaba de decirme.

Ella clava sus ojos en mí, sé que se aprieta las manos en el regazo con nerviosismo, veo sus mejillas teñirse de rojo. — Ginny me dijo que vamos a ir a la playa —eso lo entendí, lo que me conmocionó es lo segundo— Y necesito un bikini al menos, no quiero que me lo compres tú, solo necesito que me acompañes porque ella no puede.

La observo con ojos intensos, creo que se siente abrumada por el impacto que esto genera en mi, incluso yo estoy sorprendido.

—Por favor, Sirius —suplica del otro lado de la mesa.

Me mantengo de postura firme, por momentos intento que su aroma no llegue a mis pulmones— Creo que tengo cosas que hacer... —bajé la cabeza a mi plato con solo las migajas.

—Vamooos... es solo un rato. Y tu también tienes que comprarte uno —insiste.

—¿Cómo sabes que no tengo uno ya?

La veo levantar una ceja en mi dirección, dedicándome una mirada de "no mientas."

—Hoy no puedo —digo con decisión, es lo que quiero aparentar. Me levanto para lavar lo que usé, voy al fregadero, dejo el plato y la taza. Pero cuando toco mi bolsillo no siento mi varita, entonces me giro para buscarla, pero tengo a Michelle frente a mí, ha centímetros, tiene mi varita en su mano y me mira con el ceño fruncido.

—Dame mi varita, por favor —la observo, sé que tomo una ducha ayer porque al día siguiente su cabello esta algo ondulado y brilla. Respira con irregularidad, le cuesta sostener mi mirada, al igual que a mí.

—Acompáñame a comprar un simple bikini...

—Ya te dije que no.

—Oh, vamos. Te juro que es rápido, a un par de cuadras hay una tienda que tiene conjuntos muy bonitos...

Inspiro, su aroma llega a mis pulmones tan rápido que me es imposible no absorberlo, pero aprieto el puente de mi nariz, queriendo que deje de afectarme tanto está nueva fragancia que se anexa a su aroma personal.

Va a terminar convenciéndome, lo sé, pero no tengo idea porqué me resisto. Negarle algo que quiere me hace sentir culpable, es un sentimiento que últimamente tengo muy sabido.

—Dame mi varita. No voy —usé mi tono más áspero y mezquino, y mantuve mis ojos en los suyos, lo cual fue una mala idea, porque lentamente se empezaron entristecer, y cuando la vi bajar los hombros fue el golpe.

Sirius... —pidió por última vez.

Dude mirándola, tenía las cejas arqueadas hacia abajo, los labios levemente separados, sus ojos estaban volviéndose vidriosos mientras más tiempo pasaba pensando.

—Bueno —me rendí apresurado, sin que se notara mi repentina preocupación— Pero va a ser rápido, tengo cosas que hacer —mentí.

Michelle saltó a abrazarme por el cuello. Antes de que hundiera su cara en mi pecho vi como cualquier rastro de tristeza se disipó. Envuelvo un brazo alrededor de su espalda y la aprieto, solo un poco sin que sea muy obvio, hacia mí.

Siento como me acaricia el pecho con su mejilla, y eso me hace poner nervioso, porque mi miembro palpita ante este acto sentimental para ella.

—Vas a poder comprarte una tu —cuando se aleja me mira con atención.

Me tenso, no creo querer mojarme, o si quiera estar en bañador frente a ella, no es que tenga exagerados músculos, pero algo se puede decir que sí.

—No sé si quiero —y procedo a caminar en dirección contraria.

—¿Cómo que no sabes? —contesta. Siento sus pasos acercarse. Mierda— ¿Vas a vernos divertirnos en el agua solamente?

A ti. A ti, sí.

Después de unos momentos me hace pensar que estoy mal de la cabeza al tener esos pensamientos impulsivos; en los que solo existe ella y mi incesante necesidad.

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora